martes, 8 de enero de 2013

Capítulo 8: “Dos almas completamente distintas, pero a la vez tan parecidas”

Eran alrededor de las seis de la madrugada cuando el teléfono de Bill había comenzado a sonar. Cogió de este algo malhumorado.
Al contestar dio algunas afirmaciones, luego su rostro comenzó a mostrar preocupación.
De un salto se levantó de la cama, y comenzó a dar vueltas por toda la habitación respondiendo con un tono de voz alto, casi gritando. Tal parecía que algo grave había pasado – claro, hablaba en alemán - Luego cortó y comenzó a tomar su abrigo y zapatos.
- ¿Ocurre algo malo? – Pregunté al ver que no me decía nada.
- Sí. Es necesario que te abrigues muy rápido, saldremos de aquí.
Sin más preguntas obedecí. No quería poner a Bill más nervioso de lo que estaba.
Bastó un par de minutos para que ya estuviéramos en el auto rumbo a la ciudad.
Era la primera vez que viajaba a semejante velocidad. Me entrevería a decir que conducía más rápido de lo que solía hacerlo su hermano.
Aterricé de mis pensamientos al ver el reluciente cartel que decía “Clinic of Los Angeles”.
¿Qué estaba pasando? ¿Qué hacíamos en una clínica?
Bill se estaciono y salió del auto en un abrir y cerrar de ojos. También bajé y corrí para alcanzarlo.
- Bill, ¿me dirás lo que está pasando?, ¿qué hacemos en una clínica?
- Quien me llamó fue Gustav. Me dijo que Tom está internado desde ayer por la tarde, ya que comenzó a sentirse mal – Respondió dirigiéndose al mesón, donde se encontraba una enfermera – Disculpe, quisiera saber dónde está mi hermano, Tom Kaulitz.
- Tom Kaulitz – Repitió ella buscando en la computadora – El joven se encuentra internado en la sala de urgencias en este momento, por lo que no es posible visitarlo. Pero en la sala de espera están dos personas más, las que trajeron al joven, puede pasar con ellos si gusta, por el momento no puedo hacer nada más.
- Entiendo, gracias.
En ese momento apareció Georg, quien al vernos inmediatamente se acercó a nosotros.
- ¿Qué le ocurrió a Tom? – Preguntó Bill algo histérico.
- Tranquilo Bill, vamos a sentarnos y te explicaré todo.
En la sala de espera se encontraban más personas, las cuales mostraban en sus rostros preocupación, grandes ojeras – a causa del insomnio – desesperación, y más de alguno lloraba.
- Lo que pasó fue que al momento de llegar a casa noté un gran silencio, y claro, me pareció normal ya que Tom y tú por lo general salen todos los días. Pero luego oí a Scotty llorar, y me pareció extraño, es por eso que junto a Gustav subimos y nos dirigimos a donde provenía el llanto. Ahí fue cuando vi a Scotty y a un lado a Tom retorciéndose. Inmediatamente me acerqué a él y pude notar que estaba con muchísima fiebre, su ropa estaba casi mojada, y no dejaba de tocarse el estómago. Junto a Gustav lo tomamos y nos dirigimos a la clínica. En el transcurso del viaje comenzó a sangrar de narices, es por eso que Gustav está manchado.
Una vez aquí lo internaron en urgencias, a eso de las seis de la tarde, y aún no salen para dar noticias. Tratamos de localizarte apenas ocurrió esto, pero tal parece que tu celular no tenía señal.
- No la tenía.
Luego de eso Bill comenzó a balbucear unas palabras en alemán, parecía muy molesto. Georg y Gustav comenzaron a hablarle en un tono más sereno, pero a él parecía no importarle.
Fue entonces cuando se levantó de su asiento y comenzó a caminar.
- Bill – caminé a su lado – No sé que estabas hablando con ellos, pero no estés así, en estos momentos es cuando más necesitas relajarte, sino las tensiones y nervios serán para peor, te harán mal.
- ¿Sabes?, no me interesa si me hacen mal o no, en estos momentos lo que menos me importa es cómo me encuentro, así que no te preocupes, porque si a mí no me importa, menos tendría que importarte a ti. Por favor déjame solo.
Quede impactada ante aquellas palabras. Vacilé mientras veía como se alejaba.
Me decía a mí misma que no me afectaran las palabras de Bill, era obvio que estaría así. Nadie andaría relajado por más que tratase, sabiendo que un familiar estaba internado en emergencias.
- ¿Estás bien? – Me preguntó Georg una vez que me senté a su lado.
- Sí, lo estoy.
En situaciones así, es mejor no preocupar a las demás personas por cosas tan simples.
Habría transcurrido a eso de una hora cuando salió un doctor.
- ¿Algún pariente del joven Kaulitz? - Preguntó alzando la vista luego de leer un papel.
- Soy su hermano – Respondió Bill, quien acababa de llegar.
- Acompáñeme por favor - Sugirió el doctor.
Había pasado media hora desde que Bill se había ido con el doctor. Comenzaba a quedarme dormida, cuando escuché que alguien llamaba a mi nombre. Alcé la vista, y era el doctor quien me llamaba.
- ¿Ocurre algo? – pregunté una vez a su lado.
- El joven Bill necesita que entre a la habitación.
Obedecí las indicaciones que me dio el doctor, y entré a una habitación que decía: “En recuperación, sala privada.”
Abrí la puerta con sumo cuidado, y ahí encontré a Bill parado junto a una camilla.
Mi corazón se partió en mil pedazos al ver en la situación que estaba Tom. Lleno de cables por todo el cuerpo, con una piel tan pálida, casi blanca, la cual hacía destacar las grandes ojeras que tenía bajo sus ojos, los cuales yacían cerrados.
Sin desclavar mi vista de él, me acerqué a la camilla, a un lado de donde estaba parado Bill.
- Lo siento mucho – mencionó Bill tomando mis manos.
- No te preocupes, cualquiera hubiera reaccionado así en un momento como este, incluso yo.
Sonrió de medio lado y me abrazó. Comenzamos a besarnos, fue en ese momento cuando la máquina que marcaba el ritmo cardiaco de Tom comenzó a sonar de una manera muy extraña.
Inmediatamente me separé de Bill enfocándome solo en Tom, quien con sus puños apretaba las sábanas y gritaba “¡no!” reiteradas veces.
Muchos asistentes comenzaron a entrar, entre ellos también el doctor, quien a su vez trataba de calmar a Bill, que se puso eufórico al no saber qué le ocurría a su gemelo.
Después de eso terminamos fuera de la habitación.
- (Tú nombre) si algo le pasa a Tom no sé qué haré, es mí hermano, no quiero que se valla de mi lado.
Su cabeza cada vez hacía más y más presión sobre mí pecho, ahogando su llanto.
- Nada malo le pasará, ya verás. ¿Acaso no sabes quién es ese chico que está ahí dentro?
- ¿A qué te refieres? – Me preguntó limpiado sus lágrimas.
- Ese chico que está ahí es nada más ni nada menos que tú hermano. El gran Tom Kaulitz. ¿Acaso crees que él se dará por vencido? Claro que no, y eso deberías saberlo mejor que nadie. Tú hermano saldrá adelante, es un luchador.
- Tienes toda la razón, saldrá a delante, es mi hermano mayor – Sonrió él ahora más animado y confiado.
Salimos junto a los chicos a la cafetería. Ahora más que nunca necesitábamos café, llevábamos alrededor de ocho horas dentro de la clínica.
No mucho tiempo después llegó una enfermera a informarnos que Tom ya estaba mucho más estable, y lo habían transferido a una nueva sala.
Gustav y Georg por su parte fueron a visitar a Tom, ya que no lo veían desde el incidente.
- (Tú nombre), será mejor que vaya a dejarte al departamento, estás demasiado cansada, recuerda que no hemos dormido prácticamente nada.
- ¿Pero qué pasará con Tom?, no quiero irme hasta saber que está realmente bien.
- No te preocupes, te mantendré informada, te llamaré cuando ocurra alguna novedad, ¿de acuerdo?
- De acuerdo.
Me regaló una sonrisa, con su brazo envolvió mis hombros dirigiéndome hasta el estacionamiento.
Mientras nos dirigíamos a casa el cansancio cada vez se apoderaba más de mí, tanto así que al momento de llegar Bill tuvo que despertarme.
Media dormida entré al departamento, y ahí se encontraba mi prima, quien me hizo un montón de interrogantes, a las cuales no respondí, de eso se encargó Bill. Por mi parte, me dirigí directo a mi habitación a dormir.
Por favor, no me dejes…
~ ¿Qué?
Te lo pido por favor, vuelve, te necesito.
~ ¿Por qué me dices esto?
Tienes que saber la verdad…
~ ¿De qué verdad me hablas?
…No puedo decírtelo…
~ ¿Por qué no?
Lo hago para protegerte, solo créeme por favor… No te apartes de mí, te necesito…

Aquel sueño rondó mi mente por dos largos días. No entendía qué quería decir. Tampoco sabía quién era aquella persona que me pedía estar a su lado, aunque su voz tan aterciopelada resonaba en mi interior una y otra y otra vez. Ella la conocía a la perfección, y yo también creía saber de quién podría tratarse, pero solo quería negarlo.
En estos días he recibido llamadas de Bill, quien me informó que Tom está muchísimo mejor y hoy por la mañana estará de vuelta en su casa. Tendrá que estar en cama un par de días más, y comer cosas ligeras, nada que pueda afectar a su estómago nuevamente.
A eso de las cuatro de la tarde, mi prima y yo decidimos ir a visitar a Tom.
Hacia tanto tiempo que no veía el condominio. El lugar en donde alguna vez viví.
Tantos recuerdos reviví en mi mente, que una nostalgia tremenda me invadió por completo. Lo más lindo al momento de llegada, fue ver a mi querido amigo Evans. ¡Santo cielo! Jamás había abrazado con tanta fuera a alguien en mi corta vida. Lo había extrañado tanto, me hizo tanta falta durante el último año. Necesitaba a mi querido amigo, hablar con él, y mas que nada, necesitaba sus concejos.
Charlé con él por un tiempo, y luego me dirigí a la casa de los gemelos.
En casa solo estaba Gustav, ya que Georg y Bill fueron al supermercado a comprarle algunos alimentos a Tom.
Solo estuve un momento con ellos, ya que quería saber cómo estaba Tom, hacia dos días que no lo veía, ya que debía asistir a la universidad.
Entré a su habitación muy silenciosamente.
Y ahí se encontraba él, durmiendo muy plácidamente. En su cara podía notar aquella paz, después de haber estado tres días internado en una clínica, con todos los malestares.
Tomé una silla y la ubiqué a un lado de la cama.
Contemplé cada parte de su rostro, su hermoso rostro.
… No te apartes de mí, te necesito…
Ese sueño, por más que trataba de sacarlo de mi cabeza no podía, menos ahora que estaba junto a él.
¿Por qué nos tuvo que pasar esto? Si nada de eso hubiera pasado, ahora estaríamos juntos. Te diría cada segundo lo mucho que te extraño, el inmenso cariño sentía,… que siento por ti.
Bill y tú, son tan iguales, pero a la vez completamente distintos.
Cuando estoy contigo veo en ti cosas que también veo en Bill. Y ahora que estoy con él, siento que te tengo a ti enfrente, siento que eres tú, a quien mis labios besan tan nostálgicamente.
No sé en qué momento lo hice, pero ya posaban sobre su rostro, mis manos.
Acaricié cada parte de su rostro, con tal cuidado, como su fuere de porcelana.
De pronto comenzó a abrir sus ojos, y sonrió de tal manera en mis labios también se dibujó una sonrisa.
Tomó mis manos con sumo cuidado, comenzando a acariciarlas y besarlas. Luego las llevó a su rostro y la presionó contra sus rosadas mejillas.
Mientras él contemplaba mi rostro, una ola se sentimientos recorrieron mi cuerpo. Me sentía acabada.
¿Qué era lo que estaba haciendo? No se supone que no debería darle ilusiones. Que yo, estaba saliendo con su hermano.
Sí, lo sabía a la perfección, pero algo, no sé qué, hacía que estuviera a su lado, me hacía quedarme junto a él.
No sé en qué momento fue que nuevamente había caído dormido.
“No te separes de mí, por favor”, fueron las palabras que salieron de sus labios.
Lágrima tras lágrima salían de mis ojos. Todo había encajado a la perfección. No podía quedarme más tiempo ahí.
Al fin y al cabo decidí dejarlo, no sin antes depositar un pequeño y triste beso en su frente.
La mejor opción en estos momentos era evitar, a toda costa, a Tom. Será lo mejor para ambos.
Lo nuestro terminó hace muchísimo tiempo, y no dejaré que un tonto sueño me haga dudar de lo que pienso.
Ya no quiero haya un nosotros nuevamente. Y tarde o temprano tendrá que aceptar la realidad.



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¡Oh chicas! Sí, HE VUELTO.
No saben la inmensa alegría que me da volver a escribir esta historia. Los nervios me invaden por completo. Espero que sigan leyendo, y de verdad lamento muchísimo todo, pero los estudios son primero.
Ahora estoy con vacaciones, y prometo subir día por medio, los capítulos.
Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, ya que hace mucho que no escribo.
Muchos saludos y cariños a todas ustedes.

domingo, 6 de enero de 2013

¡De vuelta!

Hola mis queridas lectoras... Lamento muchísimo haberlas decepcionado, pero mi computadora estuvo un año sin arreglo, y sola tenía mi android, pero me era imposible escribir por ahí, además, el colegio me tenía hasta las cinco de la tarde ahí, y luego llegaba a la casa a hacer trabajos o a estudiar para los exámenes. ¡Pero ahora estoy con vacaciones! Y retomaré la fic porque tengo muchísimas ganas de escribir :D Las espero por aquí aliens. - Muchos cariños les manda a ustedes, yo, la creadora de la fic ♥

jueves, 26 de julio de 2012

Queridas lectoras

Con gusto en saludarlas, les dos mis mas cordiales disculpas por haberlas abandonado y dejado con intriga, ya que ha pasado muchísimo tiempo en el cual no he escrito nada de la novela. Durante este periodo me he dedicado a los estudios, entre otras cosas más personales. Pero creo que no es escusa para no haber escrito. Vuelvo a repetir, que estoy muy apenada por eso. Había tomado la decisión de “cerrar “las dos temporadas que he escrito, pero me he dado cuenta de que es algo que quiero recordar. Sinceramente, no me gusta como escribo, pero claramente no soy una escritora profesional, pero con lo poquito que sé en redacción y cosas por el estilo, se lo dedico a todas ustedes, nosotras, que merecemos soñar, merecemos dejar volar nuestros pensamientos, emociones, etc. Gracias por el apoyo que me dejaban escrito en cada capítulo, realmente les estoy muy agradecida. Ahora me gustaría retomar esto, es una de las cosas que me gusta hacer. Lo único que les pido es que no se desesperen si no subo capítulos muy seguido. Aún estoy ordenando mi mente, aún rondan cosas en mi cabeza, y todo me servirá para escribirlo, espero no desilusionarlas, ya que me costará tomar un poco el ritmo a esto, y también me constará reunir a mis lectoras nuevamente. Espero me comprendan y, bueno… Nos veremos nuevamente en un par de días con un nuevo capítulo. ¡Adiós!

viernes, 6 de abril de 2012

AVISO IMPORTANTE

Mis queridas lectoras, sé que deben estar aburridas tanto esperar, realmente lo lamento mucho. Lo que pasa es que el colegio me tiene MUY ocupada, por lo general salgo los lunes y martes a las 5 de la tarde, y los demás días a las 4 de la tarde. Bueno, al llegar a casa, solo llego a hacer tareas, trabajos o a estudiar.
Les prometo por lo que mas quieran que trato de hacerme un tiempo, pero es inútil, es muy difícil.
Tengo el capítulo en mente, aun que no del todo listo, pero tengo una base, así que espero escribirlo pronto, porque sé que están aburridas de esperar.
Por su comprensión saluda con un beso y abrazo virtual la escritora de la fan fic :) ...

viernes, 16 de marzo de 2012

Capítulo 7: Lucharé por su amor.

Narra Tom:

Pero que días más horribles. Desde que Bill se fue a buscar su auto no ha vuelto. Creo que eso fue el día viernes alrededor de las ocho de la mañana. Desde ese momento comencé a sentirme algo extraño, pero no le tomé mucha importancia.
Transcurrían las horas y Bill no aparecía. Supuse que quizás había pasado al centro comercial, conociendo a mi hermano, estoy seguro de que vio alguna oferta en el camino y enloqueció. Nunca cambiará.
Aproveché la circunstancia y entré al estudio a grabar un par de acordes que me faltaban para una canción. No estuve más de quince minutos ahí cuando tuve que parar todo lo que estaba haciendo. Una maldita jaqueca impedía que pudiera mirar. Como pude desconecté todas las cosas y salí de ahí.
Busqué si había algún medicamento, ya que después comenzarían los malditos dolores. Nada, no había absolutamente nada. Decidí ir a acostarme, y tratar de dormir. Cuando concilié el sueño, llego Scotty, quien se subió a la cama y comenzó a lamer mi rostro.
- Scotty, chico ya basta… ¡Hay! – Me quejé – Chico por favor déjame dormir.
Siempre lo he dicho, amo a este perro. Cuando le digo algo inmediatamente obedece. Traté de conciliar el sueño, pero me fue inútil. Maldito dolor, no lo tolero. Y para rematar, me dolía el estómago. Me daban puntadas muy fuertes.
Traté de ponerme de pie, para buscar a alguien y que me llevara a la clínica. Pero me fue inútil. Los intentos eran en vano, ya que el dolor de cabeza y estomago me impedían que me moviese.
Llamé reiteradas veces a mi hermano para ver si ya había llegado, mas no escuché respuestas por parte de él.
Busqué con el tacto mi celular, pero no lo encontraba. Maldición, justo en ese momento no había nadie en la casa.
Los dolores eran cada vez más y más fuertes, aún no sé cómo pude soportarlo.
A lo lejos había escuchado voces, supuse que serían Gustav y Georg. Comencé a llamarlos, pero estaba tan débil, que mi voz apenas se escuchaba. Scotty, quien aún estaba junto a mí, comenzó a aullar como tratando de ayudarme.
- ¿Scotty, dónde estás chico? – escuché decir a Georg.
Ahí fue cuando Georg entró a mi habitación y me vio.
- ¿Tom? ¿Tom estás bien? – preguntó mi amigo.
Ice un pequeño gesto de negación con la cabeza, con mucha dificultad por el dolor.
- Por Dios hombre, ¡estás ardiendo en fiebre! – Exclamó tocando mi frente – Te llevaré a una clínica.
Después de eso no recuerdo mucho, ya que mi vista estaba tan nublada que apenas podía ver las cosas. Sé que Gustav también llegó para ayudarme a ponerme de pié. Luego de eso salimos de la casa y me subieron al auto.
¿Quién iba manejando? No lo sé. ¿Georg? ¿Gustav?, si era él no me importaba, sabía que corría el peligro de morir en un accidente automovilístico, pero en ese momento no me importaba nada, solo quería que los dolores cesaran.
Lo siguiente que recuerdo fue que me subieron a una camilla y me adentraron a una sala de emergencia.
“Su presión está muy baja…” “Hay que bajar la temperatura, o puede empeorar…” “Necesito la anestesia ahora…”
Fueron las palabras que escuché mientras agonizaba - sin exagerar- de dolor. Me sentía más mareado de lo que estaba, fue ahí cuando caí en un profundo sueño.
No sabes todo lo que siento por ti. Quisiera gritar a los cuatro vientos lo mucho que te amo. Quisiera gritar que eres la única chica que me ha enloquecido de amor. Que me haces sentir cosas que nadie en la vida me había echo sentir. ¡Eres única! Te amo, y no creo cansarme de repetírtelo un millón de veces. Quisiera sentir tus brazos alrededor de mi cintura y cuello. Sentir tus caricias sobre mi piel. Sentir tus delicados labios, en mi boca.
¿Qué hice para perderte? ¿Qué hice de malo? Si todo lo que hice fue por tu bien. Todo lo hice por ti mi amor, te salvé de lo peor…
… Tienes que dejarla….
¿Dejarla? ¿Por qué debo dejarla? Si no estamos juntos.
… Entonces, olvídala, es lo mejor….
¿Olvidarla? No, imposible, eso jamás.
… Ella no te ama, entiende, ella está enamorada de otro…
¿Otro?... ¿Ella ama a otro? ¿Quién es él? ¿Lo conozco?
… Está mas cerca de lo que crees…
¿Más cerca de lo que creo?.... Oye no, espera, ¿quién eres? No te vayas, tienes que decirme quién es esa persona, no te vayas, no….

Al parecer la anestesia se desvanecía poco a poco, ya que comenzaba a despertar. Sentía un fuerte dolor en el estómago. Sentía frío, al parecer aún tenía frío. Escuchaba el sonido de máquinas, que marcaban el pulso de mi corazón. También sentía cómo dos personas hablaban en susurro. Lentamente fui abriendo mis ojos, aún veía algo borroso. Poco a poco fui descifrando a quienes se encontraban cerca de mí. Era mi hermano, quien estaba acompañado de ¿una chica? Ambos estaban muy juntos, demasiado diría yo. Un momento, si mi vista aún no me fallaba, ellos se estaban besando. Vaya, por fin mi pequeño hermano ha encontrado a su media naranja. ¿Quién será la chica?
Tiene un parecido increíble a (tu nombre). Su mismo pelo, color de piel, su ropa, esa manera que tiene de cruzar sus brazos por el cuello…
No puedo creerlo, ¿es ella? No, no puede ser. No, estoy loco, creo que aún estoy dormido. No… ¡No! Bill no puede hacerme esto, él sabe que aún me gusta, que aún siento cosas por ella. Él no me puede hacer esto, Bill hermano…
Mi corazón comenzó a latir a un ritmo más rápido de lo normal, sentía que mi cabeza explotaría. Cerré mis ojos y apreté con fuerzas las sabanas de la camilla.
“¡Tom! ¡¿Tom qué te pasa?!” Escuchaba gritar a mi hermano algo desesperado.
Ni yo mismo sabía lo que me ocurría. No podía abrir mis ojos. Sentía un dolor terrible en el estómago y cabeza.
“Tranquilízate chico, por favor sal un momento, necesitamos examinarlo” Fue lo que escuché decir del doctor. Sentí como tomaban de mi brazo y me inyectaban algo. Luego de eso no recuerdo más, nuevamente había caído dormido.
Nuevamente había tenido el mismo sueño. ¿Qué significaba? Acaso… lo de que había visto sería la respuesta. Pero, ¿por qué? No entiendo nada.
¿A (tu nombre) le gusta Bill? ¿Le gusta a mi hermano? Quizás solo había sido un sueño.
Poco a poco abrí mis ojos, encontrándome con una enfermera, la cual acomodaba el tubo que llevaba el suero a mi cuerpo.
- Buenos días joven, ¿cómo se siente? – preguntó ella con una sonrisa en su rostro.
- Creo que mejor, ya no me duele tanto la cabeza – respondí frotando uno de mis ojos.
- Me alegro mucho, creo que los analgésicos y las horas que ha dormido le han servido de mucho.
- Creo que si – sonreí de costado.
- Buenos días joven Kaulitz – saludo un hombre de bigote.
- Buenos días – respondí.
- Soy el doctor Beckenbauer, el que te ha atendido en estos días – sonrió.
- Es alemán – sonreí y entablamos una conversación en nuestra lengua natal - ¿Qué fue lo que me paso?
- El día de ayer tuviste un pequeño ataque, tu corazón comenzó a latir más rápido de lo normal, tuvimos que darte tranquilizantes y examinarte. Antes que nada debo informarte que, has estado tres días aquí en la clínica, debido a la alta fiebre que tenías, por suerte logramos controlarla. Tenías una pequeña intoxicación en el estomago, ya que ingeriste algo que estaba en mal estado. Por otra parte aún no sé lo de tu corazón, me parece que te alteraste por algo, ¿sabes algo?
- Creo que fue algo que soñé, o que vi.… No estoy seguro – respondí dudando de lo que había pasado.
- Bueno, pero eso no fue tan grave, lo que pasa es que como tenía fiebre y tu temperatura era muy alta provocó una mala reacción, pero ya estás bien – sonrió confirmando mi mejora.
- ¿Cuándo pobre salir de aquí? – Pregunté algo inquieto.
- Si todo va bien puedes irte mañana mismo. Eso si, tienes que tener reposo, comer cosas ligeras, no te expongas mucho al sol, ya que podrías nuevamente enfermar.
- Sería un problema, ya que salgo todos los días con mi hermano – sonreí – pero si tengo que recuperarme, lo haré.
- Bien. Oh si lo olvidaba, tu hermano está afuera, llego ayer muy preocupado por ti y se quedó toda la noche también.
- ¿Está aquí? ¿Puede pasar? – pregunté con entusiasmo.
- Claro, lo llamaré, luego volveré para ver como sigues, adiós.
- Adiós y gracias.
El doctor salió, y no mucho después entro mi hermano.
- Pero que susto me diste idiota – dijo entrando.
- Hola hermano, yo también te extrañé – dije irónico.
- Lo siento… ¿me extrañaste? – preguntó con un brillo en los ojos.
- No.
- Oh, si entiendo – bajo su mirada.
- Tonto, claro que si, aun que la verdad eres tan… no sé como decírtelo, pero cuando más te necesitaba no estabas – lo miré enojado.
- Lo siento mucho Tom, pero jamás creí que algo así pasaría.
- ¿Dónde estabas?
- Eh…. Había salido a… por un lado, ya sabes, aventurar es lo mío – respondió algo nervioso.
- Pero Bill, siempre salimos a aventurar juntos, como hermanos, tu mismo me dijiste que no saldrías a aventurar sin mi.
- Lo siento Tom, prometo no salir a aventurar sin ti.
- ¿Lo prometes? – pregunte estirando mi mano.
- Prometido – cerró el trato estrechando mi mano.
- ¿Y a dónde fuiste a aventurar esta vez? – pregunté interesando en lo que podría decirme.
- Fui a nuestro lugar favorito, a la playa privada, quería relajarme.
- ¿Fuiste solo?... Pero si es muy aburrido ir solo, ¿o fuiste acompañado?
- Eh… fui solo… si, no fue tan aburrido, creo que me sirvió – respondió algo nervioso, pude notarlo en como frotaba sus manos.
- ¿Seguro? ¿No me estas mintiendo?
- Si… seguro hermano.
Su respuesta no me fui muy convincente, pero no quise seguir hablando del tema. Pase un largo tiempo charlando con mi hermano. Era como si no nos hubiésemos visto en muchos meses, pero solo fueron 3 días.
Las horas se nos pasaron volando, me di cuenta al ver la hora. Además el doctor había entrado a la habitación para examinarme nuevamente.
Bill se quedo mientras el doctor me examinaba. También charlamos mucho, entre alemanes nos entendíamos.
En la noche no dormí nada. Quería salir pronto de la clínica, no me gustaba dormir en otro lugar que no sea mi cama o una buena cama. Por suerte en la habitación había televisión, sino creo que ya hubiese muerto del aburrimiento.
En uno de los canales estaban transmitiendo uno de nuestros conciertos antiguos. Vaya que cambiado estaba. Viéndome en la televisión con rastas, me hacían extrañarlas, aun que me agrada tener mis trenzas.
Eran alrededor de las dos de la mañana. Tomé mi celular, algo que me costó muchísimo, ya que la mesa estaba algo alejada de la camilla.
Comencé a revisar fotos que tenía. Mientras las miraba llegue hasta las fotos más antiguas. Ahí me encontré con fotos en las cuales salía con mi pequeña.
Estaba tan cambiada. Ahora, su cuerpo Dios, era como si los ángeles lo hubiesen tallado nuevamente, dejándolo más hermoso de lo que ya era. Ya era toda una mujer, aun que para mi seguía siendo pequeña.
Aquellas fotografías me hacían recordar todos los hermosos momentos que vivimos juntos. Mierda, la extraño tanto. Esto es una tortura. Quiero hacer tantas cosas para recuperarla, soy capaz de todo.
Sus besos. Pero que droga más grande. Los extraño tanto. Aún puedo sentirlos, no he olvidado ninguno. Todos permanecen intactos, como si acabara de dármelos.
Recordando los mejores momentos de mi vida, fue como me quede dormido.
Al día siguiente volví muy temprano a mi casa. El doctor me dio algunas indicaciones, como mantenerme acostado, y no tomar ningún trago o cosas que contengan alcohol, mínimo tendría que esperar una semana, hasta que mi estomago se recuperara.
Al llegar a casa, el primero en recibirme fue mi querido Scotty. Luego mis queridos amigos Georg y Gustav me saludaron.
Me dirigí directamente a mi habitación. Estaba cansado. Tantas máquinas, suero, agujas, medicamentos, me tenían cansados, quería dormir como correspondía.
Así lo hice, llegue alrededor de las nueve de la mañana a mi casa. Dormí toda la tarde. Hubiese seguido durmiendo, pero me despertaron. Fue la manera mas linda de despertar. Sentía caricias en mis mejillas, frente, ojos, en fin por todo mi rostro.
Abrí lentamente mis ojos. Aquellas manos ya las conocía, y de una manera perfecta. Sabía que era ella, la conocía como la palma de mi mano.
Mis ojos se encontraron con la belleza en persona. ¿Hacia cuanto tiempo que no sonreía así? Verla, me llenó por completo de felicidad.
En su rostro, una sonrisa estaba presente. ¿Por qué demonios es tan adorable? Esta mujer me tiene loco.
Tome sus manos, las acaricie y besé. Nuevamente las lleve a mi rostro, amaba sentir su piel en contacto con la mía.
Me dediqué a contemplar su rostro por un largo tiempo. Ella solo acariciaba mis mejillas, y me miraba con un tanto de melancolía. No quería preguntarle qué le pasaba, no quería arruinar el momento.
Así fue como poco a poco el sueño nuevamente me fue venciendo. Quedándome dormido ante la presencia de mi angelito.
Esto me daba tantas ganas de seguir luchando, seguir luchando por reconquistarla. Quiero luchar por su amor. Ella fue la única que hizo cambiar mi vida, la única que hizo palpitar mi corazón de una manera que jamás creí. Y será la única, en hacer que él deje de latir…


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Hola chicas. Bueno motivos por los cuales tardé en subir capítulo ya lo saben, culpa del colegio. Pensé toda la semana en este capítulo, y por fin lo pude escribir :]
Bueno, espero que sea de su agrado, y espero subir pronto, siempre trato de hacerme tiempos, pero con suerte duran alrededor de 20 minutos y adiós :C
Gracias por sus comentarios, y sobretodo paciencia. Las adoro un montón, gracias por leer :D

lunes, 5 de marzo de 2012

Capítulo 6; Fogata bajo una noche estrellada (Parte 2)

Nos tomo un par de horas contemplar tantas cosas. Ambos quedamos fascinados al ver la cantidad de artesanía que creaban las personas. Luego de eso nos dirigimos a la cabaña. Dejamos todas las compras en uno de los sofás y nos sentamos en otro.
- ¿Quieres tomar un baño? – Me pregunto Bill.
- Claro, creo que me hace falta después de aquella ola – ambos reímos.
- Bueno, entonces mientras tu te das un baño, yo pediré el almuerzo, muero de hambre – se levantó – Si quieres puedes quedarte con la habitación que tiene balcón, dentro del baño hay toallas, jabón, shampoo, y todo lo que necesites – finalizó con una sonrisa.
- Muchas gracias Bill.
- Bueno, te dejo, iré a hablar con los del servicio para que traigan la comida y luego tomaré un baño yo – sacó su celular y salió cerrando la puerta.
Tomé la bolsa con mis compras y me dirigí a la habitación que me había asignado Bill.
Entré al baño y tomé una larga ducha. Lavé bien mi pelo, ya que aún tenía restos de arena. Una vez que termine, me envolví en una toalla y salí a la habitación. Me coloqué la ropa que acababa de comprar, me maquille un poco y peine mi pelo. Ya lista me dirigí hacia el living.
Bill no estaba, supuse que estaría tomando un baño.
Me senté en uno de los sofás, y saqué mi celular. Le envidé un mensaje a mi prima, diciéndole que no llegaría a la casa, que no se preocupara, ya que estaba en buenas manos.
- ¿Qué haces? – Preguntó Bill saliendo de una habitación. Secaba su cabello con una toalla.
- Le enviaba un mensaje a mi prima – respondí parándome
- ¿Le dijiste que llamara la policía?
- No, ¿por qué? – pregunté confusa.
- Porque después de raptaré y no te dejaré ir.
- Me estas asustando Bill.
- Es broma – rió a la vez que se acercaba a mí y me abrazaba.
Sus brazos eran tan cálidos y suaves, que me agradaba sentirlos sobre mi cuerpo.
Aquellos brazos que alguna vez fueron delgados, ahora eran los más gruesos, apretados y musculosos.
Aparte mi rostro de su pecho. Él se encontraba mirándome de una manera tan especial, que provocaba que me estremeciera. Sentir como su mano acariciaba mis mejillas, me hacían sonreír inconcientemente. Se cabeza poco a poco se iba agachando, hasta llegar más o menos a mi altura. De pronto se escucha que llamaban a la puerta. Inmediatamente Bill se separa de mí y va a atender.
Entraron a la cabaña dos jóvenes, quienes traían unas bandejas en sus manos.
- ¿Dónde quieren que coloquemos las cosas? – preguntó uno de ellos.
- En la mesa que está en el balcón, por favor – respondió Bill.
Los chicos obedecieron y dejaron las cosas listas, luego se retiraron.
Bill y yo caminamos hasta el balcón y nos sentamos a comer. La comida constaba en un surtido de ensaladas, acompañado de jugo, y de postre jalea de frambuesa.
- ¿Seré capaz de comer todo esto? – dije rompiendo la incomodidad por lo sucedido.
- No lo sé, pero yo me lo comeré todo – sonrió llevándose comida a la boca.
Durante el almuerzo hablamos sobre lo que hicimos durante el tiempo que no nos vimos.
- Y así fue como me hice este tatuaje, aún me duele un poco, pero no es nada a comparación de la primera sesión que tuve – sentenció poniendo una cara de dolor.
- Suena doloroso, pero creo que valió la pena, es espectacular, el color, el diseño y la cantidad de significados que tiene – sonreí.
- Así es, quizás a futuro me haga otro… Oh sí, Tom planea hacerse otro, estaba realizando un bosquejo de cómo podría ser, aún no lo tiene claro.
- ¿Tom tiene un tatuaje? – pregunté asombrada.
- Sí, en su mano derecha, al principio dudó mucho, pero una vez que se lo hizo y el dolor cesó, quedo fascinado.
- Vaya, no lo noté, debe ser porque era de noche.
- Quizás… ¡Uf! Creo que explotaré, comí mucho – exclamó recostándose en la silla y tocando con ambas manos su estomago.
- Creo que yo también.
Mientras que reposábamos continuábamos hablando sobre lo que habíamos hecho en el tiempo que me fui a (tu país).
Juntamos los platos y Bill se ofreció para lavarlos. Por mi parte limpié la mesa y sequé los platos que él enjuagaba. Luego de eso salimos a recorres el lugar.
Tomé muchas fotografías con el iphone de Bill, también le tomé fotos a él. En muchas ocasiones Bill me pedía que posara, pero me daba vergüenza, por lo que me negaba.
Al llegar el atardecer volvimos a la cabaña. Nos preparaos para ir a la fogata que había a la noche.
Me coloqué los aros de pluma que me había comprado Bill, también me puse el collar. Me apliqué un poco de perfume y salí de la habitación.
Bill ya se encontraba listo. Traía puesta su camisa blanca con los primeros tres botones del pecho abiertos, acompañado de unos collares y nuevamente se puso sus pantalones negros, a simple vista parecía todo un pitara, y uno muy rudo. Él al verme me sonrió y se acercó a mí, ofreció su brazo, al cual de inmediato tome. Nos fuimos a la playa, en la cual había muchos jóvenes.
Al parecer no era una simple fogata, ya que había un DJ, las personas bailaban, reían, otros se bañaban en el mar.
Bill y yo nos acercamos e inmediatamente se acercaron unas jóvenes con bandejas a ofrecernos algo para tomar. Ambos optamos por jugo.
- Me alegro que hayan venido – nos dijo el joven que nos tomó la fotografía.
- Es increíble, creí que sería algo simple – dije dándole un sorbo a mi jugo.
- No – sonrió – Lamento no presentarme, mi nombre es Derek, y ella es mi novia Jazmín.
- Hola, ella es (tu nombre) y yo soy Bill – dijo Bill estrechándole la mano.
- ¿Jazmín?... ¿No eres de aquí verdad? – le pregunté a la chica.
- No, soy de México, Derek y yo nos conocimos aquí, hace un año atrás en una fiesta de fogata similar a esta.
- Increíble – dije en español – Me alegra saber que aquí hayas personas que hablan mi idioma.
- A mi también – respondió - ¿De dónde eres?
- Soy de (tu país) – respondí sonriendo.
Derek y Bill nos miraban confusos al no entender lo que hablábamos.
Ambas nos miramos y nos reímos.
- Tienes que enseñarme español – me susurró Bill en el oído.
- Algún día – acaricie su mejilla y me gane junto a Jazmín.
- ¿Ya habías estado aquí antes? – me preguntó ella.
- No, es la primera vez que vengo. El lugar es hermoso, es muy relajante.
- Lo mejor de todo es que es privado, y te sientes más seguro… ¿Quieres un tequila?
- No gracias – le sonreí.
- ¿Vamos a bailar? – le preguntó Derek a Jazmín.
Ella asintió y beso sus labios, ambos se fueron a la pista.
- ¿Vamos a bailar? – le pregunté a Bill.
- No, yo no bailo.
- Por favor Bill, inténtalo.
- Es que… no, soy muy tieso – arqueó sus cejas.
- No es tan difícil, vamos – insistí mirándolo tiernamente.
- Eres muy insistente pequeña – me sonrió.
- Hey, ya no soy pequeña – lo fulminé con la mirada.
- Lo sé, pero sigues siendo más baja que yo, por lo tanto eres pequeña – rió burlón.
Solo sonreí y comencé a caminar, quería buscar otro vaso con jugo. En ese instante se me acerca un joven con una bandeja, me dio un vaso y le agradecí. De reojo noté como Bill me seguía. Así que continué caminando hasta llegar a la pista de baile. Una vez ya en el centro de la pista voltee, chocando con el pecho de él.
Le sonreí maliciosa. Él se bajo su cabeza hasta mi oído.
- Eres una tramposa.
En ocasiones odio las coincidencias, pero esta vez fue la excepción. En ese momento el DJ colocó una canción lenta. Sentí como Bill posaba sus manos en mi cintura. Levanté mi vista, y ahí estaban, esos ojos tan profundos. Notaba timidez, dulzura, querían expresar tantas cosas. Su sonrisa, siempre fija en sus labios, algo tan único en él. Comencé a moverme al ritmo de la música, con mucha dificultad él seguía mis pasos. Una pequeña risa se me escapo, inmediatamente posé mi cabeza en su pecho. Jazmín, quien se encontraba cerca de mí, quitó el vaso que tenía en mi mano, guiñándome el ojo. Le sonreí en forma de agradecimiento.
Bill subió una de sus manos a mi mejilla, delicadamente comenzó a acariciarla con su dedo pulgar.
Sentía tantas cosas. Me agradaba estar con él, hacia tanto tiempo que no sentía esta sensación. Creía que el momento sería perfecto, pero nada dura para siempre. En ese momento un grupo de chicas se acerca a nosotros. Inmediatamente supimos que eran fans, ya que traían collares y pulseras con el logo del grupo. Rápidamente me separé de Bill, ya que podría comenzar un gran problema.
- Hola Bill, ¿puedes darnos tu autógrafo? – preguntó una de ellas.
- Claro – respondió Bill tomando un lápiz.
Las chicas se abalanzaron a él, empujándome y mirándome con mala cara. Bill me miró como diciendo “lo siento”. Voltee y caminé hasta la orilla de la playa.
- (Tu nombre) – me llamo Jazmín - ¿Qué paso?
- Nada – respondí.
- ¿Cómo nada? ¿Qué fue eso? ¿Por qué se abalanzaron así a él?
- Es normal.
- ¿Normal?...
Me senté en la arena seca. Ella imitó mi acción.
- Bill no es una persona normal…
- ¿Por qué no?... ¿Sabes? Sé que no nos conocemos mucho, pero puedo ayudarte – dijo ella tocando mi hombro.
- Gracias – la miré y sonreí – Lo que pasa es que, Bill es el cantante e una banda muy famosa, y bueno, habían unas fans y se acercaron a pedirle un autógrafo.
- Oh entiendo… Pero son novios, digo ellas tendrán que aceptarlo algún día.
- Él y yo no somos novios…
- ¿No?... Yo creí que lo eran, es que al verlos, noté algo, así como química – sonrió.
- No sé, la verdad es que ni yo misma tengo claro qué es lo que siento.
- Oh, ya sé lo que pasa ¿Te han engañado alguna vez? – preguntó.
Callé por unos segundos.
- Sí…
- Eso es lo que pasa, tienes miedo a ilusionarte, enamorarte y luego nuevamente sufrir por amor.
- Creo que tienes razón – la miré – Pero eso no es todo.
- ¿Hay algo más?
- Así es… El que me engañó fue su hermano gemelo.
Ella abrió y poco sus ojos, dio un suspiro.
- Entonces, ¿fuiste novia de su hermano?... Vaya, ahora entiendo.
- Todo es muy complicado.
- No es tan complicado, lo que pasa es que aún sientes cosas por el hermano de Bill, aun que quieres tratar de olvidarlo, no puedes. Y temes enamorarte de Bill, porque…
- Porque temo a que se arme un lío – dije terminando de completar la frase – Temo dañarlos, la verdad es que no sé a qué le temo.
- Pero el hermano de Bill….
- Tom – dije al ver que ella no sabía el nombre.
- ¿Pero Tom aún siente algo por ti?
- No lo sé, es que él es… le gustan las chicas, le gusta pasar solo una noche con ellas. Aunque debo admitir que cuanto éramos novios, nunca se metió con una, hasta un día… Él cambio, siempre me repetía que gracias a mí cambio, pero no sé si es verdad. Nunca me dijo por qué razón me engañó, bueno si, quizás ya no sentía nada por mí… Aún así ya no me interesa saberlo.
- Creo que deberías escucharlo, pero cuando creas que sea el momento. Por otro lado, Bill, si sientes algo por él, creo que deberías darle la oportunidad, ahí te darás cuenta qué es lo que realmente sientes. Y ahí verás quién en verdad te corresponde.
Sus palabras quedaron rondando por toda mi mente. Quizás tenía razón, podría abrirle mi corazón a Bill, y ver qué es lo que realmente siento por él. Aun que por otro lado me preocupa lo que piense Tom… ¿Por qué me preocupo tanto?
- Gracias por tu concejo – le sonreí.
- De nada, bueno, ahora te dejo, creo que ahí viene Bill – se levanto, también imité su acción.
- ¿(tu nombre) podemos hablar? – preguntó Bill.
- No te preocupes, yo ya me iba, adiós – me miró – Adiós (tu nombre), espero verte pronto.
- Espero lo mismo, adiós y gracias.
Ambos vimos como ella poco a poco se alejaba encontrándose con su novio, al cual al verlo lo abrazo como si no lo hubiese visto por años.
- Lo siento – dijo Bill mirándome triste.
- No te preocupes Bill, son tus fans y tuvieron la oportunidad de encontrarte, si yo fuera ellas quizás hubiese hecho lo mismo – sonreí.
- Aún así lo siento, es que, yo…
- Caminemos por la playa – propuse tomando su brazo.
Comenzamos a caminar por la orilla del agua. Escuchábamos el fuerte quebrar de las olas, mirábamos la hermosa luna llena y sus acompañantes, las estrellas.
- Gracias – le dije a Bill.
- ¿Por qué? – preguntó él deteniendo su andar.
- Porque me has dado un grandioso día – le sonreí.
- No fue tan grandioso después de todo – bajo su mirada.
- Nada es perfecto, y pese a todo el día fue increíble, lo fue para mí – Tomé su mentón, levantando su mirada – Gracias.
El me sonrió y me abrazó. Correspondí a su abrazo, y dando un suspiro apoyé mi cabeza en su pecho.
- ¿Recuerdas lo qué te dije el día de mi cumpleaños? – me preguntó.
- Lo recuerdo – respondí poniendo una mano en su pecho – Dijiste que nunca sería para ti.
- Y tú respondiste que nunca es tarde – con su mano tomo mi rostro.
Ahí estaba, nuevamente esa mirada tan peculiar, tan profunda, hermosa. Sus labios, entreabiertos, tratando de decirme algo, más nada salían de ellos. Sus ojos miraban mis ojos, luego mis labios. Lo mismo hacía yo. Su boca, aún se movían y cerraban, tratando de decir algo.
- Solo, dime lo que quieres decirme, no tengas miedo – dije casi en un susurro.
- Quisiera… Quisiera decirte tantas cosas, pero no sabría cómo decirlo. Eres tan única, especial, hermosa. Cada parte de ti llama tanto mi atención. Desde el primer día, aquel día en el aeropuerto, sentí una atracción, no sabía lo que era, hasta ahora. En tanto tiempo no había sentido este sentimiento dentro de mí, pensé que se había esfumado, pero verte fue como si hubiese vuelto, y con una gran intensidad. A esto se le llama amor… Quisiera, poder demostrarte lo que siento por ti. Deseo tanto que estés a mi lado. Deseo acariciar tu rostro, besar tu cuello. Besar, tus hermosos labios- su pulgar acariciaba mi mejilla, luego mis labios.
Cada palabra que me decía, me hacia estremecer. Sentir su aliento chocar contra mis labios, me hacían debilitarme. Su pulgar, tocando todo el contorno de mis labios. Sus labios eran una tentación, más ahora que estaban acompañados de dos metales.
Crucé mis brazos alrededor de su cuello. Nuestras narices se rozaban. Noté como Bill cerraba poco a poco sus ojos, y como lentamente posaba sus manos en mi cintura, atrayéndome más a él.
Nuestros labios se rozaban, dándole algo de tentación.
Miles de sensaciones vinieron a mí cuando ya sentía sus labios en los míos. A pesar de que ya o habíamos besado una vez, fue como si esta hubiese sido la primera. Sus labios se movían tan delicadamente sobre los míos. Sentía como poco a poco introducía tímidamente su lengua. Amaba la timidez de Bill, era tan delicado y dulce, a comparación de su hermano, quien era algo más salvaje. ¿Por qué en este momento pienso en Tom? No, no pensaré en él, y menos en este momento tan especial.
Nuestro beso se intensificaba cada vez más, tanto así que en un momento, sin intención claro, mordí el labio de Bill, quien inmediatamente emitió un pequeño gemido.
- Lo siento – me disculpé alejando un poco mi rostro.
- No… - Susurró tomando mi rostro con ambas manos, acercándome a él.
Nuevamente nuestros labios estaban unidos en un hermoso y dulce beso. Lentamente nos separamos. Bill, aún sin soltar mi rostro, me miró a los ojos.
- Entonces… ¿Puedo intentarlo? ¿Puedo lograr conquistarte y poder entrar a tu corazón?
- Mi corazón, estará abierto para ti – acaricie su rostro.
- Prometo hacerlo feliz - sonrió dulcemente.
Le di un corto beso en sus labios, tomé su mano y lo lleve a donde estaban todos.
Después de muchos intentos logre que Bill “bailara” un poco. Al fin y al cabo lo estábamos pasando muy bien, ya que después se nos integraron Derek y Jazmín. A pesar de que solo lo conocimos esta mañana, parecían buenas personas. En ocasiones Bill trataba de besarme, pero no quería que alguna de sus fans lo viera y luego se enojasen, por lo que me negaba a sus besos, aunque es muy insistente y logro robarme uno que otro. Jazmín por su parte me sonreía y me levantaba su dedo pulgar, en señal positiva.
Alrededor de las tres de la mañana volvimos a la cabaña, estábamos cansados. A pesar de que teníamos las habitaciones asignadas no queríamos separarnos.
Miré a Bill de una manera que entendió inmediatamente. Mi mirada decía que por favor se quedara junto a mí esa noche.
Nos metimos a la cama con la ropa que traíamos, ya que no teníamos pijama. Ambos con nuestras cabezas apoyadas en las almohadas, nos mirábamos de costado. Me ladee un poco más, quería mirarlo mejor. Acariciaba su hermosa cabellera gris. Él mantenía sus ojos cerrados. También acariciaba su mentón y mejillas, su crecida barba me provocaban un cosquilleo en los dedos. Delineaba con mis dedos su perfecta nariz, acaricie su frente. Sus ojos poco a poco se fueron abriendo. Con su mano derecha imitó lo que hice con él. Cerré mis ojos al sentir sus dedos sobre mi rostro. Sentí como se movió de la cama. La curiosidad me mató, así que abrí los ojos. Al hacerlo me encontré con sus delicados labios, los cuales lentamente se acercaban a los míos.
Aquella madrugada nos dedicamos a acariciarnos, a besarnos y mirarnos. Las palabras no hacían falta. Fue así como poco a poco nos fue venciendo el sueño.
Quizás después de todo, si sienta algo por Bill, pero en mi interior, en lo más profundo de mi ser aún queda alguien rondando, alguien que no se quiere ir con nada. Tom. Aún así, lo daré la oportunidad a Bill, solo así lograré saber qué es lo que realmente siento.


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¡Hola! Lamento no haber subido ayer como lo prometí, pero mi computador definitivamente murió, así que perdí fotos, videos, y cosas que eran para la fic :(, pero bueno.
El capítulo fue algo largo, a mi parecer. Me inspiré con muchas canciones, así que lo escribí con muchos detalles, me costó mucho, espero que les guste >.<
El día de hoy entré a clases, fue mi primer día jajaja, como mencioné esté año se me viene duro, así que ahora si creo que tardaré, pero tendré un cuaderno y anotaré las ideas que se me vengan a la mente y después lo traspasaré. Perdonen si escribo cosas cortas, pero será lo que pueda porque mis tiempos serán cortos :(, espero comprendan. Gracias por sus comentarios chicas, las adoro un montón.

viernes, 2 de marzo de 2012

Capítulo 5: Fogata bajo una noche estrellada (Parte 1)

El viaje se hacia largo, pero me agradaba ver el paisaje. Dentro del auto el ambiente era relajante. La radio se encontraba encendida con un volumen moderado. Podía escuchar como Bill cantaba bajito. En un momento voltee mi rostro, me gustaba ver la concentración que tenía al momento de estar al volante.
Volteó su cabeza hacia su derecha, encontrándose con mi mirada. Me regaló una dulce sonrisa y continuó conduciendo.
- Espero que no estés aburrida - dijo mientras miraba a su izquierda, procurando ver que no viniera ningún vehículo para continuar su camino.
- No lo estoy, me entretengo viendo el paisaje, es muy bonito.
- Que bien, pronto llegaremos.
- ¿A dónde vamos? - insistí nuevamente.
- Pero que insistente eres - rió - Es sorpresa.
Bill continuó conduciendo. No mucho después entró a un sitio el cual decía "privado". Estacionó su auto junto a otros. Desabrochamos nuestros cinturones, tomé mi bolso, y cuando pretendía abrir la puerta él ya lo había echo.
- Gracias - le sonreí.
- Ven, sígueme.
Así lo hice. Nos dirigimos hacia una pequeña oficina. Dentro se encontraban dos guardias.
- Joven Bill, ¿cómo le va? - preguntó uno de ellos.
- Muy bien gracias - confirmo Bill con una gran sonrisa.
- ¿Viene por una? - preguntó.
- Así es, ya sabes cuál es mi favorita - respondió Bill.
- Claro que sí. Veamos... ¡aquí está! - le dio una llave.
- Excelente - la tomo - gracias.
- Veo que viene muy bien acompañado - dijo el otro.
Bill solo se limitó a sonreír algo nervioso, a su vez sus mejillas tomaban un color rosa.
- Que tenga un buen día señorita - me dijo el primer guardia que atendió a Bill.
- Muchas gracias - le sonreí.
Bill y yo salimos de ahí.
El lugar era todo en un entorno natural. Se encontraban muy pocas personas, las cuales algunas se encontraban almorzando en las mesas de picnic, otras personas jugaban con sus hijos, algunos simplemente tomaban sol junto a las piscinas que habían ahí.
Bill seguía caminando por un camino de piedras, yo le seguía por detrás. El único camino que había, se separaba en seis direcciones. Bill continuaba caminando derecho. Los árboles de aquel lugar eran inmensos, los matorrales eran capaces de hacerte perder el camino, pero por suerte tenía a mi guía delante mío. De pronto el camino desaparece, dando paso a una hermosa cabaña.
Él se acercó y abrió la puerta. Por mi parte, me encontraba a una distancia alejada de ahí.
- ¿No quieres entrar? - Preguntó desde la puerta.
Sacudí mi cabeza y caminé hasta la entrada.
- Adelante - me dijo dándome paso para que entrara.
Dentro de la cabaña todo era muy lindo. Podía notar como el verano ya se hacía presente, dándole al lugar un ambiente cálido, los rayos de sol se hacían presentes por todo el lugar.
Como una verdadera niña pequeña, llena de curiosidad, comencé a recorrer todo el lugar. Contemplé los cuadros, los adornos, el hermoso barnizado de la pared.
- ¿Te gusta el lugar? - pregunto a mi espalda.
- ¿Bromeas? Es precioso - voltee y lo miré.
Él tenía su mirada fija en la mía. Pestañeo un par de veces y sacudió su cabeza.
- Dame tus cosas, las dejaré colgadas en el perchero.
Le di mi bolso, me saqué la chaqueta que traía puesta y también se la di.
- ¿Te gustaría algo para beber? - preguntó.
- Jugo, por favor - dije mientras me dirigía al living.
- ¿Qué sabor?
- Cualquiera está bien - respondí.
Sentía el ruido de agua, provenía desde afuera. Caminé hasta el gran ventanal que daba hacia un balcón. Lo abrí, encontrándome con un hermoso paisaje. No muy lejos se encontraba la playa, podía divisar a personas que se bañaban a la orilla.
Bajo el balcón habían algunas plantas y un camino, que supuse guiaban hasta la playa.
- Bonita vista, ¿ no crees? - preguntó Bill, acercándose a mí con un vaso.
- Es, increíble - respondí aún atónita ante tanta belleza.
- Ten, espero que te guste el jugo de naranja - me dio el vaso.
- Muchas gracias - respondí.
- Entones, creo que te gusto la sorpresa - rió acomodando sus codos en la baranda.
- No me gusto - lo miré seria, poniendo en práctica lo que he aprendido en actuación.
- ¿No? - pregunto tragando saliva.
Me acerque a él, aún seria.
- Me encanta, es lo mejor que he visto - le sonreí.
Dio un suspiro de alivio, llevando una de sus manos a su pecho.
- Me has asustado - sonrió - ¿Qué estás estudiando? ¿Actuación?
- Así es - confirmé.
- Eres buenísima... Increíble - dijo sorprendido.
- Ya Bill, tranquilo, no es para tanto - di un sorbo a mi jugo - Mmm... está rico, ¿lo has hecho tu?
- Así es, me alegro que te guste.
- ¿No tomarás? - pregunté al ver que no tenía nada.
- No, aún me duele el estomago.
- ¿Te paso algo malo?
- Oh, es cierto, no sabes... Bueno anoche, tu sabes, me pasé de copas, aún no entiendo por qué... Pero, cuando íbamos camino a casa, me sentí mal, y bueno, cuando llegamos corrí al baño y, vomite - terminó diciendo casi en susurro lo último.
- Oh, pero puedo prepararte algo caliente.
- No, no te preocupes, hace mucha calor como para beber algo caliente - me sonrió.
- Bueno, pero si cambias de parecer no dudes en pedírmelo.
- Lo tendré en cuenta, gracias.
- Me gustaría ir a la playa - dije.
Él me miró y sonrió mordiendo su labio inferior.
- Me alegro que hayas dicho eso, ven conmigo - tomo de mi mano y casi tirándome me llevo con él.
- ¿A dónde vamos? - pregunte al ver que entrabamos a una habitación.
- En esta habitación, también hay un balcón, pero la diferencia es que junto al balcón hay un árbol que tiene una escalera.
- ¿Planeas bajar por ahí? - pregunté asombrada.
- No, planeo que bajemos juntos - me sonrió y abrió la ventana.
Una vez en el balcón, Bill subió a la escalera y comenzó a bajarla, luego imité su acción. Antes de bajar, él tomo una de mis manos y paso la otra por mi cintura, ayudándome a bajar. Tomo mi mano y me guió por entremedio de algunos arbustos, encontrándonos con el camino de piedras que guía hasta la playa.
- Creo que fue mala idea bajar por el árbol - me dijo Bill poniéndose frente a mí.
- ¿Por qué? - pregunté.
- Porque te has hecho una herida en la pierna - apuntó a mi pierna derecha.
- No es problema Bill, ni siquiera lo había notado, además traigo puesto short, era obvio que de una u otra manera me haría alguna herida - sonreí.
- Aún así es mi culpa.
- Ya no importa, vamos, quiero ir a la playa - tomé su mano para que avanzara.
Estaba muy entusiasmada, tanto así que llevaba casi corriendo al pobre de Bill.
- Hey, tranquila, me sacaras el brazo - rió.
- Lo siento - ambos paramos, ya habíamos llegado a la playa - Es hermoso.
- Así es - dijo el comenzando a sacarse sus zapatos.
- ¿Qué haces? - pregunté.
- ¿Crees que me quedaré aquí a mirar nada más? Claro que no - dejo sus zapatos a un costado de él.
También imité su acción.
- ¡Atrapame si puedes! - grité corriendo hacia el agua.
- ¡No, espera! ¡No seas tramposa! - gritó el mientras arremangaba sus pantalones.
Corrí por la orilla de la playa, esquivando a las personas que se encontraban ahí.
Paré para tomar un poco de aire y aprovechar de mirar a Bill, pero no lo veía por ninguna parte.
- ¡Te atrape! - me asustó tomándome de la cintura y elevándome.
- ¡No suéltame! - reía.
- Creíste que te escaparías de mí, gran error pequeña - me bajo, aún sin soltarme.
-Bien, has ganado, pero solo porque me tomaste desprevenida.
- Desprevenida o no te hubiera atrapado igual - me sonrió.
Cada vez que miraba a Bill a los ojos, era como si viajara a otro mundo. Me perdía en ellos, tratando de buscar algo, ¿qué era?, no lo sé, pero amaba bagar en la profundidad de ellos.
"¡Cuidado!", gritó un chico. Bill y yo reaccionamos cuando ya era demasiado tarde. Una ola nos había botado al suelo, dejándonos completamente mojados. No podíamos parar de reírnos.
Nos sentamos en la arena, las personas de ahí nos miraban y se reían.
- (Tu nombre) - me dijo Bill, voltee para mirarlo. Gran error, ya que me había echado arena mojada en la cara.
- ¡Oye! - exclamé - ¡Eres un malvado!
- Lo sé - aún reía.
- Que mal, no traje más ropa, jamás creí que me mojaría - me coloqué de pie, también ayude a Bill.
- Lo bueno es que el sol está fuerte, así que en un par de minutos la ropa se secará.
Volvimos a donde habíamos dejado nuestras cosas. Entre los zapatos y la chaqueta de Bill encontré su iphone. Lo tomé y sin que él lo notase, comencé a sacarle fotografías.
- Chica paparazzi - dijo sentándose junto a mi.
- No puedo creer, ¿cómo es que sales tan bien en las fotos?
- No lo sé, ¿belleza natural quizás? - rió.
- Vaya, veo que tu ego creció bastante - levanté una ceja.
- No lo creo - me quitó el iphone - Ven acércate.
Así lo hice. Se acercó más a mi y tomo una fotografía. Una pareja que se encontraba cerca nuestro nos preguntó si quería que nos tomaran una fotografía. Bill aceptó y me levantó, llevándome hasta el orilla del mal. Él se colocó detrás mío, tomando con sus manos mi cintura y apoyando su mentón en mi cabeza.
Me sentí extraña. Miles de sensaciones recorrieron mi cuerpo. No quería temblar, ya que temía a que él lo notase.
El chico le paso el iphone a Bill, quien agradeció e inmediatamente reviso la foto.
- Me gusta - dijo sonriendo.
Miré la pantalla. Algo sentí en mi estomago. ¿Mariposas?, no lo sé. Pero al ver la fotografía, era como si fuésemos algo, ¿novios?, quizás.
- Hoy en la noche hay una fogata en la playa, pueden venir si quieren - dijo el chico que había tomado la foto.
- Gracias por la invitación - dijo Bill dándole un apretón de manos.
- ¿Iremos? - le pregunté.
- No lo sé, ¿quieres quedarte?
- Mañana es sábado, no hay problema - le sonreí.
- Bien, pero antes, iremos a ver ropa.
- ¿Hay ropa aquí? - pregunté.
- Venden ropa estilo hawaiana - rió burlón - pero veremos que hay.
Tomamos nuestras cosas y caminamos hasta la cabaña. Bill tomó su billetera y yo igual.
- ¡Alto ahí! - gritó.
- ¿Qué pasa?
- Yo compraré las cosas, no pienso que gastes un peso, yo invite, yo pago.
- Pero Bil...
- Nada de peros - interrumpió - Ya he dicho.
Me quitó la billetera y la tiro al sofá del living. Lo miré con el ceño fruncido. Él solo me sonrió y tomo de mi brazo para que saliéramos.
Caminamos por fuera de pequeños puestos donde habían personas que vendían artesanía. Bill se volvía loco al ver tantos collares. Estaba fascinado, tanto así que se compró algunas cosas. También me compro unos aros de pluma, y un collar con un pequeño delfín. Luego nos dirigimos a comprar ropa. Él se compró una camisa blanca y unas bermudas. A mi no me gustan mucho las faldas, así que me compró otro short y una blusa blanca también.
Le agradecí por todo lo que me había comprado, era muy dulce. Por un impulso, tomé de su mano. Él se asombro y clavo su mirada en nuestras manos. Sonrío y entrelazó sus dedos con los míos. Continuamos mirando todas las artesanías que habían ahí.


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¡Hola!, bueno aquí les dejo la primera parte de este capítulo. La segunda parte la subiré el domingo, así que no se desesperen jajaja, que no tardaré esta vez.
Espero que les guste, incluso a mí me está poniendo nerviosa esto ._. jajaja ¿extraño no?...
Gracias por sus comentarios, son las mejores, las adoro un montón :]