lunes, 27 de febrero de 2012

Capítulo 4: Es hora de que todo quede atrás.

- Narra Tom:

Los minutos avanzaban. Nosotros aún abrazados, mirando la hermosa ciudad. Cada vez que la briza se hacia presente, nuestros cuerpos se unían más y más. Extrañaba tanto esto. Extrañaba tenerla cerca, sentirla. Recordé todos aquellos momentos que había vivido junto a ella. Como desearía que todo volviera al pasado, desearía tanto que lo nuestro nunca hubiese acabado. ¿Por qué?, no entiendo. ¿Qué hice mal? Acaso, ¿no merecía su amor? De lo que si estoy seguro es de que jamás desee tanto a una mujer. Ella es mi droga. Ganas no me faltan en estos momentos de besar sus labios, sentirlos míos nuevamente. Sentir que alguna vez me pertenecieron.
Jamás me había sentido tan triste. Perder a un amor es lo peor, sobretodo si sabías que era el amor de tu vida.
- Una estrella fugaz - dijo emocionada. Aún mantenía su lado infantil, algo que me encanta de ella.
Miré la estrella y pedí un deseo. Con todas mis fuerzas desee que mi deseo se cumpliera.
- ¿Pediste algún deseo? - me preguntó.
- Claro - respondí.
- ¿Qué pediste? - me miró.
- Si te digo, no se cumplirá - sonreí y la miré.
- Tienes razón - rió.
Nuevamente enfocamos nuestras miradas en la hermosa ciudad. A lo lejos se podía divisar la cantidad de parejas que iban y venían. Se veían tan felices.
- No te vayas nunca más por favor - le supliqué en un susurro.
Ella me miró, dejó de abrazarme y se soltó de mi agarre.
- Yo sé cuando me voy, ahora que cumplí la mayoría de edad soy libre de ir a donde yo quiera - me dijo ella algo seria.
- No quiero que te vayas, no puedo soportar la idea de que estés lejos de mí - No tenía temor de decir lo que sentía.
- Tom ¿a ti se te olvida que nosotros no somos nada? - me preguntó.
- Pero...
- No Tom - interrumpió - Ten en mente que lo nuestro acabó. Ten en mente el daño que me hiciste.
- Lo hice por ti.
- ¿Qué hiciste por mí? ¡Me engañaste! Y con Gabriela... Tu sabías lo que ella me hizo antes Tom - sus ojos se habían cristalizados.
- Lo sé, y no sabes cuanto lo lamento.
- El error ya lo cometiste, ya no tiene vuelta atrás.
- Sé que no tiene vuelta atrás, pero...
- ¿Pero qué? ¿Quieres volver a intentar conquistarme? ¿Quieres comenzar de nuevo con lo que antes tuvimos? ¿Eso es lo que quieres? - preguntó en un tono duro.
- Por ti soy capaz de todo.
- Oh claro - rió irónica - "Por ti soy capaz de todo"... No fuiste capaz siquiera de contenerte y esperar a que estuviera lista, pero no las ganas de tener sexo fueron más fuertes que el amor ¿verdad?
- No fue así (tu nombre), desearía tanto decirte como fue, pero no puedo.
- ¿Qué me quieres decir? Tom no me interesa cómo lo hiciste o qué hiciste con esa estúpida - Se paró delante de mí - Por más que intentes es inútil Tom.... Tú jamás vas a cambiar, siempre serás un mujeriego.
Siempre me decían y dicen lo mismo. Nunca me importó la opinión de las personas, pero esta vez fue la excepción. Las palabras duelen más que los golpes. ¿De verdad ella pensaba así de mí? ¿Así es como me veía? Como... como un mujeriego, que nunca podrá cambiar.
- (Tu nombre)... - no podía pronunciar palabras, mi garganta estaba apretada, conteniendo un enorme nudo.
- ¿Tom?... ¿Dónde estás?... - Preguntaba mi hermano desde adentro - ¿Qué haces... aquí? - Ya me había encontrado.
- Estaba hablando algo con (tu nombre). ¿Qué quieres? - le pregunté.
- Me quiero ir Tom.
Ya había visto a Bill pasado de copas, pero esta vez se excedió. Ni de pié podía mantenerse, se tambaleaba de un lado a otro. Creo que se me paso la mano al preparar los tragos.
- Pero Bill estoy ocupado, luego nos vamos.
- ¡Me quiero ir Tom! ¡Tengo sueño! - refunfuñaba enojado.
- Bill tiene razón, creo que deberían irse, ya no hay nada más que hablar - dijo ella recalcando ese "nada".
- No sabes nada (tu nombre)... Espero que algún día me entiendas, nuestra conversación quedará pendiente - le dije.
Tomé a Bill de un brazo y lo saqué de ahí antes de que se cayera del balcón. Nos dirigimos al living. Ahí estaba Gustav en las mismas condiciones que yo, tomando a Georg de un brazo para que no cayera.
- ¿Manejaras tu? -le pregunté a Gustav.
- Ni loco, no pienso chocar otra vez, así que me iré contigo.
- Bien, mañana le diré a Bill que venga por su auto, si es que amanece bien como para manejar - dije tomando a mi hermano, quien casi cae al suelo.
- Bueno linda, ya nos vamos, espero verte pronto, adiós - se despidió Gustav de (tu prima)dándole un pequeño beso en los labios.
- Adiós (tu prima), nos vemos pronto, y por favor cuida el auto de Bill - sonreí.
- Lo haré, adiós chicos - cerró la puerta.
Caminar por los pasillos hasta el elevador fue un verdadero reto. Dentro del elevador Bill comenzó a apretar todos los botones.
- Mierda Bill detente, a este paso nunca bajaremos - exclamé molesto.
- ¡No me retes! - me miró haciendo pucheros.
- Eres un aburrido - dijo Georg tambaleándose.
Cuando por fin llegamos abajo, inmediatamente nos dirigimos al estacionamiento. Claro que no faltaron las dificultades.
- Yo me iré con ellos atrás, ya que en este estado son capaces de hacer cualquier estupidez - dijo Gustav.
- Bien - respondí mientras abría la puerta trasera.
Fue muy difícil meter a Bill dentro del auto, en un momento se pego en la cabeza al entrar. Se quejó pero después de todo había entrado. Gustav por otro lado estaba en las mismas condiciones que yo.
Una vez listos, encendí el auto y arranqué rumbo al condominio. Todo marchaba bien hasta que nuevamente mi hermanito hacia sus shows.
- Tom... ¡Tom! - gritó al ver que no le respondía.
- ¿Qué quieres Bill? Voy manejando.
- Tom me duele el estomago - se quejó.
- ¿Y qué quieres que haga? No es mi culpa que hayas bebido tanto.
- Tom, Bill se ve pálido - mencionó Gustav.
- Quiero... quiero vomitar - dijo Bill.
- ¿¡Qué!? A no Bill, ni te atrevas a vomitar en mi auto, espera a que lleguemos a casa - exclamé molesto.
- ¿No tienes alguna bolsa en la guantera? - preguntó Gustav.
- Creo que si - aproveche de que el semáforo dio rojo y busque - Aquí hay una - Le dí la bolsa a mi hermano.
Maneje lo más rápido que pude, por suerte que no paso nada. Al llegar a casa baje a mi hermano y Gustav a Georg quien estaba medio dormido.
Lleve a Bill hasta su habitación, pero en un movimiento algo rápido se paró y corrió al baño. Desde afuera escuchaba lo que estaba pasando, así que baje a la cocina y le preparé algo caliente. Una vez listo, subí hasta su habitación.
Ahí estaba el sentado en la orilla de la cama, tomando con ambas manos su estomago.
- Ten, tomate esto caliente, no importa si te quemas, es para que cese el dolor de tu estomago y entres en calor, se ve que tienes frío - le dije dándole la taza.
Él tomo la taza y le dio un sorbo. Aparto la taza y se levanto. Comenzó a sacarse lo que traía puesto. Mientras lo hacia le abrí las frazadas para que se acostara.
Acostado ya, tomo la taza y comenzó a beber el agua. Camine hasta la puerta.
- Gracias Tom, y lamento mucho haber bebido así - agacho su rostro.
- No me agradezcas, y gracias por no vomitar en mi auto - ambos reímos - Descansa hermano - salí de ahí cerrando la puerta.
Bill suele ser fastidioso, pero es mi hermano. No sé que haría sin él. Mi deber como hermano mayor es cuidarlo, y así lo haré por el resto de mi vida. Suelo ser duro con él, pero creo que sabe que lo quiero, y no es necesario que se lo diga.
Ahora solo me dormiré, y pensaré en lo que paso hace algunos momentos atrás...
- Narra (tu nombre):
Al tenerlo tan cerca, sentí una debilidad. Un año sin él. Un año si sentir su presencia, sin mirarlo, sin sentir lo que siento al tenerlo cerca. Lo extrañaba... lo extraño. Cuando sentí su brazo sobre mi cuerpo, miles de sensaciones recorrieron mi cuerpo. Los momentos que vivimos en el pasado, fueron recordados al sentir aquel roce. No pude resistirme a abrazarlo. Extrañaba tanto sus brazos, mi cabeza escondida en su pecho, que se movía al respirar. El latido de su corazón, el cual palpitaba a un compás más rápido de lo normal. Su mirada tan penetrante, sensual por naturaleza. Sus labios, tan delicados, ahora acompañado por dos metales, quién como ellos, que tienen el privilegio de estar siempre ahí, sintiendo cada roce que daba su lengua.
¿Qué me pasa? No puedo. No puedo olvidarlo, el amor que sentí por el no se compara con nada. Pero no, ya es hora de que todo quede atrás. No quiero volver a ser la tonta. No quiero ser engañada, ya no quiero sufrir por amor.
"Tú jamás vas a cambiar, siempre serás un mujeriego" ¿Cómo fui capaz de decirle aquello? Me sentí tan mal al hacerlo, pero de alguna u otra manera tengo que hacer que se olvide de mí, es lo mejor para los dos...
- Entonces, ¿no iras a la universidad hoy? - preguntó mi prima.
- No, dile al profesor que me sentía mal, o no sé.
- Bien, por suerte las clases terminan temprano hoy - sonrió - Adiós.
- Adiós, que tengas un buen día.
Como las mañanas son aburridas decidí ver televisión mientras comía manzana. No mucho después sentí tocar el timbre. ¿Quién podría ser a esta hora?
Abrí la puerta encontrándome con alguien que no pensaba ver.
- Hola (tu nombre) - saludó besando mi mejilla.
- Hola Bill, ¿qué te trae por aquí? - pregunté asombrada.
- Vine a buscar mi auto y aproveché de venir - sonrió - ¿y tú, qué haces?
- Veía televisión, aunque todo es aburrido a esta hora.
- Eso es cierto.
- ¿Te sientes mejor? Digo, ya que anoche te veías bastante mal.
- Oh - sonrió apenado - Si estoy mucho mejor, aunque aún me duele un poco la cabeza, pero pasara.
- Me alegro mucho... ¿Quieres pasar? Aunque te aburrirás - reí.
- ¿Qué te parece si mejor salimos? - me propuso.
- ¿No estas ocupado o algo así? - pregunté insegura.
- No, solo por las noches.
- ¿Qué? - exclamé algo sorprendida.
- ¡No, no, no! No pienses mal, me refería a que por las noches estoy ocupado con los temas del disco - sonrió rascando su nuca.
- Oh, me había asustado.
- Entonces, ¿qué dices? ¿Quieres salir o no? - me miro levantando una de sus cejas.
- Claro, sería genial - respondí.
- Ve por tus cosas, yo te espero aquí.
Así lo hice. Tome un bolso, llaves y celular, apagué la televisión y salí al pasillo, donde estaba esperándome Bill.
- Lista - respondí.
- Bien, vamos.
Esperamos el elevador, y entramos.
- ¿Quieres? - pregunté elevando la manzana que comía.
- No gracias, es muy rica, pero me da alergia - su cara demostró tristeza.
- Oh lo lamento, pero ¿cuál fruta es tu favorita?
- Me gustan muchas, pero para decirte una, te diría que la sandia - sonrió.
Al llegar al subterráneo, Bill sacó sus llaves, apretó el botón de la alarma del auto y abrió la puerta del copiloto, para que subiera. Le agradecí amablemente. Luego subió él, ambos nos pusimos los cinturones de seguridad.
- ¿A dónde iremos? - le pregunté.
Él encendió el auto y me miró.
- Es una sorpresa - me sonrió malvadamente.
El auto comenzó a andar y salimos del estacionamiento. Bill arrancó produciendo un ruido con los neumáticos. Ahora nos dirigíamos hacia un lugar que para mí hasta el momento era completamente desconocido, pero confiaba en él. Era hora de aventurar.



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¡Hola! He tardado menos en subir *-* jajajaj. Creo que mi computador se está apiadando de mi, ya que pronto entraré a clases y no podré subir tan seguido, pero no piensen que dejaré la fic, porque no lo haré. Bueno, espero que les guste el capítulo, y si subo fotos antiguas de los chicos es porque ya saben que aún no hay nuevas fotografías de los cuatro, pero aquí en esta temporada ellos están como son actualmente ¿bueno? :3
Gracias por los comentarios, son las mejores, las adoro un montón :]

4 comentarios:

  1. :) me encanto el capitulo! :) pobrecito Bill que se sentia mal, pero que bueno que ya esta mejor...
    esta parte es una de las que mas me gusto:
    - ¿No estas ocupado o algo así? - pregunté insegura.
    - No, solo por las noches.
    - ¿Qué?

    jaja... XD me dio risa :)... que bien que Bill dejo su auto, asi pudo ir donde (tn) y asi salir con ella :) ...
    sube pronto! cuidate! küsses!

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  2. Jjajaj digo lo mismo que Cristal XD
    Pobre Tom u_u
    Subii rápido :D

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  3. Jajaja, me encanto demasiado el cap c:

    Aunque me dio penita Tom n.n
    Pero bueno, sube cap prontitpo c:

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  4. Pobre Bill, jajaja, la duda es ¿adónde me llevará?, estoy entusiasmada, sube pronto plis.

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