jueves, 26 de julio de 2012
Queridas lectoras
Con gusto en saludarlas, les dos mis mas cordiales disculpas por haberlas abandonado y dejado con intriga, ya que ha pasado muchísimo tiempo en el cual no he escrito nada de la novela. Durante este periodo me he dedicado a los estudios, entre otras cosas más personales. Pero creo que no es escusa para no haber escrito. Vuelvo a repetir, que estoy muy apenada por eso.
Había tomado la decisión de “cerrar “las dos temporadas que he escrito, pero me he dado cuenta de que es algo que quiero recordar. Sinceramente, no me gusta como escribo, pero claramente no soy una escritora profesional, pero con lo poquito que sé en redacción y cosas por el estilo, se lo dedico a todas ustedes, nosotras, que merecemos soñar, merecemos dejar volar nuestros pensamientos, emociones, etc.
Gracias por el apoyo que me dejaban escrito en cada capítulo, realmente les estoy muy agradecida.
Ahora me gustaría retomar esto, es una de las cosas que me gusta hacer. Lo único que les pido es que no se desesperen si no subo capítulos muy seguido. Aún estoy ordenando mi mente, aún rondan cosas en mi cabeza, y todo me servirá para escribirlo, espero no desilusionarlas, ya que me costará tomar un poco el ritmo a esto, y también me constará reunir a mis lectoras nuevamente.
Espero me comprendan y, bueno… Nos veremos nuevamente en un par de días con un nuevo capítulo.
¡Adiós!
viernes, 6 de abril de 2012
AVISO IMPORTANTE
Mis queridas lectoras, sé que deben estar aburridas tanto esperar, realmente lo lamento mucho. Lo que pasa es que el colegio me tiene MUY ocupada, por lo general salgo los lunes y martes a las 5 de la tarde, y los demás días a las 4 de la tarde. Bueno, al llegar a casa, solo llego a hacer tareas, trabajos o a estudiar.
Les prometo por lo que mas quieran que trato de hacerme un tiempo, pero es inútil, es muy difícil.
Tengo el capítulo en mente, aun que no del todo listo, pero tengo una base, así que espero escribirlo pronto, porque sé que están aburridas de esperar.
Por su comprensión saluda con un beso y abrazo virtual la escritora de la fan fic :) ...
Les prometo por lo que mas quieran que trato de hacerme un tiempo, pero es inútil, es muy difícil.
Tengo el capítulo en mente, aun que no del todo listo, pero tengo una base, así que espero escribirlo pronto, porque sé que están aburridas de esperar.
Por su comprensión saluda con un beso y abrazo virtual la escritora de la fan fic :) ...
viernes, 16 de marzo de 2012
Capítulo 7: Lucharé por su amor.
Narra Tom:
Pero que días más horribles. Desde que Bill se fue a buscar su auto no ha vuelto. Creo que eso fue el día viernes alrededor de las ocho de la mañana. Desde ese momento comencé a sentirme algo extraño, pero no le tomé mucha importancia.
Transcurrían las horas y Bill no aparecía. Supuse que quizás había pasado al centro comercial, conociendo a mi hermano, estoy seguro de que vio alguna oferta en el camino y enloqueció. Nunca cambiará.
Aproveché la circunstancia y entré al estudio a grabar un par de acordes que me faltaban para una canción. No estuve más de quince minutos ahí cuando tuve que parar todo lo que estaba haciendo. Una maldita jaqueca impedía que pudiera mirar. Como pude desconecté todas las cosas y salí de ahí.
Busqué si había algún medicamento, ya que después comenzarían los malditos dolores. Nada, no había absolutamente nada. Decidí ir a acostarme, y tratar de dormir. Cuando concilié el sueño, llego Scotty, quien se subió a la cama y comenzó a lamer mi rostro.
- Scotty, chico ya basta… ¡Hay! – Me quejé – Chico por favor déjame dormir.
Siempre lo he dicho, amo a este perro. Cuando le digo algo inmediatamente obedece. Traté de conciliar el sueño, pero me fue inútil. Maldito dolor, no lo tolero. Y para rematar, me dolía el estómago. Me daban puntadas muy fuertes.
Traté de ponerme de pie, para buscar a alguien y que me llevara a la clínica. Pero me fue inútil. Los intentos eran en vano, ya que el dolor de cabeza y estomago me impedían que me moviese.
Llamé reiteradas veces a mi hermano para ver si ya había llegado, mas no escuché respuestas por parte de él.
Busqué con el tacto mi celular, pero no lo encontraba. Maldición, justo en ese momento no había nadie en la casa.
Los dolores eran cada vez más y más fuertes, aún no sé cómo pude soportarlo.
A lo lejos había escuchado voces, supuse que serían Gustav y Georg. Comencé a llamarlos, pero estaba tan débil, que mi voz apenas se escuchaba. Scotty, quien aún estaba junto a mí, comenzó a aullar como tratando de ayudarme.
- ¿Scotty, dónde estás chico? – escuché decir a Georg.
Ahí fue cuando Georg entró a mi habitación y me vio.
- ¿Tom? ¿Tom estás bien? – preguntó mi amigo.
Ice un pequeño gesto de negación con la cabeza, con mucha dificultad por el dolor.
- Por Dios hombre, ¡estás ardiendo en fiebre! – Exclamó tocando mi frente – Te llevaré a una clínica.
Después de eso no recuerdo mucho, ya que mi vista estaba tan nublada que apenas podía ver las cosas. Sé que Gustav también llegó para ayudarme a ponerme de pié. Luego de eso salimos de la casa y me subieron al auto.
¿Quién iba manejando? No lo sé. ¿Georg? ¿Gustav?, si era él no me importaba, sabía que corría el peligro de morir en un accidente automovilístico, pero en ese momento no me importaba nada, solo quería que los dolores cesaran.
Lo siguiente que recuerdo fue que me subieron a una camilla y me adentraron a una sala de emergencia.
“Su presión está muy baja…” “Hay que bajar la temperatura, o puede empeorar…” “Necesito la anestesia ahora…”
Fueron las palabras que escuché mientras agonizaba - sin exagerar- de dolor. Me sentía más mareado de lo que estaba, fue ahí cuando caí en un profundo sueño.
No sabes todo lo que siento por ti. Quisiera gritar a los cuatro vientos lo mucho que te amo. Quisiera gritar que eres la única chica que me ha enloquecido de amor. Que me haces sentir cosas que nadie en la vida me había echo sentir. ¡Eres única! Te amo, y no creo cansarme de repetírtelo un millón de veces. Quisiera sentir tus brazos alrededor de mi cintura y cuello. Sentir tus caricias sobre mi piel. Sentir tus delicados labios, en mi boca.
¿Qué hice para perderte? ¿Qué hice de malo? Si todo lo que hice fue por tu bien. Todo lo hice por ti mi amor, te salvé de lo peor…
… Tienes que dejarla….
¿Dejarla? ¿Por qué debo dejarla? Si no estamos juntos.
… Entonces, olvídala, es lo mejor….
¿Olvidarla? No, imposible, eso jamás.
… Ella no te ama, entiende, ella está enamorada de otro…
¿Otro?... ¿Ella ama a otro? ¿Quién es él? ¿Lo conozco?
… Está mas cerca de lo que crees…
¿Más cerca de lo que creo?.... Oye no, espera, ¿quién eres? No te vayas, tienes que decirme quién es esa persona, no te vayas, no….
Al parecer la anestesia se desvanecía poco a poco, ya que comenzaba a despertar. Sentía un fuerte dolor en el estómago. Sentía frío, al parecer aún tenía frío. Escuchaba el sonido de máquinas, que marcaban el pulso de mi corazón. También sentía cómo dos personas hablaban en susurro. Lentamente fui abriendo mis ojos, aún veía algo borroso. Poco a poco fui descifrando a quienes se encontraban cerca de mí. Era mi hermano, quien estaba acompañado de ¿una chica? Ambos estaban muy juntos, demasiado diría yo. Un momento, si mi vista aún no me fallaba, ellos se estaban besando. Vaya, por fin mi pequeño hermano ha encontrado a su media naranja. ¿Quién será la chica?
Tiene un parecido increíble a (tu nombre). Su mismo pelo, color de piel, su ropa, esa manera que tiene de cruzar sus brazos por el cuello…
No puedo creerlo, ¿es ella? No, no puede ser. No, estoy loco, creo que aún estoy dormido. No… ¡No! Bill no puede hacerme esto, él sabe que aún me gusta, que aún siento cosas por ella. Él no me puede hacer esto, Bill hermano…
Mi corazón comenzó a latir a un ritmo más rápido de lo normal, sentía que mi cabeza explotaría. Cerré mis ojos y apreté con fuerzas las sabanas de la camilla.
“¡Tom! ¡¿Tom qué te pasa?!” Escuchaba gritar a mi hermano algo desesperado.
Ni yo mismo sabía lo que me ocurría. No podía abrir mis ojos. Sentía un dolor terrible en el estómago y cabeza.
“Tranquilízate chico, por favor sal un momento, necesitamos examinarlo” Fue lo que escuché decir del doctor. Sentí como tomaban de mi brazo y me inyectaban algo. Luego de eso no recuerdo más, nuevamente había caído dormido.
Nuevamente había tenido el mismo sueño. ¿Qué significaba? Acaso… lo de que había visto sería la respuesta. Pero, ¿por qué? No entiendo nada.
¿A (tu nombre) le gusta Bill? ¿Le gusta a mi hermano? Quizás solo había sido un sueño.
Poco a poco abrí mis ojos, encontrándome con una enfermera, la cual acomodaba el tubo que llevaba el suero a mi cuerpo.
- Buenos días joven, ¿cómo se siente? – preguntó ella con una sonrisa en su rostro.
- Creo que mejor, ya no me duele tanto la cabeza – respondí frotando uno de mis ojos.
- Me alegro mucho, creo que los analgésicos y las horas que ha dormido le han servido de mucho.
- Creo que si – sonreí de costado.
- Buenos días joven Kaulitz – saludo un hombre de bigote.
- Buenos días – respondí.
- Soy el doctor Beckenbauer, el que te ha atendido en estos días – sonrió.
- Es alemán – sonreí y entablamos una conversación en nuestra lengua natal - ¿Qué fue lo que me paso?
- El día de ayer tuviste un pequeño ataque, tu corazón comenzó a latir más rápido de lo normal, tuvimos que darte tranquilizantes y examinarte. Antes que nada debo informarte que, has estado tres días aquí en la clínica, debido a la alta fiebre que tenías, por suerte logramos controlarla. Tenías una pequeña intoxicación en el estomago, ya que ingeriste algo que estaba en mal estado. Por otra parte aún no sé lo de tu corazón, me parece que te alteraste por algo, ¿sabes algo?
- Creo que fue algo que soñé, o que vi.… No estoy seguro – respondí dudando de lo que había pasado.
- Bueno, pero eso no fue tan grave, lo que pasa es que como tenía fiebre y tu temperatura era muy alta provocó una mala reacción, pero ya estás bien – sonrió confirmando mi mejora.
- ¿Cuándo pobre salir de aquí? – Pregunté algo inquieto.
- Si todo va bien puedes irte mañana mismo. Eso si, tienes que tener reposo, comer cosas ligeras, no te expongas mucho al sol, ya que podrías nuevamente enfermar.
- Sería un problema, ya que salgo todos los días con mi hermano – sonreí – pero si tengo que recuperarme, lo haré.
- Bien. Oh si lo olvidaba, tu hermano está afuera, llego ayer muy preocupado por ti y se quedó toda la noche también.
- ¿Está aquí? ¿Puede pasar? – pregunté con entusiasmo.
- Claro, lo llamaré, luego volveré para ver como sigues, adiós.
- Adiós y gracias.
El doctor salió, y no mucho después entro mi hermano.
- Pero que susto me diste idiota – dijo entrando.
- Hola hermano, yo también te extrañé – dije irónico.
- Lo siento… ¿me extrañaste? – preguntó con un brillo en los ojos.
- No.
- Oh, si entiendo – bajo su mirada.
- Tonto, claro que si, aun que la verdad eres tan… no sé como decírtelo, pero cuando más te necesitaba no estabas – lo miré enojado.
- Lo siento mucho Tom, pero jamás creí que algo así pasaría.
- ¿Dónde estabas?
- Eh…. Había salido a… por un lado, ya sabes, aventurar es lo mío – respondió algo nervioso.
- Pero Bill, siempre salimos a aventurar juntos, como hermanos, tu mismo me dijiste que no saldrías a aventurar sin mi.
- Lo siento Tom, prometo no salir a aventurar sin ti.
- ¿Lo prometes? – pregunte estirando mi mano.
- Prometido – cerró el trato estrechando mi mano.
- ¿Y a dónde fuiste a aventurar esta vez? – pregunté interesando en lo que podría decirme.
- Fui a nuestro lugar favorito, a la playa privada, quería relajarme.
- ¿Fuiste solo?... Pero si es muy aburrido ir solo, ¿o fuiste acompañado?
- Eh… fui solo… si, no fue tan aburrido, creo que me sirvió – respondió algo nervioso, pude notarlo en como frotaba sus manos.
- ¿Seguro? ¿No me estas mintiendo?
- Si… seguro hermano.
Su respuesta no me fui muy convincente, pero no quise seguir hablando del tema. Pase un largo tiempo charlando con mi hermano. Era como si no nos hubiésemos visto en muchos meses, pero solo fueron 3 días.
Las horas se nos pasaron volando, me di cuenta al ver la hora. Además el doctor había entrado a la habitación para examinarme nuevamente.
Bill se quedo mientras el doctor me examinaba. También charlamos mucho, entre alemanes nos entendíamos.
En la noche no dormí nada. Quería salir pronto de la clínica, no me gustaba dormir en otro lugar que no sea mi cama o una buena cama. Por suerte en la habitación había televisión, sino creo que ya hubiese muerto del aburrimiento.
En uno de los canales estaban transmitiendo uno de nuestros conciertos antiguos. Vaya que cambiado estaba. Viéndome en la televisión con rastas, me hacían extrañarlas, aun que me agrada tener mis trenzas.
Eran alrededor de las dos de la mañana. Tomé mi celular, algo que me costó muchísimo, ya que la mesa estaba algo alejada de la camilla.
Comencé a revisar fotos que tenía. Mientras las miraba llegue hasta las fotos más antiguas. Ahí me encontré con fotos en las cuales salía con mi pequeña.
Estaba tan cambiada. Ahora, su cuerpo Dios, era como si los ángeles lo hubiesen tallado nuevamente, dejándolo más hermoso de lo que ya era. Ya era toda una mujer, aun que para mi seguía siendo pequeña.
Aquellas fotografías me hacían recordar todos los hermosos momentos que vivimos juntos. Mierda, la extraño tanto. Esto es una tortura. Quiero hacer tantas cosas para recuperarla, soy capaz de todo.
Sus besos. Pero que droga más grande. Los extraño tanto. Aún puedo sentirlos, no he olvidado ninguno. Todos permanecen intactos, como si acabara de dármelos.
Recordando los mejores momentos de mi vida, fue como me quede dormido.
Al día siguiente volví muy temprano a mi casa. El doctor me dio algunas indicaciones, como mantenerme acostado, y no tomar ningún trago o cosas que contengan alcohol, mínimo tendría que esperar una semana, hasta que mi estomago se recuperara.
Al llegar a casa, el primero en recibirme fue mi querido Scotty. Luego mis queridos amigos Georg y Gustav me saludaron.
Me dirigí directamente a mi habitación. Estaba cansado. Tantas máquinas, suero, agujas, medicamentos, me tenían cansados, quería dormir como correspondía.
Así lo hice, llegue alrededor de las nueve de la mañana a mi casa. Dormí toda la tarde. Hubiese seguido durmiendo, pero me despertaron. Fue la manera mas linda de despertar. Sentía caricias en mis mejillas, frente, ojos, en fin por todo mi rostro.
Abrí lentamente mis ojos. Aquellas manos ya las conocía, y de una manera perfecta. Sabía que era ella, la conocía como la palma de mi mano.
Mis ojos se encontraron con la belleza en persona. ¿Hacia cuanto tiempo que no sonreía así? Verla, me llenó por completo de felicidad.
En su rostro, una sonrisa estaba presente. ¿Por qué demonios es tan adorable? Esta mujer me tiene loco.
Tome sus manos, las acaricie y besé. Nuevamente las lleve a mi rostro, amaba sentir su piel en contacto con la mía.
Me dediqué a contemplar su rostro por un largo tiempo. Ella solo acariciaba mis mejillas, y me miraba con un tanto de melancolía. No quería preguntarle qué le pasaba, no quería arruinar el momento.
Así fue como poco a poco el sueño nuevamente me fue venciendo. Quedándome dormido ante la presencia de mi angelito.
Esto me daba tantas ganas de seguir luchando, seguir luchando por reconquistarla. Quiero luchar por su amor. Ella fue la única que hizo cambiar mi vida, la única que hizo palpitar mi corazón de una manera que jamás creí. Y será la única, en hacer que él deje de latir…
_________________________________________________
Hola chicas. Bueno motivos por los cuales tardé en subir capítulo ya lo saben, culpa del colegio. Pensé toda la semana en este capítulo, y por fin lo pude escribir :]
Bueno, espero que sea de su agrado, y espero subir pronto, siempre trato de hacerme tiempos, pero con suerte duran alrededor de 20 minutos y adiós :C
Gracias por sus comentarios, y sobretodo paciencia. Las adoro un montón, gracias por leer :D
Pero que días más horribles. Desde que Bill se fue a buscar su auto no ha vuelto. Creo que eso fue el día viernes alrededor de las ocho de la mañana. Desde ese momento comencé a sentirme algo extraño, pero no le tomé mucha importancia.
Transcurrían las horas y Bill no aparecía. Supuse que quizás había pasado al centro comercial, conociendo a mi hermano, estoy seguro de que vio alguna oferta en el camino y enloqueció. Nunca cambiará.
Aproveché la circunstancia y entré al estudio a grabar un par de acordes que me faltaban para una canción. No estuve más de quince minutos ahí cuando tuve que parar todo lo que estaba haciendo. Una maldita jaqueca impedía que pudiera mirar. Como pude desconecté todas las cosas y salí de ahí.
Busqué si había algún medicamento, ya que después comenzarían los malditos dolores. Nada, no había absolutamente nada. Decidí ir a acostarme, y tratar de dormir. Cuando concilié el sueño, llego Scotty, quien se subió a la cama y comenzó a lamer mi rostro.
- Scotty, chico ya basta… ¡Hay! – Me quejé – Chico por favor déjame dormir.
Siempre lo he dicho, amo a este perro. Cuando le digo algo inmediatamente obedece. Traté de conciliar el sueño, pero me fue inútil. Maldito dolor, no lo tolero. Y para rematar, me dolía el estómago. Me daban puntadas muy fuertes.
Traté de ponerme de pie, para buscar a alguien y que me llevara a la clínica. Pero me fue inútil. Los intentos eran en vano, ya que el dolor de cabeza y estomago me impedían que me moviese.
Llamé reiteradas veces a mi hermano para ver si ya había llegado, mas no escuché respuestas por parte de él.
Busqué con el tacto mi celular, pero no lo encontraba. Maldición, justo en ese momento no había nadie en la casa.
Los dolores eran cada vez más y más fuertes, aún no sé cómo pude soportarlo.
A lo lejos había escuchado voces, supuse que serían Gustav y Georg. Comencé a llamarlos, pero estaba tan débil, que mi voz apenas se escuchaba. Scotty, quien aún estaba junto a mí, comenzó a aullar como tratando de ayudarme.
- ¿Scotty, dónde estás chico? – escuché decir a Georg.
Ahí fue cuando Georg entró a mi habitación y me vio.
- ¿Tom? ¿Tom estás bien? – preguntó mi amigo.
Ice un pequeño gesto de negación con la cabeza, con mucha dificultad por el dolor.
- Por Dios hombre, ¡estás ardiendo en fiebre! – Exclamó tocando mi frente – Te llevaré a una clínica.
Después de eso no recuerdo mucho, ya que mi vista estaba tan nublada que apenas podía ver las cosas. Sé que Gustav también llegó para ayudarme a ponerme de pié. Luego de eso salimos de la casa y me subieron al auto.
¿Quién iba manejando? No lo sé. ¿Georg? ¿Gustav?, si era él no me importaba, sabía que corría el peligro de morir en un accidente automovilístico, pero en ese momento no me importaba nada, solo quería que los dolores cesaran.
Lo siguiente que recuerdo fue que me subieron a una camilla y me adentraron a una sala de emergencia.
“Su presión está muy baja…” “Hay que bajar la temperatura, o puede empeorar…” “Necesito la anestesia ahora…”
Fueron las palabras que escuché mientras agonizaba - sin exagerar- de dolor. Me sentía más mareado de lo que estaba, fue ahí cuando caí en un profundo sueño.
No sabes todo lo que siento por ti. Quisiera gritar a los cuatro vientos lo mucho que te amo. Quisiera gritar que eres la única chica que me ha enloquecido de amor. Que me haces sentir cosas que nadie en la vida me había echo sentir. ¡Eres única! Te amo, y no creo cansarme de repetírtelo un millón de veces. Quisiera sentir tus brazos alrededor de mi cintura y cuello. Sentir tus caricias sobre mi piel. Sentir tus delicados labios, en mi boca.
¿Qué hice para perderte? ¿Qué hice de malo? Si todo lo que hice fue por tu bien. Todo lo hice por ti mi amor, te salvé de lo peor…
… Tienes que dejarla….
¿Dejarla? ¿Por qué debo dejarla? Si no estamos juntos.
… Entonces, olvídala, es lo mejor….
¿Olvidarla? No, imposible, eso jamás.
… Ella no te ama, entiende, ella está enamorada de otro…
¿Otro?... ¿Ella ama a otro? ¿Quién es él? ¿Lo conozco?
… Está mas cerca de lo que crees…
¿Más cerca de lo que creo?.... Oye no, espera, ¿quién eres? No te vayas, tienes que decirme quién es esa persona, no te vayas, no….
Al parecer la anestesia se desvanecía poco a poco, ya que comenzaba a despertar. Sentía un fuerte dolor en el estómago. Sentía frío, al parecer aún tenía frío. Escuchaba el sonido de máquinas, que marcaban el pulso de mi corazón. También sentía cómo dos personas hablaban en susurro. Lentamente fui abriendo mis ojos, aún veía algo borroso. Poco a poco fui descifrando a quienes se encontraban cerca de mí. Era mi hermano, quien estaba acompañado de ¿una chica? Ambos estaban muy juntos, demasiado diría yo. Un momento, si mi vista aún no me fallaba, ellos se estaban besando. Vaya, por fin mi pequeño hermano ha encontrado a su media naranja. ¿Quién será la chica?
Tiene un parecido increíble a (tu nombre). Su mismo pelo, color de piel, su ropa, esa manera que tiene de cruzar sus brazos por el cuello…
No puedo creerlo, ¿es ella? No, no puede ser. No, estoy loco, creo que aún estoy dormido. No… ¡No! Bill no puede hacerme esto, él sabe que aún me gusta, que aún siento cosas por ella. Él no me puede hacer esto, Bill hermano…
Mi corazón comenzó a latir a un ritmo más rápido de lo normal, sentía que mi cabeza explotaría. Cerré mis ojos y apreté con fuerzas las sabanas de la camilla.
“¡Tom! ¡¿Tom qué te pasa?!” Escuchaba gritar a mi hermano algo desesperado.
Ni yo mismo sabía lo que me ocurría. No podía abrir mis ojos. Sentía un dolor terrible en el estómago y cabeza.
“Tranquilízate chico, por favor sal un momento, necesitamos examinarlo” Fue lo que escuché decir del doctor. Sentí como tomaban de mi brazo y me inyectaban algo. Luego de eso no recuerdo más, nuevamente había caído dormido.
Nuevamente había tenido el mismo sueño. ¿Qué significaba? Acaso… lo de que había visto sería la respuesta. Pero, ¿por qué? No entiendo nada.
¿A (tu nombre) le gusta Bill? ¿Le gusta a mi hermano? Quizás solo había sido un sueño.
Poco a poco abrí mis ojos, encontrándome con una enfermera, la cual acomodaba el tubo que llevaba el suero a mi cuerpo.
- Buenos días joven, ¿cómo se siente? – preguntó ella con una sonrisa en su rostro.
- Creo que mejor, ya no me duele tanto la cabeza – respondí frotando uno de mis ojos.
- Me alegro mucho, creo que los analgésicos y las horas que ha dormido le han servido de mucho.
- Creo que si – sonreí de costado.
- Buenos días joven Kaulitz – saludo un hombre de bigote.
- Buenos días – respondí.
- Soy el doctor Beckenbauer, el que te ha atendido en estos días – sonrió.
- Es alemán – sonreí y entablamos una conversación en nuestra lengua natal - ¿Qué fue lo que me paso?
- El día de ayer tuviste un pequeño ataque, tu corazón comenzó a latir más rápido de lo normal, tuvimos que darte tranquilizantes y examinarte. Antes que nada debo informarte que, has estado tres días aquí en la clínica, debido a la alta fiebre que tenías, por suerte logramos controlarla. Tenías una pequeña intoxicación en el estomago, ya que ingeriste algo que estaba en mal estado. Por otra parte aún no sé lo de tu corazón, me parece que te alteraste por algo, ¿sabes algo?
- Creo que fue algo que soñé, o que vi.… No estoy seguro – respondí dudando de lo que había pasado.
- Bueno, pero eso no fue tan grave, lo que pasa es que como tenía fiebre y tu temperatura era muy alta provocó una mala reacción, pero ya estás bien – sonrió confirmando mi mejora.
- ¿Cuándo pobre salir de aquí? – Pregunté algo inquieto.
- Si todo va bien puedes irte mañana mismo. Eso si, tienes que tener reposo, comer cosas ligeras, no te expongas mucho al sol, ya que podrías nuevamente enfermar.
- Sería un problema, ya que salgo todos los días con mi hermano – sonreí – pero si tengo que recuperarme, lo haré.
- Bien. Oh si lo olvidaba, tu hermano está afuera, llego ayer muy preocupado por ti y se quedó toda la noche también.
- ¿Está aquí? ¿Puede pasar? – pregunté con entusiasmo.
- Claro, lo llamaré, luego volveré para ver como sigues, adiós.
- Adiós y gracias.
El doctor salió, y no mucho después entro mi hermano.
- Pero que susto me diste idiota – dijo entrando.
- Hola hermano, yo también te extrañé – dije irónico.
- Lo siento… ¿me extrañaste? – preguntó con un brillo en los ojos.
- No.
- Oh, si entiendo – bajo su mirada.
- Tonto, claro que si, aun que la verdad eres tan… no sé como decírtelo, pero cuando más te necesitaba no estabas – lo miré enojado.
- Lo siento mucho Tom, pero jamás creí que algo así pasaría.
- ¿Dónde estabas?
- Eh…. Había salido a… por un lado, ya sabes, aventurar es lo mío – respondió algo nervioso.
- Pero Bill, siempre salimos a aventurar juntos, como hermanos, tu mismo me dijiste que no saldrías a aventurar sin mi.
- Lo siento Tom, prometo no salir a aventurar sin ti.
- ¿Lo prometes? – pregunte estirando mi mano.
- Prometido – cerró el trato estrechando mi mano.
- ¿Y a dónde fuiste a aventurar esta vez? – pregunté interesando en lo que podría decirme.
- Fui a nuestro lugar favorito, a la playa privada, quería relajarme.
- ¿Fuiste solo?... Pero si es muy aburrido ir solo, ¿o fuiste acompañado?
- Eh… fui solo… si, no fue tan aburrido, creo que me sirvió – respondió algo nervioso, pude notarlo en como frotaba sus manos.
- ¿Seguro? ¿No me estas mintiendo?
- Si… seguro hermano.
Su respuesta no me fui muy convincente, pero no quise seguir hablando del tema. Pase un largo tiempo charlando con mi hermano. Era como si no nos hubiésemos visto en muchos meses, pero solo fueron 3 días.
Las horas se nos pasaron volando, me di cuenta al ver la hora. Además el doctor había entrado a la habitación para examinarme nuevamente.
Bill se quedo mientras el doctor me examinaba. También charlamos mucho, entre alemanes nos entendíamos.
En la noche no dormí nada. Quería salir pronto de la clínica, no me gustaba dormir en otro lugar que no sea mi cama o una buena cama. Por suerte en la habitación había televisión, sino creo que ya hubiese muerto del aburrimiento.
En uno de los canales estaban transmitiendo uno de nuestros conciertos antiguos. Vaya que cambiado estaba. Viéndome en la televisión con rastas, me hacían extrañarlas, aun que me agrada tener mis trenzas.
Eran alrededor de las dos de la mañana. Tomé mi celular, algo que me costó muchísimo, ya que la mesa estaba algo alejada de la camilla.
Comencé a revisar fotos que tenía. Mientras las miraba llegue hasta las fotos más antiguas. Ahí me encontré con fotos en las cuales salía con mi pequeña.
Estaba tan cambiada. Ahora, su cuerpo Dios, era como si los ángeles lo hubiesen tallado nuevamente, dejándolo más hermoso de lo que ya era. Ya era toda una mujer, aun que para mi seguía siendo pequeña.
Aquellas fotografías me hacían recordar todos los hermosos momentos que vivimos juntos. Mierda, la extraño tanto. Esto es una tortura. Quiero hacer tantas cosas para recuperarla, soy capaz de todo.
Sus besos. Pero que droga más grande. Los extraño tanto. Aún puedo sentirlos, no he olvidado ninguno. Todos permanecen intactos, como si acabara de dármelos.
Recordando los mejores momentos de mi vida, fue como me quede dormido.
Al día siguiente volví muy temprano a mi casa. El doctor me dio algunas indicaciones, como mantenerme acostado, y no tomar ningún trago o cosas que contengan alcohol, mínimo tendría que esperar una semana, hasta que mi estomago se recuperara.
Al llegar a casa, el primero en recibirme fue mi querido Scotty. Luego mis queridos amigos Georg y Gustav me saludaron.
Me dirigí directamente a mi habitación. Estaba cansado. Tantas máquinas, suero, agujas, medicamentos, me tenían cansados, quería dormir como correspondía.
Así lo hice, llegue alrededor de las nueve de la mañana a mi casa. Dormí toda la tarde. Hubiese seguido durmiendo, pero me despertaron. Fue la manera mas linda de despertar. Sentía caricias en mis mejillas, frente, ojos, en fin por todo mi rostro.
Abrí lentamente mis ojos. Aquellas manos ya las conocía, y de una manera perfecta. Sabía que era ella, la conocía como la palma de mi mano.
Mis ojos se encontraron con la belleza en persona. ¿Hacia cuanto tiempo que no sonreía así? Verla, me llenó por completo de felicidad.
En su rostro, una sonrisa estaba presente. ¿Por qué demonios es tan adorable? Esta mujer me tiene loco.
Tome sus manos, las acaricie y besé. Nuevamente las lleve a mi rostro, amaba sentir su piel en contacto con la mía.
Me dediqué a contemplar su rostro por un largo tiempo. Ella solo acariciaba mis mejillas, y me miraba con un tanto de melancolía. No quería preguntarle qué le pasaba, no quería arruinar el momento.
Así fue como poco a poco el sueño nuevamente me fue venciendo. Quedándome dormido ante la presencia de mi angelito.
Esto me daba tantas ganas de seguir luchando, seguir luchando por reconquistarla. Quiero luchar por su amor. Ella fue la única que hizo cambiar mi vida, la única que hizo palpitar mi corazón de una manera que jamás creí. Y será la única, en hacer que él deje de latir…
_________________________________________________
Hola chicas. Bueno motivos por los cuales tardé en subir capítulo ya lo saben, culpa del colegio. Pensé toda la semana en este capítulo, y por fin lo pude escribir :]
Bueno, espero que sea de su agrado, y espero subir pronto, siempre trato de hacerme tiempos, pero con suerte duran alrededor de 20 minutos y adiós :C
Gracias por sus comentarios, y sobretodo paciencia. Las adoro un montón, gracias por leer :D
lunes, 5 de marzo de 2012
Capítulo 6; Fogata bajo una noche estrellada (Parte 2)
Nos tomo un par de horas contemplar tantas cosas. Ambos quedamos fascinados al ver la cantidad de artesanía que creaban las personas. Luego de eso nos dirigimos a la cabaña. Dejamos todas las compras en uno de los sofás y nos sentamos en otro.
- ¿Quieres tomar un baño? – Me pregunto Bill.
- Claro, creo que me hace falta después de aquella ola – ambos reímos.
- Bueno, entonces mientras tu te das un baño, yo pediré el almuerzo, muero de hambre – se levantó – Si quieres puedes quedarte con la habitación que tiene balcón, dentro del baño hay toallas, jabón, shampoo, y todo lo que necesites – finalizó con una sonrisa.
- Muchas gracias Bill.
- Bueno, te dejo, iré a hablar con los del servicio para que traigan la comida y luego tomaré un baño yo – sacó su celular y salió cerrando la puerta.
Tomé la bolsa con mis compras y me dirigí a la habitación que me había asignado Bill.
Entré al baño y tomé una larga ducha. Lavé bien mi pelo, ya que aún tenía restos de arena. Una vez que termine, me envolví en una toalla y salí a la habitación. Me coloqué la ropa que acababa de comprar, me maquille un poco y peine mi pelo. Ya lista me dirigí hacia el living.
Bill no estaba, supuse que estaría tomando un baño.
Me senté en uno de los sofás, y saqué mi celular. Le envidé un mensaje a mi prima, diciéndole que no llegaría a la casa, que no se preocupara, ya que estaba en buenas manos.
- ¿Qué haces? – Preguntó Bill saliendo de una habitación. Secaba su cabello con una toalla.
- Le enviaba un mensaje a mi prima – respondí parándome
- ¿Le dijiste que llamara la policía?
- No, ¿por qué? – pregunté confusa.
- Porque después de raptaré y no te dejaré ir.
- Me estas asustando Bill.
- Es broma – rió a la vez que se acercaba a mí y me abrazaba.
Sus brazos eran tan cálidos y suaves, que me agradaba sentirlos sobre mi cuerpo.
Aquellos brazos que alguna vez fueron delgados, ahora eran los más gruesos, apretados y musculosos.
Aparte mi rostro de su pecho. Él se encontraba mirándome de una manera tan especial, que provocaba que me estremeciera. Sentir como su mano acariciaba mis mejillas, me hacían sonreír inconcientemente. Se cabeza poco a poco se iba agachando, hasta llegar más o menos a mi altura. De pronto se escucha que llamaban a la puerta. Inmediatamente Bill se separa de mí y va a atender.
Entraron a la cabaña dos jóvenes, quienes traían unas bandejas en sus manos.
- ¿Dónde quieren que coloquemos las cosas? – preguntó uno de ellos.
- En la mesa que está en el balcón, por favor – respondió Bill.
Los chicos obedecieron y dejaron las cosas listas, luego se retiraron.
Bill y yo caminamos hasta el balcón y nos sentamos a comer. La comida constaba en un surtido de ensaladas, acompañado de jugo, y de postre jalea de frambuesa.
- ¿Seré capaz de comer todo esto? – dije rompiendo la incomodidad por lo sucedido.
- No lo sé, pero yo me lo comeré todo – sonrió llevándose comida a la boca.
Durante el almuerzo hablamos sobre lo que hicimos durante el tiempo que no nos vimos.
- Y así fue como me hice este tatuaje, aún me duele un poco, pero no es nada a comparación de la primera sesión que tuve – sentenció poniendo una cara de dolor.
- Suena doloroso, pero creo que valió la pena, es espectacular, el color, el diseño y la cantidad de significados que tiene – sonreí.
- Así es, quizás a futuro me haga otro… Oh sí, Tom planea hacerse otro, estaba realizando un bosquejo de cómo podría ser, aún no lo tiene claro.
- ¿Tom tiene un tatuaje? – pregunté asombrada.
- Sí, en su mano derecha, al principio dudó mucho, pero una vez que se lo hizo y el dolor cesó, quedo fascinado.
- Vaya, no lo noté, debe ser porque era de noche.
- Quizás… ¡Uf! Creo que explotaré, comí mucho – exclamó recostándose en la silla y tocando con ambas manos su estomago.
- Creo que yo también.
Mientras que reposábamos continuábamos hablando sobre lo que habíamos hecho en el tiempo que me fui a (tu país).
Juntamos los platos y Bill se ofreció para lavarlos. Por mi parte limpié la mesa y sequé los platos que él enjuagaba. Luego de eso salimos a recorres el lugar.
Tomé muchas fotografías con el iphone de Bill, también le tomé fotos a él. En muchas ocasiones Bill me pedía que posara, pero me daba vergüenza, por lo que me negaba.
Al llegar el atardecer volvimos a la cabaña. Nos preparaos para ir a la fogata que había a la noche.
Me coloqué los aros de pluma que me había comprado Bill, también me puse el collar. Me apliqué un poco de perfume y salí de la habitación.
Bill ya se encontraba listo. Traía puesta su camisa blanca con los primeros tres botones del pecho abiertos, acompañado de unos collares y nuevamente se puso sus pantalones negros, a simple vista parecía todo un pitara, y uno muy rudo. Él al verme me sonrió y se acercó a mí, ofreció su brazo, al cual de inmediato tome. Nos fuimos a la playa, en la cual había muchos jóvenes.
Al parecer no era una simple fogata, ya que había un DJ, las personas bailaban, reían, otros se bañaban en el mar.
Bill y yo nos acercamos e inmediatamente se acercaron unas jóvenes con bandejas a ofrecernos algo para tomar. Ambos optamos por jugo.
- Me alegro que hayan venido – nos dijo el joven que nos tomó la fotografía.
- Es increíble, creí que sería algo simple – dije dándole un sorbo a mi jugo.
- No – sonrió – Lamento no presentarme, mi nombre es Derek, y ella es mi novia Jazmín.
- Hola, ella es (tu nombre) y yo soy Bill – dijo Bill estrechándole la mano.
- ¿Jazmín?... ¿No eres de aquí verdad? – le pregunté a la chica.
- No, soy de México, Derek y yo nos conocimos aquí, hace un año atrás en una fiesta de fogata similar a esta.
- Increíble – dije en español – Me alegra saber que aquí hayas personas que hablan mi idioma.
- A mi también – respondió - ¿De dónde eres?
- Soy de (tu país) – respondí sonriendo.
Derek y Bill nos miraban confusos al no entender lo que hablábamos.
Ambas nos miramos y nos reímos.
- Tienes que enseñarme español – me susurró Bill en el oído.
- Algún día – acaricie su mejilla y me gane junto a Jazmín.
- ¿Ya habías estado aquí antes? – me preguntó ella.
- No, es la primera vez que vengo. El lugar es hermoso, es muy relajante.
- Lo mejor de todo es que es privado, y te sientes más seguro… ¿Quieres un tequila?
- No gracias – le sonreí.
- ¿Vamos a bailar? – le preguntó Derek a Jazmín.
Ella asintió y beso sus labios, ambos se fueron a la pista.
- ¿Vamos a bailar? – le pregunté a Bill.
- No, yo no bailo.
- Por favor Bill, inténtalo.
- Es que… no, soy muy tieso – arqueó sus cejas.
- No es tan difícil, vamos – insistí mirándolo tiernamente.
- Eres muy insistente pequeña – me sonrió.
- Hey, ya no soy pequeña – lo fulminé con la mirada.
- Lo sé, pero sigues siendo más baja que yo, por lo tanto eres pequeña – rió burlón.
Solo sonreí y comencé a caminar, quería buscar otro vaso con jugo. En ese instante se me acerca un joven con una bandeja, me dio un vaso y le agradecí. De reojo noté como Bill me seguía. Así que continué caminando hasta llegar a la pista de baile. Una vez ya en el centro de la pista voltee, chocando con el pecho de él.
Le sonreí maliciosa. Él se bajo su cabeza hasta mi oído.
- Eres una tramposa.
En ocasiones odio las coincidencias, pero esta vez fue la excepción. En ese momento el DJ colocó una canción lenta. Sentí como Bill posaba sus manos en mi cintura. Levanté mi vista, y ahí estaban, esos ojos tan profundos. Notaba timidez, dulzura, querían expresar tantas cosas. Su sonrisa, siempre fija en sus labios, algo tan único en él. Comencé a moverme al ritmo de la música, con mucha dificultad él seguía mis pasos. Una pequeña risa se me escapo, inmediatamente posé mi cabeza en su pecho. Jazmín, quien se encontraba cerca de mí, quitó el vaso que tenía en mi mano, guiñándome el ojo. Le sonreí en forma de agradecimiento.
Bill subió una de sus manos a mi mejilla, delicadamente comenzó a acariciarla con su dedo pulgar.
Sentía tantas cosas. Me agradaba estar con él, hacia tanto tiempo que no sentía esta sensación. Creía que el momento sería perfecto, pero nada dura para siempre. En ese momento un grupo de chicas se acerca a nosotros. Inmediatamente supimos que eran fans, ya que traían collares y pulseras con el logo del grupo. Rápidamente me separé de Bill, ya que podría comenzar un gran problema.
- Hola Bill, ¿puedes darnos tu autógrafo? – preguntó una de ellas.
- Claro – respondió Bill tomando un lápiz.
Las chicas se abalanzaron a él, empujándome y mirándome con mala cara. Bill me miró como diciendo “lo siento”. Voltee y caminé hasta la orilla de la playa.
- (Tu nombre) – me llamo Jazmín - ¿Qué paso?
- Nada – respondí.
- ¿Cómo nada? ¿Qué fue eso? ¿Por qué se abalanzaron así a él?
- Es normal.
- ¿Normal?...
Me senté en la arena seca. Ella imitó mi acción.
- Bill no es una persona normal…
- ¿Por qué no?... ¿Sabes? Sé que no nos conocemos mucho, pero puedo ayudarte – dijo ella tocando mi hombro.
- Gracias – la miré y sonreí – Lo que pasa es que, Bill es el cantante e una banda muy famosa, y bueno, habían unas fans y se acercaron a pedirle un autógrafo.
- Oh entiendo… Pero son novios, digo ellas tendrán que aceptarlo algún día.
- Él y yo no somos novios…
- ¿No?... Yo creí que lo eran, es que al verlos, noté algo, así como química – sonrió.
- No sé, la verdad es que ni yo misma tengo claro qué es lo que siento.
- Oh, ya sé lo que pasa ¿Te han engañado alguna vez? – preguntó.
Callé por unos segundos.
- Sí…
- Eso es lo que pasa, tienes miedo a ilusionarte, enamorarte y luego nuevamente sufrir por amor.
- Creo que tienes razón – la miré – Pero eso no es todo.
- ¿Hay algo más?
- Así es… El que me engañó fue su hermano gemelo.
Ella abrió y poco sus ojos, dio un suspiro.
- Entonces, ¿fuiste novia de su hermano?... Vaya, ahora entiendo.
- Todo es muy complicado.
- No es tan complicado, lo que pasa es que aún sientes cosas por el hermano de Bill, aun que quieres tratar de olvidarlo, no puedes. Y temes enamorarte de Bill, porque…
- Porque temo a que se arme un lío – dije terminando de completar la frase – Temo dañarlos, la verdad es que no sé a qué le temo.
- Pero el hermano de Bill….
- Tom – dije al ver que ella no sabía el nombre.
- ¿Pero Tom aún siente algo por ti?
- No lo sé, es que él es… le gustan las chicas, le gusta pasar solo una noche con ellas. Aunque debo admitir que cuanto éramos novios, nunca se metió con una, hasta un día… Él cambio, siempre me repetía que gracias a mí cambio, pero no sé si es verdad. Nunca me dijo por qué razón me engañó, bueno si, quizás ya no sentía nada por mí… Aún así ya no me interesa saberlo.
- Creo que deberías escucharlo, pero cuando creas que sea el momento. Por otro lado, Bill, si sientes algo por él, creo que deberías darle la oportunidad, ahí te darás cuenta qué es lo que realmente sientes. Y ahí verás quién en verdad te corresponde.
Sus palabras quedaron rondando por toda mi mente. Quizás tenía razón, podría abrirle mi corazón a Bill, y ver qué es lo que realmente siento por él. Aun que por otro lado me preocupa lo que piense Tom… ¿Por qué me preocupo tanto?
- Gracias por tu concejo – le sonreí.
- De nada, bueno, ahora te dejo, creo que ahí viene Bill – se levanto, también imité su acción.
- ¿(tu nombre) podemos hablar? – preguntó Bill.
- No te preocupes, yo ya me iba, adiós – me miró – Adiós (tu nombre), espero verte pronto.
- Espero lo mismo, adiós y gracias.
Ambos vimos como ella poco a poco se alejaba encontrándose con su novio, al cual al verlo lo abrazo como si no lo hubiese visto por años.
- Lo siento – dijo Bill mirándome triste.
- No te preocupes Bill, son tus fans y tuvieron la oportunidad de encontrarte, si yo fuera ellas quizás hubiese hecho lo mismo – sonreí.
- Aún así lo siento, es que, yo…
- Caminemos por la playa – propuse tomando su brazo.
Comenzamos a caminar por la orilla del agua. Escuchábamos el fuerte quebrar de las olas, mirábamos la hermosa luna llena y sus acompañantes, las estrellas.
- Gracias – le dije a Bill.
- ¿Por qué? – preguntó él deteniendo su andar.
- Porque me has dado un grandioso día – le sonreí.
- No fue tan grandioso después de todo – bajo su mirada.
- Nada es perfecto, y pese a todo el día fue increíble, lo fue para mí – Tomé su mentón, levantando su mirada – Gracias.
El me sonrió y me abrazó. Correspondí a su abrazo, y dando un suspiro apoyé mi cabeza en su pecho.
- ¿Recuerdas lo qué te dije el día de mi cumpleaños? – me preguntó.
- Lo recuerdo – respondí poniendo una mano en su pecho – Dijiste que nunca sería para ti.
- Y tú respondiste que nunca es tarde – con su mano tomo mi rostro.
Ahí estaba, nuevamente esa mirada tan peculiar, tan profunda, hermosa. Sus labios, entreabiertos, tratando de decirme algo, más nada salían de ellos. Sus ojos miraban mis ojos, luego mis labios. Lo mismo hacía yo. Su boca, aún se movían y cerraban, tratando de decir algo.
- Solo, dime lo que quieres decirme, no tengas miedo – dije casi en un susurro.
- Quisiera… Quisiera decirte tantas cosas, pero no sabría cómo decirlo. Eres tan única, especial, hermosa. Cada parte de ti llama tanto mi atención. Desde el primer día, aquel día en el aeropuerto, sentí una atracción, no sabía lo que era, hasta ahora. En tanto tiempo no había sentido este sentimiento dentro de mí, pensé que se había esfumado, pero verte fue como si hubiese vuelto, y con una gran intensidad. A esto se le llama amor… Quisiera, poder demostrarte lo que siento por ti. Deseo tanto que estés a mi lado. Deseo acariciar tu rostro, besar tu cuello. Besar, tus hermosos labios- su pulgar acariciaba mi mejilla, luego mis labios.
Cada palabra que me decía, me hacia estremecer. Sentir su aliento chocar contra mis labios, me hacían debilitarme. Su pulgar, tocando todo el contorno de mis labios. Sus labios eran una tentación, más ahora que estaban acompañados de dos metales.
Crucé mis brazos alrededor de su cuello. Nuestras narices se rozaban. Noté como Bill cerraba poco a poco sus ojos, y como lentamente posaba sus manos en mi cintura, atrayéndome más a él.
Nuestros labios se rozaban, dándole algo de tentación.
Miles de sensaciones vinieron a mí cuando ya sentía sus labios en los míos. A pesar de que ya o habíamos besado una vez, fue como si esta hubiese sido la primera. Sus labios se movían tan delicadamente sobre los míos. Sentía como poco a poco introducía tímidamente su lengua. Amaba la timidez de Bill, era tan delicado y dulce, a comparación de su hermano, quien era algo más salvaje. ¿Por qué en este momento pienso en Tom? No, no pensaré en él, y menos en este momento tan especial.
Nuestro beso se intensificaba cada vez más, tanto así que en un momento, sin intención claro, mordí el labio de Bill, quien inmediatamente emitió un pequeño gemido.
- Lo siento – me disculpé alejando un poco mi rostro.
- No… - Susurró tomando mi rostro con ambas manos, acercándome a él.
Nuevamente nuestros labios estaban unidos en un hermoso y dulce beso. Lentamente nos separamos. Bill, aún sin soltar mi rostro, me miró a los ojos.
- Entonces… ¿Puedo intentarlo? ¿Puedo lograr conquistarte y poder entrar a tu corazón?
- Mi corazón, estará abierto para ti – acaricie su rostro.
- Prometo hacerlo feliz - sonrió dulcemente.
Le di un corto beso en sus labios, tomé su mano y lo lleve a donde estaban todos.
Después de muchos intentos logre que Bill “bailara” un poco. Al fin y al cabo lo estábamos pasando muy bien, ya que después se nos integraron Derek y Jazmín. A pesar de que solo lo conocimos esta mañana, parecían buenas personas. En ocasiones Bill trataba de besarme, pero no quería que alguna de sus fans lo viera y luego se enojasen, por lo que me negaba a sus besos, aunque es muy insistente y logro robarme uno que otro. Jazmín por su parte me sonreía y me levantaba su dedo pulgar, en señal positiva.
Alrededor de las tres de la mañana volvimos a la cabaña, estábamos cansados. A pesar de que teníamos las habitaciones asignadas no queríamos separarnos.
Miré a Bill de una manera que entendió inmediatamente. Mi mirada decía que por favor se quedara junto a mí esa noche.
Nos metimos a la cama con la ropa que traíamos, ya que no teníamos pijama. Ambos con nuestras cabezas apoyadas en las almohadas, nos mirábamos de costado. Me ladee un poco más, quería mirarlo mejor. Acariciaba su hermosa cabellera gris. Él mantenía sus ojos cerrados. También acariciaba su mentón y mejillas, su crecida barba me provocaban un cosquilleo en los dedos. Delineaba con mis dedos su perfecta nariz, acaricie su frente. Sus ojos poco a poco se fueron abriendo. Con su mano derecha imitó lo que hice con él. Cerré mis ojos al sentir sus dedos sobre mi rostro. Sentí como se movió de la cama. La curiosidad me mató, así que abrí los ojos. Al hacerlo me encontré con sus delicados labios, los cuales lentamente se acercaban a los míos.
Aquella madrugada nos dedicamos a acariciarnos, a besarnos y mirarnos. Las palabras no hacían falta. Fue así como poco a poco nos fue venciendo el sueño.
Quizás después de todo, si sienta algo por Bill, pero en mi interior, en lo más profundo de mi ser aún queda alguien rondando, alguien que no se quiere ir con nada. Tom. Aún así, lo daré la oportunidad a Bill, solo así lograré saber qué es lo que realmente siento.
_____________________________________________
¡Hola! Lamento no haber subido ayer como lo prometí, pero mi computador definitivamente murió, así que perdí fotos, videos, y cosas que eran para la fic :(, pero bueno.
El capítulo fue algo largo, a mi parecer. Me inspiré con muchas canciones, así que lo escribí con muchos detalles, me costó mucho, espero que les guste >.<
El día de hoy entré a clases, fue mi primer día jajaja, como mencioné esté año se me viene duro, así que ahora si creo que tardaré, pero tendré un cuaderno y anotaré las ideas que se me vengan a la mente y después lo traspasaré. Perdonen si escribo cosas cortas, pero será lo que pueda porque mis tiempos serán cortos :(, espero comprendan. Gracias por sus comentarios chicas, las adoro un montón.
- ¿Quieres tomar un baño? – Me pregunto Bill.
- Claro, creo que me hace falta después de aquella ola – ambos reímos.
- Bueno, entonces mientras tu te das un baño, yo pediré el almuerzo, muero de hambre – se levantó – Si quieres puedes quedarte con la habitación que tiene balcón, dentro del baño hay toallas, jabón, shampoo, y todo lo que necesites – finalizó con una sonrisa.
- Muchas gracias Bill.
- Bueno, te dejo, iré a hablar con los del servicio para que traigan la comida y luego tomaré un baño yo – sacó su celular y salió cerrando la puerta.
Tomé la bolsa con mis compras y me dirigí a la habitación que me había asignado Bill.
Entré al baño y tomé una larga ducha. Lavé bien mi pelo, ya que aún tenía restos de arena. Una vez que termine, me envolví en una toalla y salí a la habitación. Me coloqué la ropa que acababa de comprar, me maquille un poco y peine mi pelo. Ya lista me dirigí hacia el living.
Bill no estaba, supuse que estaría tomando un baño.
Me senté en uno de los sofás, y saqué mi celular. Le envidé un mensaje a mi prima, diciéndole que no llegaría a la casa, que no se preocupara, ya que estaba en buenas manos.
- ¿Qué haces? – Preguntó Bill saliendo de una habitación. Secaba su cabello con una toalla.
- Le enviaba un mensaje a mi prima – respondí parándome
- ¿Le dijiste que llamara la policía?
- No, ¿por qué? – pregunté confusa.
- Porque después de raptaré y no te dejaré ir.
- Me estas asustando Bill.
- Es broma – rió a la vez que se acercaba a mí y me abrazaba.
Sus brazos eran tan cálidos y suaves, que me agradaba sentirlos sobre mi cuerpo.
Aquellos brazos que alguna vez fueron delgados, ahora eran los más gruesos, apretados y musculosos.
Aparte mi rostro de su pecho. Él se encontraba mirándome de una manera tan especial, que provocaba que me estremeciera. Sentir como su mano acariciaba mis mejillas, me hacían sonreír inconcientemente. Se cabeza poco a poco se iba agachando, hasta llegar más o menos a mi altura. De pronto se escucha que llamaban a la puerta. Inmediatamente Bill se separa de mí y va a atender.
Entraron a la cabaña dos jóvenes, quienes traían unas bandejas en sus manos.
- ¿Dónde quieren que coloquemos las cosas? – preguntó uno de ellos.
- En la mesa que está en el balcón, por favor – respondió Bill.
Los chicos obedecieron y dejaron las cosas listas, luego se retiraron.
Bill y yo caminamos hasta el balcón y nos sentamos a comer. La comida constaba en un surtido de ensaladas, acompañado de jugo, y de postre jalea de frambuesa.
- ¿Seré capaz de comer todo esto? – dije rompiendo la incomodidad por lo sucedido.
- No lo sé, pero yo me lo comeré todo – sonrió llevándose comida a la boca.
Durante el almuerzo hablamos sobre lo que hicimos durante el tiempo que no nos vimos.
- Y así fue como me hice este tatuaje, aún me duele un poco, pero no es nada a comparación de la primera sesión que tuve – sentenció poniendo una cara de dolor.
- Suena doloroso, pero creo que valió la pena, es espectacular, el color, el diseño y la cantidad de significados que tiene – sonreí.
- Así es, quizás a futuro me haga otro… Oh sí, Tom planea hacerse otro, estaba realizando un bosquejo de cómo podría ser, aún no lo tiene claro.
- ¿Tom tiene un tatuaje? – pregunté asombrada.
- Sí, en su mano derecha, al principio dudó mucho, pero una vez que se lo hizo y el dolor cesó, quedo fascinado.
- Vaya, no lo noté, debe ser porque era de noche.
- Quizás… ¡Uf! Creo que explotaré, comí mucho – exclamó recostándose en la silla y tocando con ambas manos su estomago.
- Creo que yo también.
Mientras que reposábamos continuábamos hablando sobre lo que habíamos hecho en el tiempo que me fui a (tu país).
Juntamos los platos y Bill se ofreció para lavarlos. Por mi parte limpié la mesa y sequé los platos que él enjuagaba. Luego de eso salimos a recorres el lugar.
Tomé muchas fotografías con el iphone de Bill, también le tomé fotos a él. En muchas ocasiones Bill me pedía que posara, pero me daba vergüenza, por lo que me negaba.
Al llegar el atardecer volvimos a la cabaña. Nos preparaos para ir a la fogata que había a la noche.
Me coloqué los aros de pluma que me había comprado Bill, también me puse el collar. Me apliqué un poco de perfume y salí de la habitación.
Bill ya se encontraba listo. Traía puesta su camisa blanca con los primeros tres botones del pecho abiertos, acompañado de unos collares y nuevamente se puso sus pantalones negros, a simple vista parecía todo un pitara, y uno muy rudo. Él al verme me sonrió y se acercó a mí, ofreció su brazo, al cual de inmediato tome. Nos fuimos a la playa, en la cual había muchos jóvenes.
Al parecer no era una simple fogata, ya que había un DJ, las personas bailaban, reían, otros se bañaban en el mar.
Bill y yo nos acercamos e inmediatamente se acercaron unas jóvenes con bandejas a ofrecernos algo para tomar. Ambos optamos por jugo.
- Me alegro que hayan venido – nos dijo el joven que nos tomó la fotografía.
- Es increíble, creí que sería algo simple – dije dándole un sorbo a mi jugo.
- No – sonrió – Lamento no presentarme, mi nombre es Derek, y ella es mi novia Jazmín.
- Hola, ella es (tu nombre) y yo soy Bill – dijo Bill estrechándole la mano.
- ¿Jazmín?... ¿No eres de aquí verdad? – le pregunté a la chica.
- No, soy de México, Derek y yo nos conocimos aquí, hace un año atrás en una fiesta de fogata similar a esta.
- Increíble – dije en español – Me alegra saber que aquí hayas personas que hablan mi idioma.
- A mi también – respondió - ¿De dónde eres?
- Soy de (tu país) – respondí sonriendo.
Derek y Bill nos miraban confusos al no entender lo que hablábamos.
Ambas nos miramos y nos reímos.
- Tienes que enseñarme español – me susurró Bill en el oído.
- Algún día – acaricie su mejilla y me gane junto a Jazmín.
- ¿Ya habías estado aquí antes? – me preguntó ella.
- No, es la primera vez que vengo. El lugar es hermoso, es muy relajante.
- Lo mejor de todo es que es privado, y te sientes más seguro… ¿Quieres un tequila?
- No gracias – le sonreí.
- ¿Vamos a bailar? – le preguntó Derek a Jazmín.
Ella asintió y beso sus labios, ambos se fueron a la pista.
- ¿Vamos a bailar? – le pregunté a Bill.
- No, yo no bailo.
- Por favor Bill, inténtalo.
- Es que… no, soy muy tieso – arqueó sus cejas.
- No es tan difícil, vamos – insistí mirándolo tiernamente.
- Eres muy insistente pequeña – me sonrió.
- Hey, ya no soy pequeña – lo fulminé con la mirada.
- Lo sé, pero sigues siendo más baja que yo, por lo tanto eres pequeña – rió burlón.
Solo sonreí y comencé a caminar, quería buscar otro vaso con jugo. En ese instante se me acerca un joven con una bandeja, me dio un vaso y le agradecí. De reojo noté como Bill me seguía. Así que continué caminando hasta llegar a la pista de baile. Una vez ya en el centro de la pista voltee, chocando con el pecho de él.
Le sonreí maliciosa. Él se bajo su cabeza hasta mi oído.
- Eres una tramposa.
En ocasiones odio las coincidencias, pero esta vez fue la excepción. En ese momento el DJ colocó una canción lenta. Sentí como Bill posaba sus manos en mi cintura. Levanté mi vista, y ahí estaban, esos ojos tan profundos. Notaba timidez, dulzura, querían expresar tantas cosas. Su sonrisa, siempre fija en sus labios, algo tan único en él. Comencé a moverme al ritmo de la música, con mucha dificultad él seguía mis pasos. Una pequeña risa se me escapo, inmediatamente posé mi cabeza en su pecho. Jazmín, quien se encontraba cerca de mí, quitó el vaso que tenía en mi mano, guiñándome el ojo. Le sonreí en forma de agradecimiento.
Bill subió una de sus manos a mi mejilla, delicadamente comenzó a acariciarla con su dedo pulgar.
Sentía tantas cosas. Me agradaba estar con él, hacia tanto tiempo que no sentía esta sensación. Creía que el momento sería perfecto, pero nada dura para siempre. En ese momento un grupo de chicas se acerca a nosotros. Inmediatamente supimos que eran fans, ya que traían collares y pulseras con el logo del grupo. Rápidamente me separé de Bill, ya que podría comenzar un gran problema.
- Hola Bill, ¿puedes darnos tu autógrafo? – preguntó una de ellas.
- Claro – respondió Bill tomando un lápiz.
Las chicas se abalanzaron a él, empujándome y mirándome con mala cara. Bill me miró como diciendo “lo siento”. Voltee y caminé hasta la orilla de la playa.
- (Tu nombre) – me llamo Jazmín - ¿Qué paso?
- Nada – respondí.
- ¿Cómo nada? ¿Qué fue eso? ¿Por qué se abalanzaron así a él?
- Es normal.
- ¿Normal?...
Me senté en la arena seca. Ella imitó mi acción.
- Bill no es una persona normal…
- ¿Por qué no?... ¿Sabes? Sé que no nos conocemos mucho, pero puedo ayudarte – dijo ella tocando mi hombro.
- Gracias – la miré y sonreí – Lo que pasa es que, Bill es el cantante e una banda muy famosa, y bueno, habían unas fans y se acercaron a pedirle un autógrafo.
- Oh entiendo… Pero son novios, digo ellas tendrán que aceptarlo algún día.
- Él y yo no somos novios…
- ¿No?... Yo creí que lo eran, es que al verlos, noté algo, así como química – sonrió.
- No sé, la verdad es que ni yo misma tengo claro qué es lo que siento.
- Oh, ya sé lo que pasa ¿Te han engañado alguna vez? – preguntó.
Callé por unos segundos.
- Sí…
- Eso es lo que pasa, tienes miedo a ilusionarte, enamorarte y luego nuevamente sufrir por amor.
- Creo que tienes razón – la miré – Pero eso no es todo.
- ¿Hay algo más?
- Así es… El que me engañó fue su hermano gemelo.
Ella abrió y poco sus ojos, dio un suspiro.
- Entonces, ¿fuiste novia de su hermano?... Vaya, ahora entiendo.
- Todo es muy complicado.
- No es tan complicado, lo que pasa es que aún sientes cosas por el hermano de Bill, aun que quieres tratar de olvidarlo, no puedes. Y temes enamorarte de Bill, porque…
- Porque temo a que se arme un lío – dije terminando de completar la frase – Temo dañarlos, la verdad es que no sé a qué le temo.
- Pero el hermano de Bill….
- Tom – dije al ver que ella no sabía el nombre.
- ¿Pero Tom aún siente algo por ti?
- No lo sé, es que él es… le gustan las chicas, le gusta pasar solo una noche con ellas. Aunque debo admitir que cuanto éramos novios, nunca se metió con una, hasta un día… Él cambio, siempre me repetía que gracias a mí cambio, pero no sé si es verdad. Nunca me dijo por qué razón me engañó, bueno si, quizás ya no sentía nada por mí… Aún así ya no me interesa saberlo.
- Creo que deberías escucharlo, pero cuando creas que sea el momento. Por otro lado, Bill, si sientes algo por él, creo que deberías darle la oportunidad, ahí te darás cuenta qué es lo que realmente sientes. Y ahí verás quién en verdad te corresponde.
Sus palabras quedaron rondando por toda mi mente. Quizás tenía razón, podría abrirle mi corazón a Bill, y ver qué es lo que realmente siento por él. Aun que por otro lado me preocupa lo que piense Tom… ¿Por qué me preocupo tanto?
- Gracias por tu concejo – le sonreí.
- De nada, bueno, ahora te dejo, creo que ahí viene Bill – se levanto, también imité su acción.
- ¿(tu nombre) podemos hablar? – preguntó Bill.
- No te preocupes, yo ya me iba, adiós – me miró – Adiós (tu nombre), espero verte pronto.
- Espero lo mismo, adiós y gracias.
Ambos vimos como ella poco a poco se alejaba encontrándose con su novio, al cual al verlo lo abrazo como si no lo hubiese visto por años.
- Lo siento – dijo Bill mirándome triste.
- No te preocupes Bill, son tus fans y tuvieron la oportunidad de encontrarte, si yo fuera ellas quizás hubiese hecho lo mismo – sonreí.
- Aún así lo siento, es que, yo…
- Caminemos por la playa – propuse tomando su brazo.
Comenzamos a caminar por la orilla del agua. Escuchábamos el fuerte quebrar de las olas, mirábamos la hermosa luna llena y sus acompañantes, las estrellas.
- Gracias – le dije a Bill.
- ¿Por qué? – preguntó él deteniendo su andar.
- Porque me has dado un grandioso día – le sonreí.
- No fue tan grandioso después de todo – bajo su mirada.
- Nada es perfecto, y pese a todo el día fue increíble, lo fue para mí – Tomé su mentón, levantando su mirada – Gracias.
El me sonrió y me abrazó. Correspondí a su abrazo, y dando un suspiro apoyé mi cabeza en su pecho.
- ¿Recuerdas lo qué te dije el día de mi cumpleaños? – me preguntó.
- Lo recuerdo – respondí poniendo una mano en su pecho – Dijiste que nunca sería para ti.
- Y tú respondiste que nunca es tarde – con su mano tomo mi rostro.
Ahí estaba, nuevamente esa mirada tan peculiar, tan profunda, hermosa. Sus labios, entreabiertos, tratando de decirme algo, más nada salían de ellos. Sus ojos miraban mis ojos, luego mis labios. Lo mismo hacía yo. Su boca, aún se movían y cerraban, tratando de decir algo.
- Solo, dime lo que quieres decirme, no tengas miedo – dije casi en un susurro.
- Quisiera… Quisiera decirte tantas cosas, pero no sabría cómo decirlo. Eres tan única, especial, hermosa. Cada parte de ti llama tanto mi atención. Desde el primer día, aquel día en el aeropuerto, sentí una atracción, no sabía lo que era, hasta ahora. En tanto tiempo no había sentido este sentimiento dentro de mí, pensé que se había esfumado, pero verte fue como si hubiese vuelto, y con una gran intensidad. A esto se le llama amor… Quisiera, poder demostrarte lo que siento por ti. Deseo tanto que estés a mi lado. Deseo acariciar tu rostro, besar tu cuello. Besar, tus hermosos labios- su pulgar acariciaba mi mejilla, luego mis labios.
Cada palabra que me decía, me hacia estremecer. Sentir su aliento chocar contra mis labios, me hacían debilitarme. Su pulgar, tocando todo el contorno de mis labios. Sus labios eran una tentación, más ahora que estaban acompañados de dos metales.
Crucé mis brazos alrededor de su cuello. Nuestras narices se rozaban. Noté como Bill cerraba poco a poco sus ojos, y como lentamente posaba sus manos en mi cintura, atrayéndome más a él.
Nuestros labios se rozaban, dándole algo de tentación.
Miles de sensaciones vinieron a mí cuando ya sentía sus labios en los míos. A pesar de que ya o habíamos besado una vez, fue como si esta hubiese sido la primera. Sus labios se movían tan delicadamente sobre los míos. Sentía como poco a poco introducía tímidamente su lengua. Amaba la timidez de Bill, era tan delicado y dulce, a comparación de su hermano, quien era algo más salvaje. ¿Por qué en este momento pienso en Tom? No, no pensaré en él, y menos en este momento tan especial.
Nuestro beso se intensificaba cada vez más, tanto así que en un momento, sin intención claro, mordí el labio de Bill, quien inmediatamente emitió un pequeño gemido.
- Lo siento – me disculpé alejando un poco mi rostro.
- No… - Susurró tomando mi rostro con ambas manos, acercándome a él.
Nuevamente nuestros labios estaban unidos en un hermoso y dulce beso. Lentamente nos separamos. Bill, aún sin soltar mi rostro, me miró a los ojos.
- Entonces… ¿Puedo intentarlo? ¿Puedo lograr conquistarte y poder entrar a tu corazón?
- Mi corazón, estará abierto para ti – acaricie su rostro.
- Prometo hacerlo feliz - sonrió dulcemente.
Le di un corto beso en sus labios, tomé su mano y lo lleve a donde estaban todos.
Después de muchos intentos logre que Bill “bailara” un poco. Al fin y al cabo lo estábamos pasando muy bien, ya que después se nos integraron Derek y Jazmín. A pesar de que solo lo conocimos esta mañana, parecían buenas personas. En ocasiones Bill trataba de besarme, pero no quería que alguna de sus fans lo viera y luego se enojasen, por lo que me negaba a sus besos, aunque es muy insistente y logro robarme uno que otro. Jazmín por su parte me sonreía y me levantaba su dedo pulgar, en señal positiva.
Alrededor de las tres de la mañana volvimos a la cabaña, estábamos cansados. A pesar de que teníamos las habitaciones asignadas no queríamos separarnos.
Miré a Bill de una manera que entendió inmediatamente. Mi mirada decía que por favor se quedara junto a mí esa noche.
Nos metimos a la cama con la ropa que traíamos, ya que no teníamos pijama. Ambos con nuestras cabezas apoyadas en las almohadas, nos mirábamos de costado. Me ladee un poco más, quería mirarlo mejor. Acariciaba su hermosa cabellera gris. Él mantenía sus ojos cerrados. También acariciaba su mentón y mejillas, su crecida barba me provocaban un cosquilleo en los dedos. Delineaba con mis dedos su perfecta nariz, acaricie su frente. Sus ojos poco a poco se fueron abriendo. Con su mano derecha imitó lo que hice con él. Cerré mis ojos al sentir sus dedos sobre mi rostro. Sentí como se movió de la cama. La curiosidad me mató, así que abrí los ojos. Al hacerlo me encontré con sus delicados labios, los cuales lentamente se acercaban a los míos.
Aquella madrugada nos dedicamos a acariciarnos, a besarnos y mirarnos. Las palabras no hacían falta. Fue así como poco a poco nos fue venciendo el sueño.
Quizás después de todo, si sienta algo por Bill, pero en mi interior, en lo más profundo de mi ser aún queda alguien rondando, alguien que no se quiere ir con nada. Tom. Aún así, lo daré la oportunidad a Bill, solo así lograré saber qué es lo que realmente siento.
_____________________________________________
¡Hola! Lamento no haber subido ayer como lo prometí, pero mi computador definitivamente murió, así que perdí fotos, videos, y cosas que eran para la fic :(, pero bueno.
El capítulo fue algo largo, a mi parecer. Me inspiré con muchas canciones, así que lo escribí con muchos detalles, me costó mucho, espero que les guste >.<
El día de hoy entré a clases, fue mi primer día jajaja, como mencioné esté año se me viene duro, así que ahora si creo que tardaré, pero tendré un cuaderno y anotaré las ideas que se me vengan a la mente y después lo traspasaré. Perdonen si escribo cosas cortas, pero será lo que pueda porque mis tiempos serán cortos :(, espero comprendan. Gracias por sus comentarios chicas, las adoro un montón.
viernes, 2 de marzo de 2012
Capítulo 5: Fogata bajo una noche estrellada (Parte 1)
El viaje se hacia largo, pero me agradaba ver el paisaje. Dentro del auto el ambiente era relajante. La radio se encontraba encendida con un volumen moderado. Podía escuchar como Bill cantaba bajito. En un momento voltee mi rostro, me gustaba ver la concentración que tenía al momento de estar al volante.
Volteó su cabeza hacia su derecha, encontrándose con mi mirada. Me regaló una dulce sonrisa y continuó conduciendo.
- Espero que no estés aburrida - dijo mientras miraba a su izquierda, procurando ver que no viniera ningún vehículo para continuar su camino.
- No lo estoy, me entretengo viendo el paisaje, es muy bonito.
- Que bien, pronto llegaremos.
- ¿A dónde vamos? - insistí nuevamente.
- Pero que insistente eres - rió - Es sorpresa.
Bill continuó conduciendo. No mucho después entró a un sitio el cual decía "privado". Estacionó su auto junto a otros. Desabrochamos nuestros cinturones, tomé mi bolso, y cuando pretendía abrir la puerta él ya lo había echo.
- Gracias - le sonreí.
- Ven, sígueme.
Así lo hice. Nos dirigimos hacia una pequeña oficina. Dentro se encontraban dos guardias.
- Joven Bill, ¿cómo le va? - preguntó uno de ellos.
- Muy bien gracias - confirmo Bill con una gran sonrisa.
- ¿Viene por una? - preguntó.
- Así es, ya sabes cuál es mi favorita - respondió Bill.
- Claro que sí. Veamos... ¡aquí está! - le dio una llave.
- Excelente - la tomo - gracias.
- Veo que viene muy bien acompañado - dijo el otro.
Bill solo se limitó a sonreír algo nervioso, a su vez sus mejillas tomaban un color rosa.
- Que tenga un buen día señorita - me dijo el primer guardia que atendió a Bill.
- Muchas gracias - le sonreí.
Bill y yo salimos de ahí.
El lugar era todo en un entorno natural. Se encontraban muy pocas personas, las cuales algunas se encontraban almorzando en las mesas de picnic, otras personas jugaban con sus hijos, algunos simplemente tomaban sol junto a las piscinas que habían ahí.
Bill seguía caminando por un camino de piedras, yo le seguía por detrás. El único camino que había, se separaba en seis direcciones. Bill continuaba caminando derecho. Los árboles de aquel lugar eran inmensos, los matorrales eran capaces de hacerte perder el camino, pero por suerte tenía a mi guía delante mío. De pronto el camino desaparece, dando paso a una hermosa cabaña.
Él se acercó y abrió la puerta. Por mi parte, me encontraba a una distancia alejada de ahí.
- ¿No quieres entrar? - Preguntó desde la puerta.
Sacudí mi cabeza y caminé hasta la entrada.
- Adelante - me dijo dándome paso para que entrara.
Dentro de la cabaña todo era muy lindo. Podía notar como el verano ya se hacía presente, dándole al lugar un ambiente cálido, los rayos de sol se hacían presentes por todo el lugar.
Como una verdadera niña pequeña, llena de curiosidad, comencé a recorrer todo el lugar. Contemplé los cuadros, los adornos, el hermoso barnizado de la pared.
- ¿Te gusta el lugar? - pregunto a mi espalda.
- ¿Bromeas? Es precioso - voltee y lo miré.
Él tenía su mirada fija en la mía. Pestañeo un par de veces y sacudió su cabeza.
- Dame tus cosas, las dejaré colgadas en el perchero.
Le di mi bolso, me saqué la chaqueta que traía puesta y también se la di.
- ¿Te gustaría algo para beber? - preguntó.
- Jugo, por favor - dije mientras me dirigía al living.
- ¿Qué sabor?
- Cualquiera está bien - respondí.
Sentía el ruido de agua, provenía desde afuera. Caminé hasta el gran ventanal que daba hacia un balcón. Lo abrí, encontrándome con un hermoso paisaje. No muy lejos se encontraba la playa, podía divisar a personas que se bañaban a la orilla.
Bajo el balcón habían algunas plantas y un camino, que supuse guiaban hasta la playa.
- Bonita vista, ¿ no crees? - preguntó Bill, acercándose a mí con un vaso.
- Es, increíble - respondí aún atónita ante tanta belleza.
- Ten, espero que te guste el jugo de naranja - me dio el vaso.
- Muchas gracias - respondí.
- Entones, creo que te gusto la sorpresa - rió acomodando sus codos en la baranda.
- No me gusto - lo miré seria, poniendo en práctica lo que he aprendido en actuación.
- ¿No? - pregunto tragando saliva.
Me acerque a él, aún seria.
- Me encanta, es lo mejor que he visto - le sonreí.
Dio un suspiro de alivio, llevando una de sus manos a su pecho.
- Me has asustado - sonrió - ¿Qué estás estudiando? ¿Actuación?
- Así es - confirmé.
- Eres buenísima... Increíble - dijo sorprendido.
- Ya Bill, tranquilo, no es para tanto - di un sorbo a mi jugo - Mmm... está rico, ¿lo has hecho tu?
- Así es, me alegro que te guste.
- ¿No tomarás? - pregunté al ver que no tenía nada.
- No, aún me duele el estomago.
- ¿Te paso algo malo?
- Oh, es cierto, no sabes... Bueno anoche, tu sabes, me pasé de copas, aún no entiendo por qué... Pero, cuando íbamos camino a casa, me sentí mal, y bueno, cuando llegamos corrí al baño y, vomite - terminó diciendo casi en susurro lo último.
- Oh, pero puedo prepararte algo caliente.
- No, no te preocupes, hace mucha calor como para beber algo caliente - me sonrió.
- Bueno, pero si cambias de parecer no dudes en pedírmelo.
- Lo tendré en cuenta, gracias.
- Me gustaría ir a la playa - dije.
Él me miró y sonrió mordiendo su labio inferior.
- Me alegro que hayas dicho eso, ven conmigo - tomo de mi mano y casi tirándome me llevo con él.
- ¿A dónde vamos? - pregunte al ver que entrabamos a una habitación.
- En esta habitación, también hay un balcón, pero la diferencia es que junto al balcón hay un árbol que tiene una escalera.
- ¿Planeas bajar por ahí? - pregunté asombrada.
- No, planeo que bajemos juntos - me sonrió y abrió la ventana.
Una vez en el balcón, Bill subió a la escalera y comenzó a bajarla, luego imité su acción. Antes de bajar, él tomo una de mis manos y paso la otra por mi cintura, ayudándome a bajar. Tomo mi mano y me guió por entremedio de algunos arbustos, encontrándonos con el camino de piedras que guía hasta la playa.
- Creo que fue mala idea bajar por el árbol - me dijo Bill poniéndose frente a mí.
- ¿Por qué? - pregunté.
- Porque te has hecho una herida en la pierna - apuntó a mi pierna derecha.
- No es problema Bill, ni siquiera lo había notado, además traigo puesto short, era obvio que de una u otra manera me haría alguna herida - sonreí.
- Aún así es mi culpa.
- Ya no importa, vamos, quiero ir a la playa - tomé su mano para que avanzara.
Estaba muy entusiasmada, tanto así que llevaba casi corriendo al pobre de Bill.
- Hey, tranquila, me sacaras el brazo - rió.
- Lo siento - ambos paramos, ya habíamos llegado a la playa - Es hermoso.
- Así es - dijo el comenzando a sacarse sus zapatos.
- ¿Qué haces? - pregunté.
- ¿Crees que me quedaré aquí a mirar nada más? Claro que no - dejo sus zapatos a un costado de él.
También imité su acción.
- ¡Atrapame si puedes! - grité corriendo hacia el agua.
- ¡No, espera! ¡No seas tramposa! - gritó el mientras arremangaba sus pantalones.
Corrí por la orilla de la playa, esquivando a las personas que se encontraban ahí.
Paré para tomar un poco de aire y aprovechar de mirar a Bill, pero no lo veía por ninguna parte.
- ¡Te atrape! - me asustó tomándome de la cintura y elevándome.
- ¡No suéltame! - reía.
- Creíste que te escaparías de mí, gran error pequeña - me bajo, aún sin soltarme.
-Bien, has ganado, pero solo porque me tomaste desprevenida.
- Desprevenida o no te hubiera atrapado igual - me sonrió.
Cada vez que miraba a Bill a los ojos, era como si viajara a otro mundo. Me perdía en ellos, tratando de buscar algo, ¿qué era?, no lo sé, pero amaba bagar en la profundidad de ellos.
"¡Cuidado!", gritó un chico. Bill y yo reaccionamos cuando ya era demasiado tarde. Una ola nos había botado al suelo, dejándonos completamente mojados. No podíamos parar de reírnos.
Nos sentamos en la arena, las personas de ahí nos miraban y se reían.
- (Tu nombre) - me dijo Bill, voltee para mirarlo. Gran error, ya que me había echado arena mojada en la cara.
- ¡Oye! - exclamé - ¡Eres un malvado!
- Lo sé - aún reía.
- Que mal, no traje más ropa, jamás creí que me mojaría - me coloqué de pie, también ayude a Bill.
- Lo bueno es que el sol está fuerte, así que en un par de minutos la ropa se secará.
Volvimos a donde habíamos dejado nuestras cosas. Entre los zapatos y la chaqueta de Bill encontré su iphone. Lo tomé y sin que él lo notase, comencé a sacarle fotografías.
- Chica paparazzi - dijo sentándose junto a mi.
- No puedo creer, ¿cómo es que sales tan bien en las fotos?
- No lo sé, ¿belleza natural quizás? - rió.
- Vaya, veo que tu ego creció bastante - levanté una ceja.
- No lo creo - me quitó el iphone - Ven acércate.
Así lo hice. Se acercó más a mi y tomo una fotografía. Una pareja que se encontraba cerca nuestro nos preguntó si quería que nos tomaran una fotografía. Bill aceptó y me levantó, llevándome hasta el orilla del mal. Él se colocó detrás mío, tomando con sus manos mi cintura y apoyando su mentón en mi cabeza.
Me sentí extraña. Miles de sensaciones recorrieron mi cuerpo. No quería temblar, ya que temía a que él lo notase.
El chico le paso el iphone a Bill, quien agradeció e inmediatamente reviso la foto.
- Me gusta - dijo sonriendo.
Miré la pantalla. Algo sentí en mi estomago. ¿Mariposas?, no lo sé. Pero al ver la fotografía, era como si fuésemos algo, ¿novios?, quizás.
- Hoy en la noche hay una fogata en la playa, pueden venir si quieren - dijo el chico que había tomado la foto.
- Gracias por la invitación - dijo Bill dándole un apretón de manos.
- ¿Iremos? - le pregunté.
- No lo sé, ¿quieres quedarte?
- Mañana es sábado, no hay problema - le sonreí.
- Bien, pero antes, iremos a ver ropa.
- ¿Hay ropa aquí? - pregunté.
- Venden ropa estilo hawaiana - rió burlón - pero veremos que hay.
Tomamos nuestras cosas y caminamos hasta la cabaña. Bill tomó su billetera y yo igual.
- ¡Alto ahí! - gritó.
- ¿Qué pasa?
- Yo compraré las cosas, no pienso que gastes un peso, yo invite, yo pago.
- Pero Bil...
- Nada de peros - interrumpió - Ya he dicho.
Me quitó la billetera y la tiro al sofá del living. Lo miré con el ceño fruncido. Él solo me sonrió y tomo de mi brazo para que saliéramos.
Caminamos por fuera de pequeños puestos donde habían personas que vendían artesanía. Bill se volvía loco al ver tantos collares. Estaba fascinado, tanto así que se compró algunas cosas. También me compro unos aros de pluma, y un collar con un pequeño delfín. Luego nos dirigimos a comprar ropa. Él se compró una camisa blanca y unas bermudas. A mi no me gustan mucho las faldas, así que me compró otro short y una blusa blanca también.
Le agradecí por todo lo que me había comprado, era muy dulce. Por un impulso, tomé de su mano. Él se asombro y clavo su mirada en nuestras manos. Sonrío y entrelazó sus dedos con los míos. Continuamos mirando todas las artesanías que habían ahí.
_____________________________________________________
¡Hola!, bueno aquí les dejo la primera parte de este capítulo. La segunda parte la subiré el domingo, así que no se desesperen jajaja, que no tardaré esta vez.
Espero que les guste, incluso a mí me está poniendo nerviosa esto ._. jajaja ¿extraño no?...
Gracias por sus comentarios, son las mejores, las adoro un montón :]
Volteó su cabeza hacia su derecha, encontrándose con mi mirada. Me regaló una dulce sonrisa y continuó conduciendo.
- Espero que no estés aburrida - dijo mientras miraba a su izquierda, procurando ver que no viniera ningún vehículo para continuar su camino.
- No lo estoy, me entretengo viendo el paisaje, es muy bonito.
- Que bien, pronto llegaremos.
- ¿A dónde vamos? - insistí nuevamente.
- Pero que insistente eres - rió - Es sorpresa.
Bill continuó conduciendo. No mucho después entró a un sitio el cual decía "privado". Estacionó su auto junto a otros. Desabrochamos nuestros cinturones, tomé mi bolso, y cuando pretendía abrir la puerta él ya lo había echo.
- Gracias - le sonreí.
- Ven, sígueme.
Así lo hice. Nos dirigimos hacia una pequeña oficina. Dentro se encontraban dos guardias.
- Joven Bill, ¿cómo le va? - preguntó uno de ellos.
- Muy bien gracias - confirmo Bill con una gran sonrisa.
- ¿Viene por una? - preguntó.
- Así es, ya sabes cuál es mi favorita - respondió Bill.
- Claro que sí. Veamos... ¡aquí está! - le dio una llave.
- Excelente - la tomo - gracias.
- Veo que viene muy bien acompañado - dijo el otro.
Bill solo se limitó a sonreír algo nervioso, a su vez sus mejillas tomaban un color rosa.
- Que tenga un buen día señorita - me dijo el primer guardia que atendió a Bill.
- Muchas gracias - le sonreí.
Bill y yo salimos de ahí.
El lugar era todo en un entorno natural. Se encontraban muy pocas personas, las cuales algunas se encontraban almorzando en las mesas de picnic, otras personas jugaban con sus hijos, algunos simplemente tomaban sol junto a las piscinas que habían ahí.
Bill seguía caminando por un camino de piedras, yo le seguía por detrás. El único camino que había, se separaba en seis direcciones. Bill continuaba caminando derecho. Los árboles de aquel lugar eran inmensos, los matorrales eran capaces de hacerte perder el camino, pero por suerte tenía a mi guía delante mío. De pronto el camino desaparece, dando paso a una hermosa cabaña.
Él se acercó y abrió la puerta. Por mi parte, me encontraba a una distancia alejada de ahí.
- ¿No quieres entrar? - Preguntó desde la puerta.
Sacudí mi cabeza y caminé hasta la entrada.
- Adelante - me dijo dándome paso para que entrara.
Dentro de la cabaña todo era muy lindo. Podía notar como el verano ya se hacía presente, dándole al lugar un ambiente cálido, los rayos de sol se hacían presentes por todo el lugar.
Como una verdadera niña pequeña, llena de curiosidad, comencé a recorrer todo el lugar. Contemplé los cuadros, los adornos, el hermoso barnizado de la pared.
- ¿Te gusta el lugar? - pregunto a mi espalda.
- ¿Bromeas? Es precioso - voltee y lo miré.
Él tenía su mirada fija en la mía. Pestañeo un par de veces y sacudió su cabeza.
- Dame tus cosas, las dejaré colgadas en el perchero.
Le di mi bolso, me saqué la chaqueta que traía puesta y también se la di.
- ¿Te gustaría algo para beber? - preguntó.
- Jugo, por favor - dije mientras me dirigía al living.
- ¿Qué sabor?
- Cualquiera está bien - respondí.
Sentía el ruido de agua, provenía desde afuera. Caminé hasta el gran ventanal que daba hacia un balcón. Lo abrí, encontrándome con un hermoso paisaje. No muy lejos se encontraba la playa, podía divisar a personas que se bañaban a la orilla.
Bajo el balcón habían algunas plantas y un camino, que supuse guiaban hasta la playa.
- Bonita vista, ¿ no crees? - preguntó Bill, acercándose a mí con un vaso.
- Es, increíble - respondí aún atónita ante tanta belleza.
- Ten, espero que te guste el jugo de naranja - me dio el vaso.
- Muchas gracias - respondí.
- Entones, creo que te gusto la sorpresa - rió acomodando sus codos en la baranda.
- No me gusto - lo miré seria, poniendo en práctica lo que he aprendido en actuación.
- ¿No? - pregunto tragando saliva.
Me acerque a él, aún seria.
- Me encanta, es lo mejor que he visto - le sonreí.
Dio un suspiro de alivio, llevando una de sus manos a su pecho.
- Me has asustado - sonrió - ¿Qué estás estudiando? ¿Actuación?
- Así es - confirmé.
- Eres buenísima... Increíble - dijo sorprendido.
- Ya Bill, tranquilo, no es para tanto - di un sorbo a mi jugo - Mmm... está rico, ¿lo has hecho tu?
- Así es, me alegro que te guste.
- ¿No tomarás? - pregunté al ver que no tenía nada.
- No, aún me duele el estomago.
- ¿Te paso algo malo?
- Oh, es cierto, no sabes... Bueno anoche, tu sabes, me pasé de copas, aún no entiendo por qué... Pero, cuando íbamos camino a casa, me sentí mal, y bueno, cuando llegamos corrí al baño y, vomite - terminó diciendo casi en susurro lo último.
- Oh, pero puedo prepararte algo caliente.
- No, no te preocupes, hace mucha calor como para beber algo caliente - me sonrió.
- Bueno, pero si cambias de parecer no dudes en pedírmelo.
- Lo tendré en cuenta, gracias.
- Me gustaría ir a la playa - dije.
Él me miró y sonrió mordiendo su labio inferior.
- Me alegro que hayas dicho eso, ven conmigo - tomo de mi mano y casi tirándome me llevo con él.
- ¿A dónde vamos? - pregunte al ver que entrabamos a una habitación.
- En esta habitación, también hay un balcón, pero la diferencia es que junto al balcón hay un árbol que tiene una escalera.
- ¿Planeas bajar por ahí? - pregunté asombrada.
- No, planeo que bajemos juntos - me sonrió y abrió la ventana.
Una vez en el balcón, Bill subió a la escalera y comenzó a bajarla, luego imité su acción. Antes de bajar, él tomo una de mis manos y paso la otra por mi cintura, ayudándome a bajar. Tomo mi mano y me guió por entremedio de algunos arbustos, encontrándonos con el camino de piedras que guía hasta la playa.
- Creo que fue mala idea bajar por el árbol - me dijo Bill poniéndose frente a mí.
- ¿Por qué? - pregunté.
- Porque te has hecho una herida en la pierna - apuntó a mi pierna derecha.
- No es problema Bill, ni siquiera lo había notado, además traigo puesto short, era obvio que de una u otra manera me haría alguna herida - sonreí.
- Aún así es mi culpa.
- Ya no importa, vamos, quiero ir a la playa - tomé su mano para que avanzara.
Estaba muy entusiasmada, tanto así que llevaba casi corriendo al pobre de Bill.
- Hey, tranquila, me sacaras el brazo - rió.
- Lo siento - ambos paramos, ya habíamos llegado a la playa - Es hermoso.
- Así es - dijo el comenzando a sacarse sus zapatos.
- ¿Qué haces? - pregunté.
- ¿Crees que me quedaré aquí a mirar nada más? Claro que no - dejo sus zapatos a un costado de él.
También imité su acción.
- ¡Atrapame si puedes! - grité corriendo hacia el agua.
- ¡No, espera! ¡No seas tramposa! - gritó el mientras arremangaba sus pantalones.
Corrí por la orilla de la playa, esquivando a las personas que se encontraban ahí.
Paré para tomar un poco de aire y aprovechar de mirar a Bill, pero no lo veía por ninguna parte.
- ¡Te atrape! - me asustó tomándome de la cintura y elevándome.
- ¡No suéltame! - reía.
- Creíste que te escaparías de mí, gran error pequeña - me bajo, aún sin soltarme.
-Bien, has ganado, pero solo porque me tomaste desprevenida.
- Desprevenida o no te hubiera atrapado igual - me sonrió.
Cada vez que miraba a Bill a los ojos, era como si viajara a otro mundo. Me perdía en ellos, tratando de buscar algo, ¿qué era?, no lo sé, pero amaba bagar en la profundidad de ellos.
"¡Cuidado!", gritó un chico. Bill y yo reaccionamos cuando ya era demasiado tarde. Una ola nos había botado al suelo, dejándonos completamente mojados. No podíamos parar de reírnos.
Nos sentamos en la arena, las personas de ahí nos miraban y se reían.
- (Tu nombre) - me dijo Bill, voltee para mirarlo. Gran error, ya que me había echado arena mojada en la cara.
- ¡Oye! - exclamé - ¡Eres un malvado!
- Lo sé - aún reía.
- Que mal, no traje más ropa, jamás creí que me mojaría - me coloqué de pie, también ayude a Bill.
- Lo bueno es que el sol está fuerte, así que en un par de minutos la ropa se secará.
Volvimos a donde habíamos dejado nuestras cosas. Entre los zapatos y la chaqueta de Bill encontré su iphone. Lo tomé y sin que él lo notase, comencé a sacarle fotografías.
- Chica paparazzi - dijo sentándose junto a mi.
- No puedo creer, ¿cómo es que sales tan bien en las fotos?
- No lo sé, ¿belleza natural quizás? - rió.
- Vaya, veo que tu ego creció bastante - levanté una ceja.
- No lo creo - me quitó el iphone - Ven acércate.
Así lo hice. Se acercó más a mi y tomo una fotografía. Una pareja que se encontraba cerca nuestro nos preguntó si quería que nos tomaran una fotografía. Bill aceptó y me levantó, llevándome hasta el orilla del mal. Él se colocó detrás mío, tomando con sus manos mi cintura y apoyando su mentón en mi cabeza.
Me sentí extraña. Miles de sensaciones recorrieron mi cuerpo. No quería temblar, ya que temía a que él lo notase.
El chico le paso el iphone a Bill, quien agradeció e inmediatamente reviso la foto.
- Me gusta - dijo sonriendo.
Miré la pantalla. Algo sentí en mi estomago. ¿Mariposas?, no lo sé. Pero al ver la fotografía, era como si fuésemos algo, ¿novios?, quizás.
- Hoy en la noche hay una fogata en la playa, pueden venir si quieren - dijo el chico que había tomado la foto.
- Gracias por la invitación - dijo Bill dándole un apretón de manos.
- ¿Iremos? - le pregunté.
- No lo sé, ¿quieres quedarte?
- Mañana es sábado, no hay problema - le sonreí.
- Bien, pero antes, iremos a ver ropa.
- ¿Hay ropa aquí? - pregunté.
- Venden ropa estilo hawaiana - rió burlón - pero veremos que hay.
Tomamos nuestras cosas y caminamos hasta la cabaña. Bill tomó su billetera y yo igual.
- ¡Alto ahí! - gritó.
- ¿Qué pasa?
- Yo compraré las cosas, no pienso que gastes un peso, yo invite, yo pago.
- Pero Bil...
- Nada de peros - interrumpió - Ya he dicho.
Me quitó la billetera y la tiro al sofá del living. Lo miré con el ceño fruncido. Él solo me sonrió y tomo de mi brazo para que saliéramos.
Caminamos por fuera de pequeños puestos donde habían personas que vendían artesanía. Bill se volvía loco al ver tantos collares. Estaba fascinado, tanto así que se compró algunas cosas. También me compro unos aros de pluma, y un collar con un pequeño delfín. Luego nos dirigimos a comprar ropa. Él se compró una camisa blanca y unas bermudas. A mi no me gustan mucho las faldas, así que me compró otro short y una blusa blanca también.
Le agradecí por todo lo que me había comprado, era muy dulce. Por un impulso, tomé de su mano. Él se asombro y clavo su mirada en nuestras manos. Sonrío y entrelazó sus dedos con los míos. Continuamos mirando todas las artesanías que habían ahí.
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¡Hola!, bueno aquí les dejo la primera parte de este capítulo. La segunda parte la subiré el domingo, así que no se desesperen jajaja, que no tardaré esta vez.
Espero que les guste, incluso a mí me está poniendo nerviosa esto ._. jajaja ¿extraño no?...
Gracias por sus comentarios, son las mejores, las adoro un montón :]
lunes, 27 de febrero de 2012
Capítulo 4: Es hora de que todo quede atrás.
- Narra Tom:
Los minutos avanzaban. Nosotros aún abrazados, mirando la hermosa ciudad. Cada vez que la briza se hacia presente, nuestros cuerpos se unían más y más. Extrañaba tanto esto. Extrañaba tenerla cerca, sentirla. Recordé todos aquellos momentos que había vivido junto a ella. Como desearía que todo volviera al pasado, desearía tanto que lo nuestro nunca hubiese acabado. ¿Por qué?, no entiendo. ¿Qué hice mal? Acaso, ¿no merecía su amor? De lo que si estoy seguro es de que jamás desee tanto a una mujer. Ella es mi droga. Ganas no me faltan en estos momentos de besar sus labios, sentirlos míos nuevamente. Sentir que alguna vez me pertenecieron.
Jamás me había sentido tan triste. Perder a un amor es lo peor, sobretodo si sabías que era el amor de tu vida.
- Una estrella fugaz - dijo emocionada. Aún mantenía su lado infantil, algo que me encanta de ella.
Miré la estrella y pedí un deseo. Con todas mis fuerzas desee que mi deseo se cumpliera.
- ¿Pediste algún deseo? - me preguntó.
- Claro - respondí.
- ¿Qué pediste? - me miró.
- Si te digo, no se cumplirá - sonreí y la miré.
- Tienes razón - rió.
Nuevamente enfocamos nuestras miradas en la hermosa ciudad. A lo lejos se podía divisar la cantidad de parejas que iban y venían. Se veían tan felices.
- No te vayas nunca más por favor - le supliqué en un susurro.
Ella me miró, dejó de abrazarme y se soltó de mi agarre.
- Yo sé cuando me voy, ahora que cumplí la mayoría de edad soy libre de ir a donde yo quiera - me dijo ella algo seria.
- No quiero que te vayas, no puedo soportar la idea de que estés lejos de mí - No tenía temor de decir lo que sentía.
- Tom ¿a ti se te olvida que nosotros no somos nada? - me preguntó.
- Pero...
- No Tom - interrumpió - Ten en mente que lo nuestro acabó. Ten en mente el daño que me hiciste.
- Lo hice por ti.
- ¿Qué hiciste por mí? ¡Me engañaste! Y con Gabriela... Tu sabías lo que ella me hizo antes Tom - sus ojos se habían cristalizados.
- Lo sé, y no sabes cuanto lo lamento.
- El error ya lo cometiste, ya no tiene vuelta atrás.
- Sé que no tiene vuelta atrás, pero...
- ¿Pero qué? ¿Quieres volver a intentar conquistarme? ¿Quieres comenzar de nuevo con lo que antes tuvimos? ¿Eso es lo que quieres? - preguntó en un tono duro.
- Por ti soy capaz de todo.
- Oh claro - rió irónica - "Por ti soy capaz de todo"... No fuiste capaz siquiera de contenerte y esperar a que estuviera lista, pero no las ganas de tener sexo fueron más fuertes que el amor ¿verdad?
- No fue así (tu nombre), desearía tanto decirte como fue, pero no puedo.
- ¿Qué me quieres decir? Tom no me interesa cómo lo hiciste o qué hiciste con esa estúpida - Se paró delante de mí - Por más que intentes es inútil Tom.... Tú jamás vas a cambiar, siempre serás un mujeriego.
Siempre me decían y dicen lo mismo. Nunca me importó la opinión de las personas, pero esta vez fue la excepción. Las palabras duelen más que los golpes. ¿De verdad ella pensaba así de mí? ¿Así es como me veía? Como... como un mujeriego, que nunca podrá cambiar.
- (Tu nombre)... - no podía pronunciar palabras, mi garganta estaba apretada, conteniendo un enorme nudo.
- ¿Tom?... ¿Dónde estás?... - Preguntaba mi hermano desde adentro - ¿Qué haces... aquí? - Ya me había encontrado.
- Estaba hablando algo con (tu nombre). ¿Qué quieres? - le pregunté.
- Me quiero ir Tom.
Ya había visto a Bill pasado de copas, pero esta vez se excedió. Ni de pié podía mantenerse, se tambaleaba de un lado a otro. Creo que se me paso la mano al preparar los tragos.
- Pero Bill estoy ocupado, luego nos vamos.
- ¡Me quiero ir Tom! ¡Tengo sueño! - refunfuñaba enojado.
- Bill tiene razón, creo que deberían irse, ya no hay nada más que hablar - dijo ella recalcando ese "nada".
- No sabes nada (tu nombre)... Espero que algún día me entiendas, nuestra conversación quedará pendiente - le dije.
Tomé a Bill de un brazo y lo saqué de ahí antes de que se cayera del balcón. Nos dirigimos al living. Ahí estaba Gustav en las mismas condiciones que yo, tomando a Georg de un brazo para que no cayera.
- ¿Manejaras tu? -le pregunté a Gustav.
- Ni loco, no pienso chocar otra vez, así que me iré contigo.
- Bien, mañana le diré a Bill que venga por su auto, si es que amanece bien como para manejar - dije tomando a mi hermano, quien casi cae al suelo.
- Bueno linda, ya nos vamos, espero verte pronto, adiós - se despidió Gustav de (tu prima)dándole un pequeño beso en los labios.
- Adiós (tu prima), nos vemos pronto, y por favor cuida el auto de Bill - sonreí.
- Lo haré, adiós chicos - cerró la puerta.
Caminar por los pasillos hasta el elevador fue un verdadero reto. Dentro del elevador Bill comenzó a apretar todos los botones.
- Mierda Bill detente, a este paso nunca bajaremos - exclamé molesto.
- ¡No me retes! - me miró haciendo pucheros.
- Eres un aburrido - dijo Georg tambaleándose.
Cuando por fin llegamos abajo, inmediatamente nos dirigimos al estacionamiento. Claro que no faltaron las dificultades.
- Yo me iré con ellos atrás, ya que en este estado son capaces de hacer cualquier estupidez - dijo Gustav.
- Bien - respondí mientras abría la puerta trasera.
Fue muy difícil meter a Bill dentro del auto, en un momento se pego en la cabeza al entrar. Se quejó pero después de todo había entrado. Gustav por otro lado estaba en las mismas condiciones que yo.
Una vez listos, encendí el auto y arranqué rumbo al condominio. Todo marchaba bien hasta que nuevamente mi hermanito hacia sus shows.
- Tom... ¡Tom! - gritó al ver que no le respondía.
- ¿Qué quieres Bill? Voy manejando.
- Tom me duele el estomago - se quejó.
- ¿Y qué quieres que haga? No es mi culpa que hayas bebido tanto.
- Tom, Bill se ve pálido - mencionó Gustav.
- Quiero... quiero vomitar - dijo Bill.
- ¿¡Qué!? A no Bill, ni te atrevas a vomitar en mi auto, espera a que lleguemos a casa - exclamé molesto.
- ¿No tienes alguna bolsa en la guantera? - preguntó Gustav.
- Creo que si - aproveche de que el semáforo dio rojo y busque - Aquí hay una - Le dí la bolsa a mi hermano.
Maneje lo más rápido que pude, por suerte que no paso nada. Al llegar a casa baje a mi hermano y Gustav a Georg quien estaba medio dormido.
Lleve a Bill hasta su habitación, pero en un movimiento algo rápido se paró y corrió al baño. Desde afuera escuchaba lo que estaba pasando, así que baje a la cocina y le preparé algo caliente. Una vez listo, subí hasta su habitación.
Ahí estaba el sentado en la orilla de la cama, tomando con ambas manos su estomago.
- Ten, tomate esto caliente, no importa si te quemas, es para que cese el dolor de tu estomago y entres en calor, se ve que tienes frío - le dije dándole la taza.
Él tomo la taza y le dio un sorbo. Aparto la taza y se levanto. Comenzó a sacarse lo que traía puesto. Mientras lo hacia le abrí las frazadas para que se acostara.
Acostado ya, tomo la taza y comenzó a beber el agua. Camine hasta la puerta.
- Gracias Tom, y lamento mucho haber bebido así - agacho su rostro.
- No me agradezcas, y gracias por no vomitar en mi auto - ambos reímos - Descansa hermano - salí de ahí cerrando la puerta.
Bill suele ser fastidioso, pero es mi hermano. No sé que haría sin él. Mi deber como hermano mayor es cuidarlo, y así lo haré por el resto de mi vida. Suelo ser duro con él, pero creo que sabe que lo quiero, y no es necesario que se lo diga.
Ahora solo me dormiré, y pensaré en lo que paso hace algunos momentos atrás...
- Narra (tu nombre):
Al tenerlo tan cerca, sentí una debilidad. Un año sin él. Un año si sentir su presencia, sin mirarlo, sin sentir lo que siento al tenerlo cerca. Lo extrañaba... lo extraño. Cuando sentí su brazo sobre mi cuerpo, miles de sensaciones recorrieron mi cuerpo. Los momentos que vivimos en el pasado, fueron recordados al sentir aquel roce. No pude resistirme a abrazarlo. Extrañaba tanto sus brazos, mi cabeza escondida en su pecho, que se movía al respirar. El latido de su corazón, el cual palpitaba a un compás más rápido de lo normal. Su mirada tan penetrante, sensual por naturaleza. Sus labios, tan delicados, ahora acompañado por dos metales, quién como ellos, que tienen el privilegio de estar siempre ahí, sintiendo cada roce que daba su lengua.
¿Qué me pasa? No puedo. No puedo olvidarlo, el amor que sentí por el no se compara con nada. Pero no, ya es hora de que todo quede atrás. No quiero volver a ser la tonta. No quiero ser engañada, ya no quiero sufrir por amor.
"Tú jamás vas a cambiar, siempre serás un mujeriego" ¿Cómo fui capaz de decirle aquello? Me sentí tan mal al hacerlo, pero de alguna u otra manera tengo que hacer que se olvide de mí, es lo mejor para los dos...
- Entonces, ¿no iras a la universidad hoy? - preguntó mi prima.
- No, dile al profesor que me sentía mal, o no sé.
- Bien, por suerte las clases terminan temprano hoy - sonrió - Adiós.
- Adiós, que tengas un buen día.
Como las mañanas son aburridas decidí ver televisión mientras comía manzana. No mucho después sentí tocar el timbre. ¿Quién podría ser a esta hora?
Abrí la puerta encontrándome con alguien que no pensaba ver.
- Hola (tu nombre) - saludó besando mi mejilla.
- Hola Bill, ¿qué te trae por aquí? - pregunté asombrada.
- Vine a buscar mi auto y aproveché de venir - sonrió - ¿y tú, qué haces?
- Veía televisión, aunque todo es aburrido a esta hora.
- Eso es cierto.
- ¿Te sientes mejor? Digo, ya que anoche te veías bastante mal.
- Oh - sonrió apenado - Si estoy mucho mejor, aunque aún me duele un poco la cabeza, pero pasara.
- Me alegro mucho... ¿Quieres pasar? Aunque te aburrirás - reí.
- ¿Qué te parece si mejor salimos? - me propuso.
- ¿No estas ocupado o algo así? - pregunté insegura.
- No, solo por las noches.
- ¿Qué? - exclamé algo sorprendida.
- ¡No, no, no! No pienses mal, me refería a que por las noches estoy ocupado con los temas del disco - sonrió rascando su nuca.
- Oh, me había asustado.
- Entonces, ¿qué dices? ¿Quieres salir o no? - me miro levantando una de sus cejas.
- Claro, sería genial - respondí.
- Ve por tus cosas, yo te espero aquí.
Así lo hice. Tome un bolso, llaves y celular, apagué la televisión y salí al pasillo, donde estaba esperándome Bill.
- Lista - respondí.
- Bien, vamos.
Esperamos el elevador, y entramos.
- ¿Quieres? - pregunté elevando la manzana que comía.
- No gracias, es muy rica, pero me da alergia - su cara demostró tristeza.
- Oh lo lamento, pero ¿cuál fruta es tu favorita?
- Me gustan muchas, pero para decirte una, te diría que la sandia - sonrió.
Al llegar al subterráneo, Bill sacó sus llaves, apretó el botón de la alarma del auto y abrió la puerta del copiloto, para que subiera. Le agradecí amablemente. Luego subió él, ambos nos pusimos los cinturones de seguridad.
- ¿A dónde iremos? - le pregunté.
Él encendió el auto y me miró.
- Es una sorpresa - me sonrió malvadamente.
El auto comenzó a andar y salimos del estacionamiento. Bill arrancó produciendo un ruido con los neumáticos. Ahora nos dirigíamos hacia un lugar que para mí hasta el momento era completamente desconocido, pero confiaba en él. Era hora de aventurar.
--------------------------------------------------------
¡Hola! He tardado menos en subir *-* jajajaj. Creo que mi computador se está apiadando de mi, ya que pronto entraré a clases y no podré subir tan seguido, pero no piensen que dejaré la fic, porque no lo haré. Bueno, espero que les guste el capítulo, y si subo fotos antiguas de los chicos es porque ya saben que aún no hay nuevas fotografías de los cuatro, pero aquí en esta temporada ellos están como son actualmente ¿bueno? :3
Gracias por los comentarios, son las mejores, las adoro un montón :]
Los minutos avanzaban. Nosotros aún abrazados, mirando la hermosa ciudad. Cada vez que la briza se hacia presente, nuestros cuerpos se unían más y más. Extrañaba tanto esto. Extrañaba tenerla cerca, sentirla. Recordé todos aquellos momentos que había vivido junto a ella. Como desearía que todo volviera al pasado, desearía tanto que lo nuestro nunca hubiese acabado. ¿Por qué?, no entiendo. ¿Qué hice mal? Acaso, ¿no merecía su amor? De lo que si estoy seguro es de que jamás desee tanto a una mujer. Ella es mi droga. Ganas no me faltan en estos momentos de besar sus labios, sentirlos míos nuevamente. Sentir que alguna vez me pertenecieron.
Jamás me había sentido tan triste. Perder a un amor es lo peor, sobretodo si sabías que era el amor de tu vida.
- Una estrella fugaz - dijo emocionada. Aún mantenía su lado infantil, algo que me encanta de ella.
Miré la estrella y pedí un deseo. Con todas mis fuerzas desee que mi deseo se cumpliera.
- ¿Pediste algún deseo? - me preguntó.
- Claro - respondí.
- ¿Qué pediste? - me miró.
- Si te digo, no se cumplirá - sonreí y la miré.
- Tienes razón - rió.
Nuevamente enfocamos nuestras miradas en la hermosa ciudad. A lo lejos se podía divisar la cantidad de parejas que iban y venían. Se veían tan felices.
- No te vayas nunca más por favor - le supliqué en un susurro.
Ella me miró, dejó de abrazarme y se soltó de mi agarre.
- Yo sé cuando me voy, ahora que cumplí la mayoría de edad soy libre de ir a donde yo quiera - me dijo ella algo seria.
- No quiero que te vayas, no puedo soportar la idea de que estés lejos de mí - No tenía temor de decir lo que sentía.
- Tom ¿a ti se te olvida que nosotros no somos nada? - me preguntó.
- Pero...
- No Tom - interrumpió - Ten en mente que lo nuestro acabó. Ten en mente el daño que me hiciste.
- Lo hice por ti.
- ¿Qué hiciste por mí? ¡Me engañaste! Y con Gabriela... Tu sabías lo que ella me hizo antes Tom - sus ojos se habían cristalizados.
- Lo sé, y no sabes cuanto lo lamento.
- El error ya lo cometiste, ya no tiene vuelta atrás.
- Sé que no tiene vuelta atrás, pero...
- ¿Pero qué? ¿Quieres volver a intentar conquistarme? ¿Quieres comenzar de nuevo con lo que antes tuvimos? ¿Eso es lo que quieres? - preguntó en un tono duro.
- Por ti soy capaz de todo.
- Oh claro - rió irónica - "Por ti soy capaz de todo"... No fuiste capaz siquiera de contenerte y esperar a que estuviera lista, pero no las ganas de tener sexo fueron más fuertes que el amor ¿verdad?
- No fue así (tu nombre), desearía tanto decirte como fue, pero no puedo.
- ¿Qué me quieres decir? Tom no me interesa cómo lo hiciste o qué hiciste con esa estúpida - Se paró delante de mí - Por más que intentes es inútil Tom.... Tú jamás vas a cambiar, siempre serás un mujeriego.
Siempre me decían y dicen lo mismo. Nunca me importó la opinión de las personas, pero esta vez fue la excepción. Las palabras duelen más que los golpes. ¿De verdad ella pensaba así de mí? ¿Así es como me veía? Como... como un mujeriego, que nunca podrá cambiar.
- (Tu nombre)... - no podía pronunciar palabras, mi garganta estaba apretada, conteniendo un enorme nudo.
- ¿Tom?... ¿Dónde estás?... - Preguntaba mi hermano desde adentro - ¿Qué haces... aquí? - Ya me había encontrado.
- Estaba hablando algo con (tu nombre). ¿Qué quieres? - le pregunté.
- Me quiero ir Tom.
Ya había visto a Bill pasado de copas, pero esta vez se excedió. Ni de pié podía mantenerse, se tambaleaba de un lado a otro. Creo que se me paso la mano al preparar los tragos.
- Pero Bill estoy ocupado, luego nos vamos.
- ¡Me quiero ir Tom! ¡Tengo sueño! - refunfuñaba enojado.
- Bill tiene razón, creo que deberían irse, ya no hay nada más que hablar - dijo ella recalcando ese "nada".
- No sabes nada (tu nombre)... Espero que algún día me entiendas, nuestra conversación quedará pendiente - le dije.
Tomé a Bill de un brazo y lo saqué de ahí antes de que se cayera del balcón. Nos dirigimos al living. Ahí estaba Gustav en las mismas condiciones que yo, tomando a Georg de un brazo para que no cayera.
- ¿Manejaras tu? -le pregunté a Gustav.
- Ni loco, no pienso chocar otra vez, así que me iré contigo.
- Bien, mañana le diré a Bill que venga por su auto, si es que amanece bien como para manejar - dije tomando a mi hermano, quien casi cae al suelo.
- Bueno linda, ya nos vamos, espero verte pronto, adiós - se despidió Gustav de (tu prima)dándole un pequeño beso en los labios.
- Adiós (tu prima), nos vemos pronto, y por favor cuida el auto de Bill - sonreí.
- Lo haré, adiós chicos - cerró la puerta.
Caminar por los pasillos hasta el elevador fue un verdadero reto. Dentro del elevador Bill comenzó a apretar todos los botones.
- Mierda Bill detente, a este paso nunca bajaremos - exclamé molesto.
- ¡No me retes! - me miró haciendo pucheros.
- Eres un aburrido - dijo Georg tambaleándose.
Cuando por fin llegamos abajo, inmediatamente nos dirigimos al estacionamiento. Claro que no faltaron las dificultades.
- Yo me iré con ellos atrás, ya que en este estado son capaces de hacer cualquier estupidez - dijo Gustav.
- Bien - respondí mientras abría la puerta trasera.
Fue muy difícil meter a Bill dentro del auto, en un momento se pego en la cabeza al entrar. Se quejó pero después de todo había entrado. Gustav por otro lado estaba en las mismas condiciones que yo.
Una vez listos, encendí el auto y arranqué rumbo al condominio. Todo marchaba bien hasta que nuevamente mi hermanito hacia sus shows.
- Tom... ¡Tom! - gritó al ver que no le respondía.
- ¿Qué quieres Bill? Voy manejando.
- Tom me duele el estomago - se quejó.
- ¿Y qué quieres que haga? No es mi culpa que hayas bebido tanto.
- Tom, Bill se ve pálido - mencionó Gustav.
- Quiero... quiero vomitar - dijo Bill.
- ¿¡Qué!? A no Bill, ni te atrevas a vomitar en mi auto, espera a que lleguemos a casa - exclamé molesto.
- ¿No tienes alguna bolsa en la guantera? - preguntó Gustav.
- Creo que si - aproveche de que el semáforo dio rojo y busque - Aquí hay una - Le dí la bolsa a mi hermano.
Maneje lo más rápido que pude, por suerte que no paso nada. Al llegar a casa baje a mi hermano y Gustav a Georg quien estaba medio dormido.
Lleve a Bill hasta su habitación, pero en un movimiento algo rápido se paró y corrió al baño. Desde afuera escuchaba lo que estaba pasando, así que baje a la cocina y le preparé algo caliente. Una vez listo, subí hasta su habitación.
Ahí estaba el sentado en la orilla de la cama, tomando con ambas manos su estomago.
- Ten, tomate esto caliente, no importa si te quemas, es para que cese el dolor de tu estomago y entres en calor, se ve que tienes frío - le dije dándole la taza.
Él tomo la taza y le dio un sorbo. Aparto la taza y se levanto. Comenzó a sacarse lo que traía puesto. Mientras lo hacia le abrí las frazadas para que se acostara.
Acostado ya, tomo la taza y comenzó a beber el agua. Camine hasta la puerta.
- Gracias Tom, y lamento mucho haber bebido así - agacho su rostro.
- No me agradezcas, y gracias por no vomitar en mi auto - ambos reímos - Descansa hermano - salí de ahí cerrando la puerta.
Bill suele ser fastidioso, pero es mi hermano. No sé que haría sin él. Mi deber como hermano mayor es cuidarlo, y así lo haré por el resto de mi vida. Suelo ser duro con él, pero creo que sabe que lo quiero, y no es necesario que se lo diga.
Ahora solo me dormiré, y pensaré en lo que paso hace algunos momentos atrás...
- Narra (tu nombre):
Al tenerlo tan cerca, sentí una debilidad. Un año sin él. Un año si sentir su presencia, sin mirarlo, sin sentir lo que siento al tenerlo cerca. Lo extrañaba... lo extraño. Cuando sentí su brazo sobre mi cuerpo, miles de sensaciones recorrieron mi cuerpo. Los momentos que vivimos en el pasado, fueron recordados al sentir aquel roce. No pude resistirme a abrazarlo. Extrañaba tanto sus brazos, mi cabeza escondida en su pecho, que se movía al respirar. El latido de su corazón, el cual palpitaba a un compás más rápido de lo normal. Su mirada tan penetrante, sensual por naturaleza. Sus labios, tan delicados, ahora acompañado por dos metales, quién como ellos, que tienen el privilegio de estar siempre ahí, sintiendo cada roce que daba su lengua.
¿Qué me pasa? No puedo. No puedo olvidarlo, el amor que sentí por el no se compara con nada. Pero no, ya es hora de que todo quede atrás. No quiero volver a ser la tonta. No quiero ser engañada, ya no quiero sufrir por amor.
"Tú jamás vas a cambiar, siempre serás un mujeriego" ¿Cómo fui capaz de decirle aquello? Me sentí tan mal al hacerlo, pero de alguna u otra manera tengo que hacer que se olvide de mí, es lo mejor para los dos...
- Entonces, ¿no iras a la universidad hoy? - preguntó mi prima.
- No, dile al profesor que me sentía mal, o no sé.
- Bien, por suerte las clases terminan temprano hoy - sonrió - Adiós.
- Adiós, que tengas un buen día.
Como las mañanas son aburridas decidí ver televisión mientras comía manzana. No mucho después sentí tocar el timbre. ¿Quién podría ser a esta hora?
Abrí la puerta encontrándome con alguien que no pensaba ver.
- Hola (tu nombre) - saludó besando mi mejilla.
- Hola Bill, ¿qué te trae por aquí? - pregunté asombrada.
- Vine a buscar mi auto y aproveché de venir - sonrió - ¿y tú, qué haces?
- Veía televisión, aunque todo es aburrido a esta hora.
- Eso es cierto.
- ¿Te sientes mejor? Digo, ya que anoche te veías bastante mal.
- Oh - sonrió apenado - Si estoy mucho mejor, aunque aún me duele un poco la cabeza, pero pasara.
- Me alegro mucho... ¿Quieres pasar? Aunque te aburrirás - reí.
- ¿Qué te parece si mejor salimos? - me propuso.
- ¿No estas ocupado o algo así? - pregunté insegura.
- No, solo por las noches.
- ¿Qué? - exclamé algo sorprendida.
- ¡No, no, no! No pienses mal, me refería a que por las noches estoy ocupado con los temas del disco - sonrió rascando su nuca.
- Oh, me había asustado.
- Entonces, ¿qué dices? ¿Quieres salir o no? - me miro levantando una de sus cejas.
- Claro, sería genial - respondí.
- Ve por tus cosas, yo te espero aquí.
Así lo hice. Tome un bolso, llaves y celular, apagué la televisión y salí al pasillo, donde estaba esperándome Bill.
- Lista - respondí.
- Bien, vamos.
Esperamos el elevador, y entramos.
- ¿Quieres? - pregunté elevando la manzana que comía.
- No gracias, es muy rica, pero me da alergia - su cara demostró tristeza.
- Oh lo lamento, pero ¿cuál fruta es tu favorita?
- Me gustan muchas, pero para decirte una, te diría que la sandia - sonrió.
Al llegar al subterráneo, Bill sacó sus llaves, apretó el botón de la alarma del auto y abrió la puerta del copiloto, para que subiera. Le agradecí amablemente. Luego subió él, ambos nos pusimos los cinturones de seguridad.
- ¿A dónde iremos? - le pregunté.
Él encendió el auto y me miró.
- Es una sorpresa - me sonrió malvadamente.
El auto comenzó a andar y salimos del estacionamiento. Bill arrancó produciendo un ruido con los neumáticos. Ahora nos dirigíamos hacia un lugar que para mí hasta el momento era completamente desconocido, pero confiaba en él. Era hora de aventurar.
--------------------------------------------------------
¡Hola! He tardado menos en subir *-* jajajaj. Creo que mi computador se está apiadando de mi, ya que pronto entraré a clases y no podré subir tan seguido, pero no piensen que dejaré la fic, porque no lo haré. Bueno, espero que les guste el capítulo, y si subo fotos antiguas de los chicos es porque ya saben que aún no hay nuevas fotografías de los cuatro, pero aquí en esta temporada ellos están como son actualmente ¿bueno? :3
Gracias por los comentarios, son las mejores, las adoro un montón :]
jueves, 23 de febrero de 2012
Capítulo 3: Confesiones de noche.
Narra Tom:
¿Cuándo fue la última vez que mi cuerpo tembló al tocar a una mujer? ¿Cuánto tiempo había pasado desde que mi corazón no latía con la fuerza que lo hacia ahora? Mis sentidos despertaron nuevamente, mis ojos vieron nuevamente el color, sentía palpitar mi corazón, los nervios nuevamente salieron a flote.
Después de un año volví a experimentar estos sentimientos, ¿por qué razón? ¿Quién fue el causante de esto? la respuesta estaba frente a mis ojos.
No podía creerlo. La tenía aquí, junto a mí. "Mi pequeña", así solía decirle. Ahora estaba convertida en toda una mujer.
Tiempo, maldito tiempo. Transcurre tan rápido. Me hubiese gustado verla crecer, desarrollarse y verla convertida en lo que es ahora, una hermosa mujer.
Sus ojos que hace algunos segundos atrás me miraba, estaban clavados en la mirada de mi hermano, quien llego en un mal momento.
Pude notar el asombro de Bill. A pesar de que no había dicho nada, inmediatamente pensé en lo que en estos momentos pasaba por su mente.
Con pasos algo torpes, mí hermano se acerco a nosotros.
- (Tu nombre)eres tú, no puedo creer que estés aquí - Bill se abalanzó a ella dándole un abrazo, fue recién ahí cuando solté el brazo de ella.
- Hola Bill a pasado tiempo - respondió ella correspondiendo a su abrazo.
- Por Dios, pero que cambiada estas - exclamó mi hermano mirándola de pies a cabeza con una sonrisa en su rostro.
- Veo que no soy ala única, mírate nada más, ahora eres rubio - sonrió ella tocando un mechón de cabello de Bill.
- Siempre he sido rubio, pero me teñía - rió y giró su cabeza - ¡Georg! - gritó.
No mucho después llego mi querido amigo Hagen.
- ¿Qué pasa Bill? preguntó.
- Mira quien está aquí - dijo indicando a (tu nombre) con sus manos.
- No puede ser... ¡(Tu nombre) eres tú! - exclamó abrazándola - Tanto tiempo, pero como has crecido niña.
Ella solo se limitó a sonreír.
- ¿Qué haces aquí?, creí, bueno, todos creímos que estabas en (tú país) - mencionó Bill.
- Solo... solo estoy de visita, vine a visitar a mi prima, pero no será por mucho tiempo.
- ¿Ya te irás? - preguntó Georg.
- Aún no lo sé - respondió ella algo nerviosa.
- No sabes cómo te extrañé - dijo mi hermano abrazándola nuevamente.
La rabia se había apoderado de mí. Presioné mis dientes con gran fuerza al igual que mis puños. Georg quien estaba frente a mí lo notó. Me miró como diciendo "tranquilo", pero no le tome importancia y salí de ahí.
Caminé hasta la terraza, me senté junto a una fuente que estaba ubicada bajo un gran árbol. Encendí un cigarro y comencé a fumarlo, para poder tranquilizarme.
¿Cómo puede hacerme esto? ¿Por qué la abraza así? Él sabe que aún me importa, que se me ha echo difícil olvidarle, aún así la abraza de esa manera.
- ¿Todo bien? - preguntó Georg sentándose junto a mí.
- Claro, ¿por qué no habría de estarlo?
- Tom, te conozco, sé cuando estás molesto.
- No estoy molesto, es solo que... nada.
- Amigo, puedes confiar en mí - posó su mano en mi hombro- Puedo ayudarte, no le diré anda a nadie.
Boté el humo que había aspirado, miré a Georg y bajé la mirada.
- No puedo... - solté en un suspiro.
- ¿Qué no puedes?
- No puedo olvidarle Georg, y menos ahora que la vi... No sabes la cantidad de emociones que sentí al verla.
- ¿Aún te gusta?
- No Georg, no me gusta - respondí.
- ¿Entonces?
Alcé mi vista y lo miré.
- Me encanta Georg, yo, yo aún la quiero, jamás la he olvidado.
- ¿Y las demás chicas?
- ¿Qué chicas? Ellas solo son para el rato, para divertirme y nada más, no siento nada por ellas.
- Si lo sé - rió - ¿Y qué piensas hacer?
- No sé cuando la vi quise hablar con ella, pero se resistió, ni siquiera quiso mirarme, mierda Georg me siento tan mal - exclame molesto.
- Tranquilo Tom, tienes que ser paciente, sabes muy bien que ella quedó dolida por aquella escena que hiciste con Gabriela.
- Pero lo hice por ella, para que no le hicieran nada - interrumpí.
- Lo sé, pero ella no sabe ¿recuerdas?
- Sí... Quiero decirle la verdad, no quiero ocultar más esto.
- Es mejor que no lo hagas.
- ¿Por qué? - pregunté confuso.
- Hace algunas semanas atrás vi a Caitlin.
- ¿¡Qué!? ¿Qué hace ella aquí? - exclamé alterado.
- No lo sé Tom, pero es mejor que no le digas nada a ( tu nombre). Puede que algún día Caitlin se encuentre con (tu nombre) y no sería bueno, es mejor que no.
- Tienes razón... ¡Diablos! ¿Por qué justo a mí me pesan estas cosas? - tiré la colilla que ya había acabado y lleve las manos a mi cara.
- Tranquilo Tom, yo te ayudaré, solo tenes que ser paciente.
- Es difícil, he sufrido mucho sin ella - reí melancólico - ¿Quién iba a pensar que yo hablaría de esto? Cuando siempre decía que el amor era una porquería.
- Es una porquería para aquel que está con alguien que no ama, pero tú aún la quieres.
- Sí... Deseo poder hablar con ella, pretendía hacerlo, pero justo llegó Bill a interrumpir - apreté con fuerzas mis puños.
- Quizás se emocionó al verla, al igual que tú y yo cuando la vimos.
- No Georg, sé que a Bil aún le gusta, pude notarlo en sus ojos cuando vio a (tu nombre). No puede ser Georg ¿por qué pasan estas cosas?
- ¿Será porque ella es linda? (Tu nombre) es una buena chica, cualquier hombre podría enamorarse de ella.
- Cuida tus palabras Hagen, recuerda que tienes novia - ambos reímos.
- ¿Qué te parece si vamos a visitar a la prima de (tu nombre)? - propuso Georg.
- ¿Para qué? ¿Para pasarnos de copas y comer pasteles? - bromee.
- No imbécil, es obvio que (tu nombre) se está quedando en el departamento de su prima, podríamos, no sé, ¿compartir algo? Así tendrías la oportunidad de hablar con ella.
- Tienes razón -lo miré y sonreí.
- Siempre la tengo - rió.
- ¿ Y Bill? - pregunté.
- No lo sé, quizás aún está con ella.
Me paré inmediatamente. No permitiría que Bill estuviera con ella, y menos los dos solos.
Georg me alcanzó ya ambos volvimos al lugar en donde nos habíamos encontrado con (tu nombre). Ellos ya no estaban ahí, sino que a fuera, sentados en unos sillones, junto con Gustav y la prima de ella.
- ¿Dónde estaban chicos? - Preguntó Gustav.
- Fuimos a comprar unos cigarros - respondió mi acompañante.
Nos sentamos junto a los demás.
Todos hablaban alegremente, más yo solo callaba. En ocasiones respondía a las preguntas que me hacían o solo reía.
Mi atención estaba puesta solo en ella. Cada palabra que salía de su boca me volvían completamente loco.
Todas las miradas que cruzábamos, eran tan especiales para mí. Hacia tanto tiempo que no veía aquella mirada, tan provocativa e inocente a la vez.
Después de hablar un buen tiempo, nos pusimos de acuerdo en ir al departamento de la prima de (tu nombre) esta misma noche. En reiteradas ocasiones se negaron, pero al fin y al cabo aceparon.
Nos despedimos de ellas, aunque al momento de despedirme de (tu nombre), ella se aparto de mí.
Me sentí tan mal, rechazado, poco querido. Fue la sensación más triste que había sentido, una de las tantas en este último tiempo. Mi vida ha sido triste desde que ella dejo de ser mía. Aun que mi corazón, sabe que ella es la única dueña, y ninguna otra mujer podrá ocupar su lugar.
Cuando llegamos a casa, Georg se dirigió a mi habitación, ¿por qué?, no sé.
- ¿Qué pasa? - pregunté.
- Vengo a ayudarte - sonrió.
- ¿Ayudarme a qué?
- Con lo de esta noche, será una pequeña reunión, pero de igual manera, quiero que este presentable.
- Georg, es solo compartir, no tengo una cita o algo así - dije sentándome en mi cama.
- No importa hombre, ahora vete a ducharte, buscaré algunos estropajos para que te pongas.
- ¿Cómo les dijiste? - pregunté molesto.
- Es broma, ya vete a lavarte - me ordenó.
Le obedecí. También quería relajarme, así que estuve un buen rato bajo el agua caliente. No quería pensar en qué le diría a (tu nombre), solo quería que fuera espontaneo, lo único que pedía era que me escuchara.
Una vez que terminé, cerré la llave, envolví mi cintura con una toalla y salí.
Afuera aún se encontraba Georg, sentado viendo televisión.
- Aquí tienes ropa, espero que te guste la combinación.
- Georg... Todo es completamente negro - dije irónico.
- Ya cállate y vístete, en solo media hora más nos vamos.
- ¿Media hora más? - pregunté exaltado.
- Así es, no es mi culpa que te hayas pegado en el baño - rió y salió de mi habitación.
Me sequé bien y me puse el conjunto que me había hecho Georg. Entré nuevamente al baño y lave mis dientes. Apliqué un poco de mi perfume favorito, y favorito también de ella. Bajé las escaleras encontrándome con los chicos, quienes me esperaban.
Nos fuimos en distintos autos. Bill y yo en el mío, Gustav con Georg en el auto de Bill, ya que los autos de los chicos estaban en Alemania.
- Tom, no vayas tan rápido, tengo que ver las direcciones - se quejó Bill.
- Bill, la universidad queda más haya y los departamentos también, así que no molestes.
- Tienes razón, pero aún así no vayas tan rápido.
No mucho tiempo después llegamos a los departamentos.
Hablamos con el portero para que pudiéramos estacionar los autos en el subterráneo. Una vez hecha aquella tarea, tomamos el elevador y subimos al piso numero siete.
- ¿Cuál es el numero de la habitación? - preguntó Georg.
- Es el 45 - respondió Gustav.
Al encontrarlo, tocamos el timbre que estaba a un costado de la puerta. Luego de unos segundos abrió la puerta la prima.
- Me alegro que llegaran - sonrió ella dándonos la pasada.
Nos sentamos en los sofás. Con la mirada busque a (tu nombre), pero no la veía por ningún lado.
- (Tu nombre) fue a comprar bebidas y algunos tragos, no tarda en llegar - comunicó.
- ¿Habrán pasteles? - preguntó Georg.
- Claro que si - respondió ella, todos reímos.
El timbre sonó, era ella quien llegaba con muchas bolsas.
Nos dirigimos a la cocina y comenzamos a preparar lo que comeríamos. Georg y yo fuimos los encargados de preparar los tragos, eramos expertos en ese tema. Pusimos todo en una bandeja y nos dirigimos nuevamente al living. Prendimos la radio y pusimos algo de buena música.
Todo iba bien, reíamos de muchas cosas. Ahora (tu nombre) hablaba más, tanto así que incluso me preguntaba cosas. Su prima me miraba y sonreía.
Ya habían pasado dos horas. Era la primera vez que veía a Bill tan pasado de copas.
- ¡Quiero cantar!... ¡Pon karaoke! - gritó mi hermano.
- ¡Yo también quiero cantar! exclamó Georg.
La prima de (tu nombre) se levantó y colocó algunos CDs. Bill inmediatamente tomó el micrófono.
- Pero esta canción ya me la sé... - rió - Yo mismo la escribí.
En efectivo, la canción era Automatic. A pesar de que estaba pasado de copas y "gritaba" en vez de cantar, le salía muy bien.
Georg estaba sentado y aplaudía. Por otro lado Gustav estaba besándose con la prima de (tu nombre). Sabía que después de todo terminarían juntos. Y (tu nombre)... ¿Dónde estaba?
La busqué con la mirada, pero no la veía por ningún lado.
- Está en habitación - me dijo su prima guiñándome el ojo.
Le sonreí en forma de agradecimiento.
Me paré y deje mi copa sobre una mesa, no había bebido nada. Caminé hasta el pequeño pasillo, encontrándome con cuatro habitaciones. Tres puertas estaban abiertas, así que no dudé y caminé hasta la que estaba cerrada. Tomé la manilla con tantos nervios que se me resbalaba la mano de ella. Tome aire y lo bote lentamente. Abrí la puerta con sumo cuidado, encontrándome con una oscuridad absoluta.
Entré y cerré la puerta. Me quedé quieto un momento para que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad. Cuando lo logré, observé todo el lugar. No se veía por ningún lado. El gran ventanal se encontraba entreabierto, supuse que estaría en el balcón.
Caminé hasta ahí, deslicé con cuidado la ventana, encontrándome ahí al ser más hermoso. Con la vista perdida en el cielo, con los brazos cruzados proporcionándose calor así misma, ahí se encontraba mi delirio.
Caminé y me gané a un costado de ella, apoyando mis codos sobre la baranda.
- Es increíble lo infinito que es el cielo - dijo de repente provocando que diera un pequeño salto.
- Así es, y también es increíble todo lo que hay ahí - respondí mirando hacia arriba.
Un silencio se produjo, no era incomodo, al contrario, amaba aquel momento.
- ¿Por qué volviste a Los Ángeles? - pregunté aún mirando hacia el cielo.
- Solo estoy acompañando a mi prima, pronto volveré a mi país.
- No sabes mentir - sonreí - Tienes todas tus cosas aquí, incluso cuadernos, sé que estas estudiando aquí.
- ¿Y si sabes por qué preguntas? - preguntó serena.
- Solo quería oírlo decir de tu boca.
- Has acertado, estudio aquí, creo que me encariñé con la ciudad.
- ¿Solo de la cuidad? - Pregunté.
- ¿A qué quieres llegar? - su voz aún era serena, esta vez giró su cabeza y me miró.
- Creí que también te habías encariñado de tus amigos, digo, Evans te extraña mucho, cada día preguntaba que sería de ti - baje mi rostro y la miré.
Sus ojos, los cuales me veían, habían girado esquivando mi mirada.
- He extrañado a muchas personas - dijo bajando su cabeza - No solo a la ciudad.
- Todos te han extrañado aquí... incluyéndome - susurré.
Ella me miró por un momento, pero rápidamente volteó su cabeza hacia el frente.
- Has cambiado mucho, ya eres toda una mujer - sonreí algo melancólico - Ya no eres una pequeña... Mi pequeña.
Ella me miró. Un pequeño suspiro salió de sus labios.
- Tu... Tu también has cambiado mucho, tu voz ahora es un poco más grave, tu cuerpo a cambiado, debido a los ejercicios, supongo, y bueno, te has dejado crecer la barba.
Reí al escuchar lo que decía, pero no reí de mala forma, sino de lo dulce que era al decirme todo eso.
- Es increíble como ha pasado el tiempo - dije dando un suspiro.
- Y pensar que todo ocurrió hace un año atrás - noté como había sonreído - Fueron momentos increíbles.
- Si que lo fueron - respondí.
- Momentos... que, jamás, se olvidarán - susurró con nostalgia.
Noté como su cuerpo tembló, producto de la helada briza que se hacia presente.
Quizás recibiría un golpe, insultos o qué se yo, pero aún así me acerque a ella y envolví su espalda con mi brazo izquierdo. Ella solo se limitó a mírame.
- ¿Sabes algo? Quizás después de esto reciba un golpe o insultos de tu parte, pero quiero que sepas que... Jamás te he olvidado.
Noté como ella se impresionó al decirle aquello. Giró su rostro para verme. Abrió su boca, tratando de decirme algo, más nada salía.
- Lo... Lo dices porque acabas de verme y te das cuenta de que soy una chica más desarrollada físicamente, que ahora podrás seducirme y luego acostarte conmigo, y lograr lo que haces con muchas más - dijo de una manera tan serena, que temía, era extraño.
- ¿Por qué piensas así? ¿Crees que eso pienso en estos momentos? Pues la verdad es que no. Jamás te olvide, y ahora lo que pienso es que dejé ir a una mujer realmente hermosa, soy un idiota, un completo imbécil.
- No te insultes, destruirás tu ego - rió dulcemente.
- Solo digo la verdad - la miré.
Ella elevó su mirada, encontrándose con la mía. La abracé aún más, apegando su cuerpo con el mío. La miré detenidamente. Por Dios, después de un año podía verla, sentirla, respirar su aroma que siempre me embriagaba. Sus ojos, me miraban de una manera tan única, era difícil de explicar. Sentí como sus brazos rodeaban mi cintura, uniendo completamente nuestros cuerpos. Mis nervios se hacían presentes de una manera impresionante, solo ella era capaz de hacerme sentir así. Recostó su cabeza en mi pecho.
Extrañaba tanto sus brazos rodear mi cuerpo. Me sentía el hombre más privilegiado en ese momento. A pesar de que paso un año y haya cambiado físicamente, su estatura no había cambiado, y vaya que me agradaba, amaba tener a mi pequeña junto a mí. Acaricie tu cabeza, embriagándome con el aroma de su pelo.
"Yo también te extrañé", susurró bajito, pero aún así escuché. Sentí como mis ojos se cristalizaron, fue tan emocionante escuchar aquello. Me agache un poco para besar su frente y nuevamente posar con cuidado su cabeza contra mi pecho.
_____________________________________________
¡Hola chicas! Lamento mucho la demora :c, pero les juro por lo que más quieran, que mi computador está muy malo, con suerte he podido escribir ahora, y creo que fue largo ¿no?... Espero que les guste *-*
No crean que todo es así de fácil como se ve, no, nunca crean en lo que escribo, porque todo cambia muajajaj, no es broma, pero si, todo cambia ñ_ñ Bueno, bueno, espero que les guste. Un saludo para todas mis lectoras, las adoro un montón :]
PD: Esta temporada tendrá muchos capítulos que serán narrados por Tom, y quizás Bill, pero más por Tom y (tu nombre):D
¿Cuándo fue la última vez que mi cuerpo tembló al tocar a una mujer? ¿Cuánto tiempo había pasado desde que mi corazón no latía con la fuerza que lo hacia ahora? Mis sentidos despertaron nuevamente, mis ojos vieron nuevamente el color, sentía palpitar mi corazón, los nervios nuevamente salieron a flote.
Después de un año volví a experimentar estos sentimientos, ¿por qué razón? ¿Quién fue el causante de esto? la respuesta estaba frente a mis ojos.
No podía creerlo. La tenía aquí, junto a mí. "Mi pequeña", así solía decirle. Ahora estaba convertida en toda una mujer.
Tiempo, maldito tiempo. Transcurre tan rápido. Me hubiese gustado verla crecer, desarrollarse y verla convertida en lo que es ahora, una hermosa mujer.
Sus ojos que hace algunos segundos atrás me miraba, estaban clavados en la mirada de mi hermano, quien llego en un mal momento.
Pude notar el asombro de Bill. A pesar de que no había dicho nada, inmediatamente pensé en lo que en estos momentos pasaba por su mente.
Con pasos algo torpes, mí hermano se acerco a nosotros.
- (Tu nombre)eres tú, no puedo creer que estés aquí - Bill se abalanzó a ella dándole un abrazo, fue recién ahí cuando solté el brazo de ella.
- Hola Bill a pasado tiempo - respondió ella correspondiendo a su abrazo.
- Por Dios, pero que cambiada estas - exclamó mi hermano mirándola de pies a cabeza con una sonrisa en su rostro.
- Veo que no soy ala única, mírate nada más, ahora eres rubio - sonrió ella tocando un mechón de cabello de Bill.
- Siempre he sido rubio, pero me teñía - rió y giró su cabeza - ¡Georg! - gritó.
No mucho después llego mi querido amigo Hagen.
- ¿Qué pasa Bill? preguntó.
- Mira quien está aquí - dijo indicando a (tu nombre) con sus manos.
- No puede ser... ¡(Tu nombre) eres tú! - exclamó abrazándola - Tanto tiempo, pero como has crecido niña.
Ella solo se limitó a sonreír.
- ¿Qué haces aquí?, creí, bueno, todos creímos que estabas en (tú país) - mencionó Bill.
- Solo... solo estoy de visita, vine a visitar a mi prima, pero no será por mucho tiempo.
- ¿Ya te irás? - preguntó Georg.
- Aún no lo sé - respondió ella algo nerviosa.
- No sabes cómo te extrañé - dijo mi hermano abrazándola nuevamente.
La rabia se había apoderado de mí. Presioné mis dientes con gran fuerza al igual que mis puños. Georg quien estaba frente a mí lo notó. Me miró como diciendo "tranquilo", pero no le tome importancia y salí de ahí.
Caminé hasta la terraza, me senté junto a una fuente que estaba ubicada bajo un gran árbol. Encendí un cigarro y comencé a fumarlo, para poder tranquilizarme.
¿Cómo puede hacerme esto? ¿Por qué la abraza así? Él sabe que aún me importa, que se me ha echo difícil olvidarle, aún así la abraza de esa manera.
- ¿Todo bien? - preguntó Georg sentándose junto a mí.
- Claro, ¿por qué no habría de estarlo?
- Tom, te conozco, sé cuando estás molesto.
- No estoy molesto, es solo que... nada.
- Amigo, puedes confiar en mí - posó su mano en mi hombro- Puedo ayudarte, no le diré anda a nadie.
Boté el humo que había aspirado, miré a Georg y bajé la mirada.
- No puedo... - solté en un suspiro.
- ¿Qué no puedes?
- No puedo olvidarle Georg, y menos ahora que la vi... No sabes la cantidad de emociones que sentí al verla.
- ¿Aún te gusta?
- No Georg, no me gusta - respondí.
- ¿Entonces?
Alcé mi vista y lo miré.
- Me encanta Georg, yo, yo aún la quiero, jamás la he olvidado.
- ¿Y las demás chicas?
- ¿Qué chicas? Ellas solo son para el rato, para divertirme y nada más, no siento nada por ellas.
- Si lo sé - rió - ¿Y qué piensas hacer?
- No sé cuando la vi quise hablar con ella, pero se resistió, ni siquiera quiso mirarme, mierda Georg me siento tan mal - exclame molesto.
- Tranquilo Tom, tienes que ser paciente, sabes muy bien que ella quedó dolida por aquella escena que hiciste con Gabriela.
- Pero lo hice por ella, para que no le hicieran nada - interrumpí.
- Lo sé, pero ella no sabe ¿recuerdas?
- Sí... Quiero decirle la verdad, no quiero ocultar más esto.
- Es mejor que no lo hagas.
- ¿Por qué? - pregunté confuso.
- Hace algunas semanas atrás vi a Caitlin.
- ¿¡Qué!? ¿Qué hace ella aquí? - exclamé alterado.
- No lo sé Tom, pero es mejor que no le digas nada a ( tu nombre). Puede que algún día Caitlin se encuentre con (tu nombre) y no sería bueno, es mejor que no.
- Tienes razón... ¡Diablos! ¿Por qué justo a mí me pesan estas cosas? - tiré la colilla que ya había acabado y lleve las manos a mi cara.
- Tranquilo Tom, yo te ayudaré, solo tenes que ser paciente.
- Es difícil, he sufrido mucho sin ella - reí melancólico - ¿Quién iba a pensar que yo hablaría de esto? Cuando siempre decía que el amor era una porquería.
- Es una porquería para aquel que está con alguien que no ama, pero tú aún la quieres.
- Sí... Deseo poder hablar con ella, pretendía hacerlo, pero justo llegó Bill a interrumpir - apreté con fuerzas mis puños.
- Quizás se emocionó al verla, al igual que tú y yo cuando la vimos.
- No Georg, sé que a Bil aún le gusta, pude notarlo en sus ojos cuando vio a (tu nombre). No puede ser Georg ¿por qué pasan estas cosas?
- ¿Será porque ella es linda? (Tu nombre) es una buena chica, cualquier hombre podría enamorarse de ella.
- Cuida tus palabras Hagen, recuerda que tienes novia - ambos reímos.
- ¿Qué te parece si vamos a visitar a la prima de (tu nombre)? - propuso Georg.
- ¿Para qué? ¿Para pasarnos de copas y comer pasteles? - bromee.
- No imbécil, es obvio que (tu nombre) se está quedando en el departamento de su prima, podríamos, no sé, ¿compartir algo? Así tendrías la oportunidad de hablar con ella.
- Tienes razón -lo miré y sonreí.
- Siempre la tengo - rió.
- ¿ Y Bill? - pregunté.
- No lo sé, quizás aún está con ella.
Me paré inmediatamente. No permitiría que Bill estuviera con ella, y menos los dos solos.
Georg me alcanzó ya ambos volvimos al lugar en donde nos habíamos encontrado con (tu nombre). Ellos ya no estaban ahí, sino que a fuera, sentados en unos sillones, junto con Gustav y la prima de ella.
- ¿Dónde estaban chicos? - Preguntó Gustav.
- Fuimos a comprar unos cigarros - respondió mi acompañante.
Nos sentamos junto a los demás.
Todos hablaban alegremente, más yo solo callaba. En ocasiones respondía a las preguntas que me hacían o solo reía.
Mi atención estaba puesta solo en ella. Cada palabra que salía de su boca me volvían completamente loco.
Todas las miradas que cruzábamos, eran tan especiales para mí. Hacia tanto tiempo que no veía aquella mirada, tan provocativa e inocente a la vez.
Después de hablar un buen tiempo, nos pusimos de acuerdo en ir al departamento de la prima de (tu nombre) esta misma noche. En reiteradas ocasiones se negaron, pero al fin y al cabo aceparon.
Nos despedimos de ellas, aunque al momento de despedirme de (tu nombre), ella se aparto de mí.
Me sentí tan mal, rechazado, poco querido. Fue la sensación más triste que había sentido, una de las tantas en este último tiempo. Mi vida ha sido triste desde que ella dejo de ser mía. Aun que mi corazón, sabe que ella es la única dueña, y ninguna otra mujer podrá ocupar su lugar.
Cuando llegamos a casa, Georg se dirigió a mi habitación, ¿por qué?, no sé.
- ¿Qué pasa? - pregunté.
- Vengo a ayudarte - sonrió.
- ¿Ayudarme a qué?
- Con lo de esta noche, será una pequeña reunión, pero de igual manera, quiero que este presentable.
- Georg, es solo compartir, no tengo una cita o algo así - dije sentándome en mi cama.
- No importa hombre, ahora vete a ducharte, buscaré algunos estropajos para que te pongas.
- ¿Cómo les dijiste? - pregunté molesto.
- Es broma, ya vete a lavarte - me ordenó.
Le obedecí. También quería relajarme, así que estuve un buen rato bajo el agua caliente. No quería pensar en qué le diría a (tu nombre), solo quería que fuera espontaneo, lo único que pedía era que me escuchara.
Una vez que terminé, cerré la llave, envolví mi cintura con una toalla y salí.
Afuera aún se encontraba Georg, sentado viendo televisión.
- Aquí tienes ropa, espero que te guste la combinación.
- Georg... Todo es completamente negro - dije irónico.
- Ya cállate y vístete, en solo media hora más nos vamos.
- ¿Media hora más? - pregunté exaltado.
- Así es, no es mi culpa que te hayas pegado en el baño - rió y salió de mi habitación.
Me sequé bien y me puse el conjunto que me había hecho Georg. Entré nuevamente al baño y lave mis dientes. Apliqué un poco de mi perfume favorito, y favorito también de ella. Bajé las escaleras encontrándome con los chicos, quienes me esperaban.
Nos fuimos en distintos autos. Bill y yo en el mío, Gustav con Georg en el auto de Bill, ya que los autos de los chicos estaban en Alemania.
- Tom, no vayas tan rápido, tengo que ver las direcciones - se quejó Bill.
- Bill, la universidad queda más haya y los departamentos también, así que no molestes.
- Tienes razón, pero aún así no vayas tan rápido.
No mucho tiempo después llegamos a los departamentos.
Hablamos con el portero para que pudiéramos estacionar los autos en el subterráneo. Una vez hecha aquella tarea, tomamos el elevador y subimos al piso numero siete.
- ¿Cuál es el numero de la habitación? - preguntó Georg.
- Es el 45 - respondió Gustav.
Al encontrarlo, tocamos el timbre que estaba a un costado de la puerta. Luego de unos segundos abrió la puerta la prima.
- Me alegro que llegaran - sonrió ella dándonos la pasada.
Nos sentamos en los sofás. Con la mirada busque a (tu nombre), pero no la veía por ningún lado.
- (Tu nombre) fue a comprar bebidas y algunos tragos, no tarda en llegar - comunicó.
- ¿Habrán pasteles? - preguntó Georg.
- Claro que si - respondió ella, todos reímos.
El timbre sonó, era ella quien llegaba con muchas bolsas.
Nos dirigimos a la cocina y comenzamos a preparar lo que comeríamos. Georg y yo fuimos los encargados de preparar los tragos, eramos expertos en ese tema. Pusimos todo en una bandeja y nos dirigimos nuevamente al living. Prendimos la radio y pusimos algo de buena música.
Todo iba bien, reíamos de muchas cosas. Ahora (tu nombre) hablaba más, tanto así que incluso me preguntaba cosas. Su prima me miraba y sonreía.
Ya habían pasado dos horas. Era la primera vez que veía a Bill tan pasado de copas.
- ¡Quiero cantar!... ¡Pon karaoke! - gritó mi hermano.
- ¡Yo también quiero cantar! exclamó Georg.
La prima de (tu nombre) se levantó y colocó algunos CDs. Bill inmediatamente tomó el micrófono.
- Pero esta canción ya me la sé... - rió - Yo mismo la escribí.
En efectivo, la canción era Automatic. A pesar de que estaba pasado de copas y "gritaba" en vez de cantar, le salía muy bien.
Georg estaba sentado y aplaudía. Por otro lado Gustav estaba besándose con la prima de (tu nombre). Sabía que después de todo terminarían juntos. Y (tu nombre)... ¿Dónde estaba?
La busqué con la mirada, pero no la veía por ningún lado.
- Está en habitación - me dijo su prima guiñándome el ojo.
Le sonreí en forma de agradecimiento.
Me paré y deje mi copa sobre una mesa, no había bebido nada. Caminé hasta el pequeño pasillo, encontrándome con cuatro habitaciones. Tres puertas estaban abiertas, así que no dudé y caminé hasta la que estaba cerrada. Tomé la manilla con tantos nervios que se me resbalaba la mano de ella. Tome aire y lo bote lentamente. Abrí la puerta con sumo cuidado, encontrándome con una oscuridad absoluta.
Entré y cerré la puerta. Me quedé quieto un momento para que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad. Cuando lo logré, observé todo el lugar. No se veía por ningún lado. El gran ventanal se encontraba entreabierto, supuse que estaría en el balcón.
Caminé hasta ahí, deslicé con cuidado la ventana, encontrándome ahí al ser más hermoso. Con la vista perdida en el cielo, con los brazos cruzados proporcionándose calor así misma, ahí se encontraba mi delirio.
Caminé y me gané a un costado de ella, apoyando mis codos sobre la baranda.
- Es increíble lo infinito que es el cielo - dijo de repente provocando que diera un pequeño salto.
- Así es, y también es increíble todo lo que hay ahí - respondí mirando hacia arriba.
Un silencio se produjo, no era incomodo, al contrario, amaba aquel momento.
- ¿Por qué volviste a Los Ángeles? - pregunté aún mirando hacia el cielo.
- Solo estoy acompañando a mi prima, pronto volveré a mi país.
- No sabes mentir - sonreí - Tienes todas tus cosas aquí, incluso cuadernos, sé que estas estudiando aquí.
- ¿Y si sabes por qué preguntas? - preguntó serena.
- Solo quería oírlo decir de tu boca.
- Has acertado, estudio aquí, creo que me encariñé con la ciudad.
- ¿Solo de la cuidad? - Pregunté.
- ¿A qué quieres llegar? - su voz aún era serena, esta vez giró su cabeza y me miró.
- Creí que también te habías encariñado de tus amigos, digo, Evans te extraña mucho, cada día preguntaba que sería de ti - baje mi rostro y la miré.
Sus ojos, los cuales me veían, habían girado esquivando mi mirada.
- He extrañado a muchas personas - dijo bajando su cabeza - No solo a la ciudad.
- Todos te han extrañado aquí... incluyéndome - susurré.
Ella me miró por un momento, pero rápidamente volteó su cabeza hacia el frente.
- Has cambiado mucho, ya eres toda una mujer - sonreí algo melancólico - Ya no eres una pequeña... Mi pequeña.
Ella me miró. Un pequeño suspiro salió de sus labios.
- Tu... Tu también has cambiado mucho, tu voz ahora es un poco más grave, tu cuerpo a cambiado, debido a los ejercicios, supongo, y bueno, te has dejado crecer la barba.
Reí al escuchar lo que decía, pero no reí de mala forma, sino de lo dulce que era al decirme todo eso.
- Es increíble como ha pasado el tiempo - dije dando un suspiro.
- Y pensar que todo ocurrió hace un año atrás - noté como había sonreído - Fueron momentos increíbles.
- Si que lo fueron - respondí.
- Momentos... que, jamás, se olvidarán - susurró con nostalgia.
Noté como su cuerpo tembló, producto de la helada briza que se hacia presente.
Quizás recibiría un golpe, insultos o qué se yo, pero aún así me acerque a ella y envolví su espalda con mi brazo izquierdo. Ella solo se limitó a mírame.
- ¿Sabes algo? Quizás después de esto reciba un golpe o insultos de tu parte, pero quiero que sepas que... Jamás te he olvidado.
Noté como ella se impresionó al decirle aquello. Giró su rostro para verme. Abrió su boca, tratando de decirme algo, más nada salía.
- Lo... Lo dices porque acabas de verme y te das cuenta de que soy una chica más desarrollada físicamente, que ahora podrás seducirme y luego acostarte conmigo, y lograr lo que haces con muchas más - dijo de una manera tan serena, que temía, era extraño.
- ¿Por qué piensas así? ¿Crees que eso pienso en estos momentos? Pues la verdad es que no. Jamás te olvide, y ahora lo que pienso es que dejé ir a una mujer realmente hermosa, soy un idiota, un completo imbécil.
- No te insultes, destruirás tu ego - rió dulcemente.
- Solo digo la verdad - la miré.
Ella elevó su mirada, encontrándose con la mía. La abracé aún más, apegando su cuerpo con el mío. La miré detenidamente. Por Dios, después de un año podía verla, sentirla, respirar su aroma que siempre me embriagaba. Sus ojos, me miraban de una manera tan única, era difícil de explicar. Sentí como sus brazos rodeaban mi cintura, uniendo completamente nuestros cuerpos. Mis nervios se hacían presentes de una manera impresionante, solo ella era capaz de hacerme sentir así. Recostó su cabeza en mi pecho.
Extrañaba tanto sus brazos rodear mi cuerpo. Me sentía el hombre más privilegiado en ese momento. A pesar de que paso un año y haya cambiado físicamente, su estatura no había cambiado, y vaya que me agradaba, amaba tener a mi pequeña junto a mí. Acaricie tu cabeza, embriagándome con el aroma de su pelo.
"Yo también te extrañé", susurró bajito, pero aún así escuché. Sentí como mis ojos se cristalizaron, fue tan emocionante escuchar aquello. Me agache un poco para besar su frente y nuevamente posar con cuidado su cabeza contra mi pecho.
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¡Hola chicas! Lamento mucho la demora :c, pero les juro por lo que más quieran, que mi computador está muy malo, con suerte he podido escribir ahora, y creo que fue largo ¿no?... Espero que les guste *-*
No crean que todo es así de fácil como se ve, no, nunca crean en lo que escribo, porque todo cambia muajajaj, no es broma, pero si, todo cambia ñ_ñ Bueno, bueno, espero que les guste. Un saludo para todas mis lectoras, las adoro un montón :]
PD: Esta temporada tendrá muchos capítulos que serán narrados por Tom, y quizás Bill, pero más por Tom y (tu nombre):D
domingo, 12 de febrero de 2012
Capítulo 2: Miradas reencontradas.
Nunca más supe de él desde el incidente de aquel día. Fue extraño verlo. Estaba muy cambiado, si no hubiese sido por el par de segundos que me dediqué a mirarlo no lo hubiese reconocido.
- (Tu nombre), vaya, no puedo creerlo, estas muy cambiada.
- Tal parece que si – sonreí de medio lado.
- ¿Cómo has estado?
- Bien… Eh ¿sabes? Ya tengo que irme, lo lamento, adiós.
- No, por favor, no te vayas, te invito a un helado.
- Es que…
- Por favor – me miró con ojos de suplica.
- Bien, pero solo será un rato, luego tengo que irme.
Fuimos hasta una heladería que estaba en el patio de comidas. Mientras él pedía los helados fui a buscar una mesa.
- Aquí está – dijo sentándose y entregándome mi helado.
- Gracias.
- Y cuéntame, ¿qué ha sido de tu vida?
- Pues la verdad nada, nada interesante – respondí mirando hacia otro lado.
- (Tu nombre), sé que aún estás molesta por lo que paso aquel día, pero por favor perdóname, solo fue un impulso, sabía a la perfección que tenías un novio y bueno, lo siento.
- No te preocupes Tomás, eso quedo en el pasado y, ya no importa.
- Aún así, lo siento, eres una gran persona y te perdí por aquel error que cometí.
- Tranquilo, ya no importa…. Así que, ¿aún trabajas como actor? – en situaciones incomodas es mejor cambiar de tema.
- Así es, el próximo mes comenzaré a trabajar en una película, y bueno ahí buscaremos a una actriz, la escenografía y esas cosas.
- Genial, suena interesante, espero que sea todo un éxito – lleve una cucharada de helado a mi boca.
- Gracias… ¿Y tú?, ¿qué haces actualmente?
- Bueno, hace dos semanas atrás volví a Los Ángeles, para estudiar actuación junto con mi prima.
- ¿Estudias actuación? ¡Vaya!
Así pasamos la tarde charlando de las cosas que hicimos durante los meses que no nos vimos. Tomás se ofreció para llevarme hasta el departamento, ya que había anochecido y podría ser peligroso que anduviera sola.
Cuando llegue al departamento todo estaba apagado. Mi prima aún no había llegado, así que me preparé para irme a la cama, estaba muy cansada…
- Estoy muerta de sueño – se quejó mi prima mientras desayunábamos.
- No es mi culpa que hayas llegado casi a las dos de la mañana.
- El tiempo vuela cuando te diviertes, pero esta vez se me fue de las manos, además se me había olvidado que hoy hay que ir a la universidad – recostó su cabeza en la meza.
- Bueno, pero hoy salimos más temprano, así que cuando volvamos podrás dormir.
- Tienes razón… Bueno ya vamos, se nos hace tarde – se levantó y fue al baño.
- ¿Se nos hace tarde?, discúlpame pero tú eres la que tardo un siglo en levantarse – reí.
- Ya, está bien – me fulmino con la mirada y continuó cepillando sus dientes.
También lave mis dientes, me di unos últimos retoques y salimos.
En la universidad todo transcurrió normal. Mi prima bostezaba reiteradas veces, yo me reía al ver como cerraba poco a poco sus ojos.
- Y eso – golpeo la mesa en donde estaba mi prima – Es para que las personas no se queden dormidas en mi clase – dijo el profesor.
- Lo lamento profesor, no volverá a ocurrir – dijo cabizbaja.
- Eso espero… Bien alumnos es todo por hoy, pueden retirarse, nos vemos el lunes a primera hora – dicho esto el profesor salió.
- Antes de irnos, podrías tomar un café, no quiero que te duermas en el volante – sonreí.
- No, estoy bien, gracias al grito del profesor creo que ya desperté.
Salimos directo al estacionamiento, ahí estaban algunos compañeros, quienes se nos acercaron y se despidieron de nosotras.
- ¿Sabes?, esta vez iremos a comer al centro comercial, no quiero cocinar.
- Está bien, creo que traigo dinero extra por si nos falta – prendí la radio y coloqué algo de música.
De un momento a otro mi prima comenzó a reírse como loca.
- ¿Qué tienes? – pregunté confusa.
- Es que ayer pusieron esa canción en la casa de los chicos, y Georg con Tom comenzaron a bailar de una manera muy extraña, pero fue gracioso – aún reía.
- Oh ya veo – sonreí de medio lado.
- Lo siento.
- No te preocupes, suena genial que lo pases bien con los chicos, me gustaría mucho divertirme con todos, pero… no sería lo mismo, sería extraño, ya sabes…
- Claro, el problema es Tom.
- Así es – solté un pequeño suspiro.
- Rayos, me están llamando. ¿Puedes sacar el celular? está en el bolsillo de mi chaqueta.
Revise su chaqueta y saqué su celular.
- ¿Puedes contestar por favor?, estoy conduciendo.
- No puedo contestar.
- ¿Por qué no? – me miró de reojo.
- Es Gustav, descubrirá que estoy aquí.
- Bueno, entonces bájale a la música, contesta y ponlo en altavoz.
Obedecí las indicaciones que me dio.
- Hola Gustav – saludó.
- Hola linda ¿cómo estás?
- Bien, ¿y tú cómo estás?
- Bien, aunque con mucho sueño, no dormí casi nada, ya que después de que te fuiste Georg y Tom comenzaron a beber más aún y pusieron karaoke, ¡fue horrible!, el día de hoy Bill y yo despertamos con dolor de oídos.
Mi prima comenzó a reírse, yo también lo hice pero bajo.
- Que mal, espero que se recuperen.
- ¡Fue una tortura! – se escucho gritar, no era Gustav, aquella voz era de… - Ya córrete Bill yo estoy hablando por celular no tu.
La voz de Bill aún seguía igual, aunque algo más ronca.
- Linda ¿qué te parece si el día de hoy nos juntamos los dos?
- Claro, me encantaría – respondió mi prima con una sonrisa de oreja a oreja.
- Genial, ¿dónde estás ahora? Escucho mucho ruido.
- Voy conduciendo con… digo voy sola al centro comercial – rió nerviosa.
- No suenas muy convincente, pero ¿qué te parece si nos juntamos ahí?
Mi prima me miró algo asustada. Yo muy despacio le dije “no importa”.
- Claro, ¿qué tal a las tres?
- Ahí estaré, nos vemos linda.
- Adiós, nos vemos.
Una vez que cortó, nos bajamos del auto, ya habíamos llegado.
- ¿No te importa que Gustav te vea?
- No me verá, antes de que llegue mi iré. Daré un par de vueltas por el centro comercial y bueno, después tomo un taxi y vuelvo al departamento.
- Ok, lamento esto, pero…
- Por milésima vez, deja de lamentarte, tienes todo el derecho de salir con Gustav, sé que se gustan mucho y claro, tienen que pasar mucho tiempo juntos – sonreí.
- ¿Gustarme?... No, no, solo me cae bien es todo.
- ¿Tú crees que yo nací ayer? Puedo notar a un kilometro que te gusta – ambas reímos.
- Bueno si, me gusta… Al diablo, ¡me encanta! Es muy dulce conmigo y, me hace sentir especial y bueno…
- Creo que alguien se enamoró – comencé a molestarla.
- Ya mejor vamos a pedir algo – se ruborizó por completo.
Una vez en el patio de comidas, pedimos nuestra orden. Pedí algo liviano, no tenía mucha hambre, mi prima pidió más cosas, ya que se sentía nerviosa.
- ¿Serás capaz de comerte todo eso? – le pregunté mientras tomaba un sorbo de jugo.
- Si, con estos nervios soy capaz de comerme hasta la mesa.
- Estas loca – reí y procedí a comer.
- (Tu nombre)…
- ¿Si? – la miré.
- Ayer, mientras compartía con los chicos, bueno, ellos se pasaron algunas copas, entonces comenzaron a decir cosas, tú sabes que cuando las personas están pasadas de copas, hablan y dicen verdades – me miró algo preocupada – Mientras reíamos Tom se levanto y se fue por un corto rato, luego volvió con miles de cosas en sus manos…
- Flashback -
- ¿Qué… traes en las… manos Tom?
- Esto… querido amigo Georg… son ¡todos los recuerdos… que tengo de mi único amor!
- ¿Qué… amor? Tú nunca te has… enamorado tonto.
- Shh… cállate Hagen…. Yo sí me he enamorado, y mu… mucho… Mira esta es una medalla que… le regalé una vez…
- ¿Un corazón?... ¿Le regalaste un… corazón?
- ¡Shhh!... Estas son muchas fotos que… tengo junto a ella – mira la foto - ¡Por Dios que es… hermosa!... – Se levanta con una fotografía en las manos – Mira (nombre de tu prima)…
- ¿Qué quieres que mire?
- En esta fo… foto, salimos mi hermosa y yo…
- Pues, muéstrame la foto, y no te muevas tanto que no puedo ver nada.
- Mi… mira, ahí salimos lindos – sonrió – La tomé un día, cuando… le robe un beso, si… fue un lindo día, estuvimos… los dos, solos, juntos, fue hermoso.
- ¿Qué?, significa que tú y ella lo…
- ¡No, no, no!... Yo jamás lo hice con ella, ¡nunca!... Ella no podía y no la… obligue a nada.
- Oh entiendo…
- Tú no, ¿no sabes dónde está ella?...
- Eh, no, aún está en (tu país), y no creo que vuelva.
- La extraño mucho… Yo a ella la amaba, no… Aún la amo con todo mi corazón… pero, pero ella no me ama a mí… Yo creo que no se acuerda de mí… Quisiera, pedir… pedirle perdón, y decirle la verdad… Yo la amo mucho, yo amo mucho a tu prima…
- ¿Qué verdad?...
- ¡Hey Tom!... ¡Ven a bailar conmigo!...
- ¡Haya voy torpe Hagen!....
- Fin flashback -
- ¿Eso te dijo?
- Así es… ¿Sabes?, sonaba tan convincente. A pesar de que estaba borracho, sus palabras salían tan del corazón, aún tiene todo los recuerdos guardados. Él al momento de decirme eso, tenía sus ojos cristalizados. Su quijada temblaba mucho y, no sé, era muy triste verlo así.
No sabía que decir. A pesar de todo él estaba pasado de copas, pero, todo lo que mi prima me dijo, sonaba tan creíble. Ya no sabía que pensar…
- Es Gustav… - contesto - ¿Bueno?... Si… En el patio de comidas… Bueno…. ¡Qué!... Claro… Si, si, te veo luego – corto – Hay un serio problema.
- ¿Qué problema?
- Gustav esta muy cerca del patio de comidas…
- Entonces ya me iré – me levante – Adiós te veo luego.
- Claro, cuídate nos vemos en el departamento.
Sólo le sonreí y salí de ahí. Me dirigí al baño y lave mis dientes. Acomodé un poco mi pelo y salí a recorrer las tiendas.
Compré ropa, ya que comenzaba la temporada de verano y no tenía mucha ropa para la temporada. También compré zapatos para formar conjuntos.
Mientras miraba algunas blusas mi celular comenzó a sonar.
- ¿Bueno?
- ¡(Tu nombre)!
- ¿Qué pasa?, ¿por qué estás tan alterada? – era mi prima.
- Espera, déjame buscar un lugar mas privado… Bien, estamos, bueno tú estás en graves problemas.
- ¿Por qué? – pregunté preocupada.
- Gustav, él, ellos… ¡Ash!...
- Tranquila, respira – recomendé mientras veía la ropa.
- Bien, lo que pasa es que Gustav no vino solo, también vinieron los chicos, pero ese no es el problema…
- ¿Entonces cuál es?
- Los chicos se fueron a mirar las tiendas, solo estoy con Gustav, tienes que tener cuidado, no vayas a encontrarte con ellos, eso sería muy malo, ya que quedaría como una mentirosa…
- Tranquila no te preocupes, el mall es muy grande, no creo que me encuentre con ellos.
- Eso espero, bueno te dejo, iré con Gustav.
- Claro, adiós – corté.
Tome mi bolso para guardar mi celular, pero alguien choco conmigo, provocando que mi celular callera.
- ¡Diablos! – exclame agachándome.
- Disculpa – también se agachó y tomo mi celular – No fue mi intención.
- No te preocupes, suele suceder – me levante y sacudí mis pantalones.
- Ten, esto es tuyo – estiró su mano con el celular en él.
- Mucha gracias – lo tome y alcé mi vista.
Mi sonrisa se borro por completo de mi rostro. Mi corazón latía a mil por segundo.
- No puedo creerlo – dijo asombrado – Eres… eres tú.
Estaba paralizada, no sabía que hacer. Quería salir corriendo, pero mis piernas no respondían.
Estaba tan cambiado. Parecía una persona distinta, pude reconocerlo por aquellos ojos, aquellos hermosos ojos que siempre me hipnotizaron.
- ¿Eres tú?... Estas muy cambiada, pareces otra persona. Ya eres toda una mujer – sonrió con algo de nostalgia.
- Yo… yo me tengo que ir…. – dije nerviosa.
- No, por favor no te vayas, te lo ruego.
- Lo siento, pero tengo que irme – voltee rápidamente y comencé a caminar.
- No (tu nombre), por favor no te vayas… - tomo mi brazo.
- Suéltame por favor… - aún dándole la espalda.
- Por favor, mírame, te lo ruego, solo un momento.
- ¡No quiero! – exclame y voltee.
Nuestros rostros estaban muy cerca del otro. Podía sentir su respiración chocar contra mi rostro. Sus hermosos ojos, mirándome fijamente, me hicieron recordar todas aquellas miradas. Las miradas coquetas, las miradas enamoradas, las tristes, las felices, él sabía como representar su estado de ánimo a través de sus ojos. Ahora, sus ojos se mostraban con una mezcla de sentimientos, tristes pero a la vez felices. Su boca, se entreabrió queriendo pronunciar algo, pero nada salía de ella.
- Por favor… No te vayas – suplicó en un susurro.
- Suéltame por favor…
- Pero….
- ¡Hermano! ¿Dónde estás? – se escucho gritar - ¿Tom?... Oh por Dios.
Giré mi rostro y ahí estaba. Con una mirada sorprendida, se encontraba el menor, Bill.
Me sentía tan desesperada. Por ambos lados los tenía a ellos. A poco menos de un metro se encontraba Bill, y por otro lado, aún sosteniendo mi brazo, se encontraba él, Tom.
___________________________________________________
Lamento mucho la tardanza >.<, pero por muchos motivos no pude subir capítulo, no creo que les importe pero les dejaré un comunicado…
Creo que a partir de marzo tardaré más en subir, porque comienzo las clases y ahora estoy en un curso más complicado y tengo que comenzar desde el principio bien con mis calificaciones. Así que, espero que me comprendan, porque prefiero tardar a que no subir nunca y cancelar la temporada… Creo que no les gustaría que la cancele ¿verdad?, así que espero que me comprendan *-*… Ahora subiré más seguido, ya que tengo hartas cosas en mente y quiero dejarlas salir, es por esa razón que hice el capítulo más corto ñ_ñ
Gracias por sus comentarios y apoyo, son las mejores lectoras… Un beso, cuídense chicas.
PD: En esta temporada los chicos son como están actualmente, ya saben, Bill con el pelo rubio o gris, con barba, Tom también con barba, etc. Ya saben que aún no han salido muchas noticias de los G's, pero ellos conservarán su look :D.
- (Tu nombre), vaya, no puedo creerlo, estas muy cambiada.
- Tal parece que si – sonreí de medio lado.
- ¿Cómo has estado?
- Bien… Eh ¿sabes? Ya tengo que irme, lo lamento, adiós.
- No, por favor, no te vayas, te invito a un helado.
- Es que…
- Por favor – me miró con ojos de suplica.
- Bien, pero solo será un rato, luego tengo que irme.
Fuimos hasta una heladería que estaba en el patio de comidas. Mientras él pedía los helados fui a buscar una mesa.
- Aquí está – dijo sentándose y entregándome mi helado.
- Gracias.
- Y cuéntame, ¿qué ha sido de tu vida?
- Pues la verdad nada, nada interesante – respondí mirando hacia otro lado.
- (Tu nombre), sé que aún estás molesta por lo que paso aquel día, pero por favor perdóname, solo fue un impulso, sabía a la perfección que tenías un novio y bueno, lo siento.
- No te preocupes Tomás, eso quedo en el pasado y, ya no importa.
- Aún así, lo siento, eres una gran persona y te perdí por aquel error que cometí.
- Tranquilo, ya no importa…. Así que, ¿aún trabajas como actor? – en situaciones incomodas es mejor cambiar de tema.
- Así es, el próximo mes comenzaré a trabajar en una película, y bueno ahí buscaremos a una actriz, la escenografía y esas cosas.
- Genial, suena interesante, espero que sea todo un éxito – lleve una cucharada de helado a mi boca.
- Gracias… ¿Y tú?, ¿qué haces actualmente?
- Bueno, hace dos semanas atrás volví a Los Ángeles, para estudiar actuación junto con mi prima.
- ¿Estudias actuación? ¡Vaya!
Así pasamos la tarde charlando de las cosas que hicimos durante los meses que no nos vimos. Tomás se ofreció para llevarme hasta el departamento, ya que había anochecido y podría ser peligroso que anduviera sola.
Cuando llegue al departamento todo estaba apagado. Mi prima aún no había llegado, así que me preparé para irme a la cama, estaba muy cansada…
- Estoy muerta de sueño – se quejó mi prima mientras desayunábamos.
- No es mi culpa que hayas llegado casi a las dos de la mañana.
- El tiempo vuela cuando te diviertes, pero esta vez se me fue de las manos, además se me había olvidado que hoy hay que ir a la universidad – recostó su cabeza en la meza.
- Bueno, pero hoy salimos más temprano, así que cuando volvamos podrás dormir.
- Tienes razón… Bueno ya vamos, se nos hace tarde – se levantó y fue al baño.
- ¿Se nos hace tarde?, discúlpame pero tú eres la que tardo un siglo en levantarse – reí.
- Ya, está bien – me fulmino con la mirada y continuó cepillando sus dientes.
También lave mis dientes, me di unos últimos retoques y salimos.
En la universidad todo transcurrió normal. Mi prima bostezaba reiteradas veces, yo me reía al ver como cerraba poco a poco sus ojos.
- Y eso – golpeo la mesa en donde estaba mi prima – Es para que las personas no se queden dormidas en mi clase – dijo el profesor.
- Lo lamento profesor, no volverá a ocurrir – dijo cabizbaja.
- Eso espero… Bien alumnos es todo por hoy, pueden retirarse, nos vemos el lunes a primera hora – dicho esto el profesor salió.
- Antes de irnos, podrías tomar un café, no quiero que te duermas en el volante – sonreí.
- No, estoy bien, gracias al grito del profesor creo que ya desperté.
Salimos directo al estacionamiento, ahí estaban algunos compañeros, quienes se nos acercaron y se despidieron de nosotras.
- ¿Sabes?, esta vez iremos a comer al centro comercial, no quiero cocinar.
- Está bien, creo que traigo dinero extra por si nos falta – prendí la radio y coloqué algo de música.
De un momento a otro mi prima comenzó a reírse como loca.
- ¿Qué tienes? – pregunté confusa.
- Es que ayer pusieron esa canción en la casa de los chicos, y Georg con Tom comenzaron a bailar de una manera muy extraña, pero fue gracioso – aún reía.
- Oh ya veo – sonreí de medio lado.
- Lo siento.
- No te preocupes, suena genial que lo pases bien con los chicos, me gustaría mucho divertirme con todos, pero… no sería lo mismo, sería extraño, ya sabes…
- Claro, el problema es Tom.
- Así es – solté un pequeño suspiro.
- Rayos, me están llamando. ¿Puedes sacar el celular? está en el bolsillo de mi chaqueta.
Revise su chaqueta y saqué su celular.
- ¿Puedes contestar por favor?, estoy conduciendo.
- No puedo contestar.
- ¿Por qué no? – me miró de reojo.
- Es Gustav, descubrirá que estoy aquí.
- Bueno, entonces bájale a la música, contesta y ponlo en altavoz.
Obedecí las indicaciones que me dio.
- Hola Gustav – saludó.
- Hola linda ¿cómo estás?
- Bien, ¿y tú cómo estás?
- Bien, aunque con mucho sueño, no dormí casi nada, ya que después de que te fuiste Georg y Tom comenzaron a beber más aún y pusieron karaoke, ¡fue horrible!, el día de hoy Bill y yo despertamos con dolor de oídos.
Mi prima comenzó a reírse, yo también lo hice pero bajo.
- Que mal, espero que se recuperen.
- ¡Fue una tortura! – se escucho gritar, no era Gustav, aquella voz era de… - Ya córrete Bill yo estoy hablando por celular no tu.
La voz de Bill aún seguía igual, aunque algo más ronca.
- Linda ¿qué te parece si el día de hoy nos juntamos los dos?
- Claro, me encantaría – respondió mi prima con una sonrisa de oreja a oreja.
- Genial, ¿dónde estás ahora? Escucho mucho ruido.
- Voy conduciendo con… digo voy sola al centro comercial – rió nerviosa.
- No suenas muy convincente, pero ¿qué te parece si nos juntamos ahí?
Mi prima me miró algo asustada. Yo muy despacio le dije “no importa”.
- Claro, ¿qué tal a las tres?
- Ahí estaré, nos vemos linda.
- Adiós, nos vemos.
Una vez que cortó, nos bajamos del auto, ya habíamos llegado.
- ¿No te importa que Gustav te vea?
- No me verá, antes de que llegue mi iré. Daré un par de vueltas por el centro comercial y bueno, después tomo un taxi y vuelvo al departamento.
- Ok, lamento esto, pero…
- Por milésima vez, deja de lamentarte, tienes todo el derecho de salir con Gustav, sé que se gustan mucho y claro, tienen que pasar mucho tiempo juntos – sonreí.
- ¿Gustarme?... No, no, solo me cae bien es todo.
- ¿Tú crees que yo nací ayer? Puedo notar a un kilometro que te gusta – ambas reímos.
- Bueno si, me gusta… Al diablo, ¡me encanta! Es muy dulce conmigo y, me hace sentir especial y bueno…
- Creo que alguien se enamoró – comencé a molestarla.
- Ya mejor vamos a pedir algo – se ruborizó por completo.
Una vez en el patio de comidas, pedimos nuestra orden. Pedí algo liviano, no tenía mucha hambre, mi prima pidió más cosas, ya que se sentía nerviosa.
- ¿Serás capaz de comerte todo eso? – le pregunté mientras tomaba un sorbo de jugo.
- Si, con estos nervios soy capaz de comerme hasta la mesa.
- Estas loca – reí y procedí a comer.
- (Tu nombre)…
- ¿Si? – la miré.
- Ayer, mientras compartía con los chicos, bueno, ellos se pasaron algunas copas, entonces comenzaron a decir cosas, tú sabes que cuando las personas están pasadas de copas, hablan y dicen verdades – me miró algo preocupada – Mientras reíamos Tom se levanto y se fue por un corto rato, luego volvió con miles de cosas en sus manos…
- Flashback -
- ¿Qué… traes en las… manos Tom?
- Esto… querido amigo Georg… son ¡todos los recuerdos… que tengo de mi único amor!
- ¿Qué… amor? Tú nunca te has… enamorado tonto.
- Shh… cállate Hagen…. Yo sí me he enamorado, y mu… mucho… Mira esta es una medalla que… le regalé una vez…
- ¿Un corazón?... ¿Le regalaste un… corazón?
- ¡Shhh!... Estas son muchas fotos que… tengo junto a ella – mira la foto - ¡Por Dios que es… hermosa!... – Se levanta con una fotografía en las manos – Mira (nombre de tu prima)…
- ¿Qué quieres que mire?
- En esta fo… foto, salimos mi hermosa y yo…
- Pues, muéstrame la foto, y no te muevas tanto que no puedo ver nada.
- Mi… mira, ahí salimos lindos – sonrió – La tomé un día, cuando… le robe un beso, si… fue un lindo día, estuvimos… los dos, solos, juntos, fue hermoso.
- ¿Qué?, significa que tú y ella lo…
- ¡No, no, no!... Yo jamás lo hice con ella, ¡nunca!... Ella no podía y no la… obligue a nada.
- Oh entiendo…
- Tú no, ¿no sabes dónde está ella?...
- Eh, no, aún está en (tu país), y no creo que vuelva.
- La extraño mucho… Yo a ella la amaba, no… Aún la amo con todo mi corazón… pero, pero ella no me ama a mí… Yo creo que no se acuerda de mí… Quisiera, pedir… pedirle perdón, y decirle la verdad… Yo la amo mucho, yo amo mucho a tu prima…
- ¿Qué verdad?...
- ¡Hey Tom!... ¡Ven a bailar conmigo!...
- ¡Haya voy torpe Hagen!....
- Fin flashback -
- ¿Eso te dijo?
- Así es… ¿Sabes?, sonaba tan convincente. A pesar de que estaba borracho, sus palabras salían tan del corazón, aún tiene todo los recuerdos guardados. Él al momento de decirme eso, tenía sus ojos cristalizados. Su quijada temblaba mucho y, no sé, era muy triste verlo así.
No sabía que decir. A pesar de todo él estaba pasado de copas, pero, todo lo que mi prima me dijo, sonaba tan creíble. Ya no sabía que pensar…
- Es Gustav… - contesto - ¿Bueno?... Si… En el patio de comidas… Bueno…. ¡Qué!... Claro… Si, si, te veo luego – corto – Hay un serio problema.
- ¿Qué problema?
- Gustav esta muy cerca del patio de comidas…
- Entonces ya me iré – me levante – Adiós te veo luego.
- Claro, cuídate nos vemos en el departamento.
Sólo le sonreí y salí de ahí. Me dirigí al baño y lave mis dientes. Acomodé un poco mi pelo y salí a recorrer las tiendas.
Compré ropa, ya que comenzaba la temporada de verano y no tenía mucha ropa para la temporada. También compré zapatos para formar conjuntos.
Mientras miraba algunas blusas mi celular comenzó a sonar.
- ¿Bueno?
- ¡(Tu nombre)!
- ¿Qué pasa?, ¿por qué estás tan alterada? – era mi prima.
- Espera, déjame buscar un lugar mas privado… Bien, estamos, bueno tú estás en graves problemas.
- ¿Por qué? – pregunté preocupada.
- Gustav, él, ellos… ¡Ash!...
- Tranquila, respira – recomendé mientras veía la ropa.
- Bien, lo que pasa es que Gustav no vino solo, también vinieron los chicos, pero ese no es el problema…
- ¿Entonces cuál es?
- Los chicos se fueron a mirar las tiendas, solo estoy con Gustav, tienes que tener cuidado, no vayas a encontrarte con ellos, eso sería muy malo, ya que quedaría como una mentirosa…
- Tranquila no te preocupes, el mall es muy grande, no creo que me encuentre con ellos.
- Eso espero, bueno te dejo, iré con Gustav.
- Claro, adiós – corté.
Tome mi bolso para guardar mi celular, pero alguien choco conmigo, provocando que mi celular callera.
- ¡Diablos! – exclame agachándome.
- Disculpa – también se agachó y tomo mi celular – No fue mi intención.
- No te preocupes, suele suceder – me levante y sacudí mis pantalones.
- Ten, esto es tuyo – estiró su mano con el celular en él.
- Mucha gracias – lo tome y alcé mi vista.
Mi sonrisa se borro por completo de mi rostro. Mi corazón latía a mil por segundo.
- No puedo creerlo – dijo asombrado – Eres… eres tú.
Estaba paralizada, no sabía que hacer. Quería salir corriendo, pero mis piernas no respondían.
Estaba tan cambiado. Parecía una persona distinta, pude reconocerlo por aquellos ojos, aquellos hermosos ojos que siempre me hipnotizaron.
- ¿Eres tú?... Estas muy cambiada, pareces otra persona. Ya eres toda una mujer – sonrió con algo de nostalgia.
- Yo… yo me tengo que ir…. – dije nerviosa.
- No, por favor no te vayas, te lo ruego.
- Lo siento, pero tengo que irme – voltee rápidamente y comencé a caminar.
- No (tu nombre), por favor no te vayas… - tomo mi brazo.
- Suéltame por favor… - aún dándole la espalda.
- Por favor, mírame, te lo ruego, solo un momento.
- ¡No quiero! – exclame y voltee.
Nuestros rostros estaban muy cerca del otro. Podía sentir su respiración chocar contra mi rostro. Sus hermosos ojos, mirándome fijamente, me hicieron recordar todas aquellas miradas. Las miradas coquetas, las miradas enamoradas, las tristes, las felices, él sabía como representar su estado de ánimo a través de sus ojos. Ahora, sus ojos se mostraban con una mezcla de sentimientos, tristes pero a la vez felices. Su boca, se entreabrió queriendo pronunciar algo, pero nada salía de ella.
- Por favor… No te vayas – suplicó en un susurro.
- Suéltame por favor…
- Pero….
- ¡Hermano! ¿Dónde estás? – se escucho gritar - ¿Tom?... Oh por Dios.
Giré mi rostro y ahí estaba. Con una mirada sorprendida, se encontraba el menor, Bill.
Me sentía tan desesperada. Por ambos lados los tenía a ellos. A poco menos de un metro se encontraba Bill, y por otro lado, aún sosteniendo mi brazo, se encontraba él, Tom.
___________________________________________________
Lamento mucho la tardanza >.<, pero por muchos motivos no pude subir capítulo, no creo que les importe pero les dejaré un comunicado…
Creo que a partir de marzo tardaré más en subir, porque comienzo las clases y ahora estoy en un curso más complicado y tengo que comenzar desde el principio bien con mis calificaciones. Así que, espero que me comprendan, porque prefiero tardar a que no subir nunca y cancelar la temporada… Creo que no les gustaría que la cancele ¿verdad?, así que espero que me comprendan *-*… Ahora subiré más seguido, ya que tengo hartas cosas en mente y quiero dejarlas salir, es por esa razón que hice el capítulo más corto ñ_ñ
Gracias por sus comentarios y apoyo, son las mejores lectoras… Un beso, cuídense chicas.
PD: En esta temporada los chicos son como están actualmente, ya saben, Bill con el pelo rubio o gris, con barba, Tom también con barba, etc. Ya saben que aún no han salido muchas noticias de los G's, pero ellos conservarán su look :D.
domingo, 5 de febrero de 2012
Capítulo 1: Nuevamente en el lugar donde comenzó todo.
Los días, semanas, meses…. Transcurrieron tan rápido. Aún no puedo creer todo lo que paso hace un año atrás.
Los recuerdos atormentan mi mente. Quisiera olvidarlos, pero es inútil… Todo me recuerda a él. A veces deseo que este a mi lado, deseo amarlo tanto como alguna vez lo hice, pero simplemente otras veces le deseo lo peor.
Desde que volví a mi país nada ha sido normal para mí. Diariamente trato de aparentar verme normal, para no preocupar a las personas que me rodean.
Gracias a una persona mis días son lindos y sonrío. Martín, mi pequeño hermanito, ¿qué haría sin él? Ha crecido muchísimo. Con apenas un año de edad ya es capaz de muchas cosas, es un pequeño diablillo.
Hace tres meses atrás termine de estudiar. Ahora me preparó para entrar a la universidad. Últimamente me he enfocado mucho en los estudios. Ahora tengo más responsabilidades.
El mes pasado cumplí los dieciocho años de edad. A mi mente volvieron los recuerdos de mi cumpleaños numero diecisiete. Es un hecho, por más que trate de olvidarme del pasado, siempre habrá algo que me lo recuerde, viviré con esto por el resto de mi vida.
Cuando volví a mi país e ingrese nuevamente a la escuela, conocí a muchísimas personas, que poco a poco se hicieron importantes en mi vida. También en ese tiempo conocí a chicos, muy simpáticos y atentos. Tuve más de algún pretendiente, y claro tuvimos pequeñas citas, pero, nada resultaba. Durante un año entero chicos han tratado de llamar mi atención, pero por más que trato de intentarlo, no puedo. Perdí toda confianza con los hombres desde que el amor de mi vida me engaño. Desde entonces no he tenido novios, ni siquiera me he enamorado.
Hace una semana atrás compré dos boletos para viajar junto con mi prima. Ambas planeamos viajar y estudiar actuación en una universidad del extranjero. A las dos nos gusta lo mismo, por lo que no lo pensamos dos veces y decidimos estudiar juntas.
Con la ayuda de nuestros padres pudimos arrendar un departamento, que no queda tan lejos de la universidad. Eso es bueno.
He vuelto al lugar donde comenzó todo. He vuelto a Los Ángeles….
Cuando aterrizamos en el aeropuerto todos aquellos momentos volvieron a mi mente.
“- Disculpa, ¿te encuentras bien?
- Si, no es nada no te preocupes.
- Que bueno, por cierto… Soy Bill, ¿cómo te llamas?....”
“- Auch eso dolió.
- Perdón de verdad lo siento mucho, no fue mi intención caer sobre ti y menos derramarte la malteada.
- No te preocupes, sé que no fue tu intención.
- Déjame limpiarte.
- No te preocupes, tengo otra camisa en mi auto, solo voy y me cambio… Vamos levántate.
A todo esto, ¿cómo te llamas?
- Me llamo (tu nombre).
- Bueno (tu nombre) como no preguntas quién soy, yo entonces me presentare…. Mi nombre es Tom Kaulitz…”
¿Quién iba a pensar que el primer día que llegue a la ciudad conocería a los dos gemelos? Pero principalmente al amor de mi vida. Aquel día mi vida cambio, creía que todo sería perfecto, que junto a él no conocería el dolor, sino que solo sería amor, pero nada es color de rosa.
- ¿Qué piensas tanto? – preguntó mi prima.
- Nada, solo pensaba en lo que podría faltar, pero creo que está todo.
Estábamos en el supermercado, haciendo el pedido del mes.
- Sí, está todo… Bien entonces vamos a pagar – caminó con el carrito hasta la caja.
Luego de pagar y empaquetar todo en las bolsas nos dirigimos al estacionamiento. Subimos las bolsas al auto. Mi prima tenía licencia de conducir, por lo que sus padres le compraron un auto.
- No puede ser… - dijo en un tono asombrado.
- ¿Qué paso? – pregunté preocupada.
- ¿Reconoces ese auto? – apuntó a un auto plomo.
- ¿Qué tiene?, es un Audi, hay muchísimos en esta ciudad.
- Pero, ese no es cualquier Audi… - me miró – Mira la patente.
Así lo hice, miré y la patente y recordé.
- Vámonos de aquí – dije subiendo al auto.
- Lamento si te incomode – encendió su auto y arranco.
- Descuida, es normal que esté ahí, el supermercado queda cerca de su casa.
Apenas reconocí aquel auto quise salir corriendo, para no encontrarme con él. Así es, aquel auto era de Tom.
- ¿Él, no sabe que estoy aquí? – le pregunté.
- No, no lo sabe, aunque hay veces en que trata de tocar el tema, lo mismo pasa con Bill, pero fuera de eso no… Cree que aún estás en (tu país).
Ella ha ido a la casa de los chicos, ya que aún mantiene contacto con Gustav. Ninguno de los chicos sabe que estoy aquí, creen que mi prima vive sola en el departamento. Es bueno, no quiero que sepan que estoy aquí, menos Tom, y bueno creo que Bill también.
Me siento mal al haberle hecho lo que le hice a Bill. No se merecía algo así.
Jamás pasó por mi mente que él sentía algo por mí.
“- ¿Cuánto tiempo has estado ocultando esto?
- Por mucho tiempo, no te imaginas cuanto.
- ¿Por qué?... ¿Por qué nunca me lo dijiste?
- No podía hacerlo… Cuando amas a alguien que no te corresponde, tienes que dejarlo ir, eso hice, pero me fue imposible… Eres, única, especial, eres todo lo que siempre he esperado, pero nunca serás para mí…
- Nunca es tarde… “
Sus palabras eran tan sinceras. Los besos que ambos nos dimos aquella noche, fueron inolvidables. Él besaba con tanto amor, con tanto cariño y cuidado, podía sentirlo a la perfección, eran igual a los que Tom me daba en un principio, pero los de él con el tiempo fueron siendo sin sentimiento, como si tuviera que besarme por obligación.
Maldito Tom, ¿por qué me engaño? Yo lo amaba tanto, tanto así que era capaz de todo por él.
- ¿Qué te pasa? – preguntó mi prima.
- ¿A mí?, nada ¿por qué?
- Es que dijiste en voz alta “maldito”.
- A no, es que estaba recordando el libreto que nos dio el profesor, eso es todo.
- Bien… Vamos, hay que bajar las bolsas.
Bajamos del auto y sacamos las bolsas del maletero. Cuando entramos a recepción le pedimos ayuda a uno de los guardias, eran muy amables con nosotras.
Cuando terminamos de guardas las cosas, nos dirigimos a descansar a nuestras habitaciones.
Estaba tan aburrida, que sentía como poco a poco mis ojos se cerraban. Me levanté y entre al baño. Lave mi cara con agua helada para despertar, no quería dormir, apenas eran las cuatro de la tarde.
- ¿(Tu nombre)? – me llamaba de lejos.
- Estoy en el baño – dije mientras secaba mi cara.
- ¿Quieres salir?, estoy algo aburrida.
- Claro, solo deja arreglarme y salimos.
Una vez que me maquille y me aliste, tomamos el elevador y nos dirigimos al estacionamiento.
- ¿A dónde iremos? – pregunté mientras abrochaba mi cinturón de seguridad.
- Iremos al centro comercial y luego iremos a ver una película.
- Me parece una buena idea.
Así pasamos la tarde. De tienda en tienda, y luego pasamos a comprar algunos refrescos y palomitas para ir a ver la película.
- Jamás creí que hiciera eso, ¿cómo pueden ser tan crueles los hombres? – me preguntó mi prima con nostalgia.
- No lo sé, pero tranquila, es solo la primera parte de la película, pronto sabrás lo que pasará.
- Es increíble como una película puede hacerte llorar y despertar tanta intriga, sé que es solo una película, pero sería muy triste que tu novio te fuera infiel.
- Si, es muy triste… Bueno ¿vamos? – subí al auto.
- (Tu nombre)… ¿puedo preguntarte algo? – dijo mientras manejaba.
- Claro, dime…
- Sé que nunca has tocado el tema, pero, ¿por qué Tom y tú terminaron?
- Oh… eso… bueno…
- Si no quieres hablar de esto, solo dímelo, no hay problema.
Callé por unos minutos. Por mi mente comenzaron a aparecer aquellas escenas, en que Tom y Gabriela se besaban en el auto.
- Tom… Él me fue infiel – respondí con algo de dificultad.
- ¿Qué? – mi miró de reojo – No puedo creerlo.
- Me engaño con Gabriela, eso es lo que más me dolió.
- ¡Gabriela!, esa maldita… ¡Estúpido Tom! ¿Cómo fue capaz de meterse con ella? Con esa…
- Tranquila. Lo hecho ya está echo y, bueno…
- ¿Aún lo quieres?
- Yo…
Vaya pregunta… Ni yo misma sabía si aún sentía algo por él.
- No, no lo quiero.
- ¿Sabes?, eres buena actuando, y tus palabras son muy creíbles, pero esta vez no te creo nada.
- No quiero hablar de él, por favor, no más.
- Bien… Bajemos, ya es tarde y mañana tenemos que ir a la universidad.
…Este corazón, simboliza algo muy importante. Simboliza mí corazón. Tú eres dueña de mi corazón. Donde quiera que yo vaya o tú vayas siempre tendrás mi corazón. Mí corazón te pertenece. Eres completamente dueña de él. Pase lo que pase nunca te lo saques. Tú eres y serás la primera mujer que se apodero completamente de él…
…Solía ser un mujeriego y así creí que seguiría mi vida, pero llegaste tú e hiciste cambiar mi forma de ser y de pensar. Yo… Yo me enamoré perdidamente de ti. Tú… ¿quieres ser mi novia?...
… - ¿Qué te paso Tom?
- Nada.
- ¿Me estás ocultando algo?, puedes confiar en mí soy tu novia.
- ¡No me pasa nada! ...
… Ahora ya no te habla como antes, ¿verdad?... Claro, todos los afectos de cariño se esfumaron cuando él conoció a la chica que está a su lado. Que triste es la vida ¿no?, pero era claro querida, Tom nunca fue para ti. No vales nada linda, eres poca cosa para él…
… Así es querida, el día más importante de tú vida, el día de tú cumpleaños, Tom estaba teniendo sexo conmigo, y no solo ese día, sino todos lo días que no estaba en casa….
… Ahí tienes a tu novio, disfrútalo…
… Esto se termino aquí Tom…. ¡No!, ¡(tu nombre)!, no te vayas mi amor… no te vayas mi amor…
Despertar todos los días por causa de la misma pesadilla. Todos los recuerdos, los momentos que viví junto a él, el amor, la desilusión, todo se presenta tan rápido en un sueño.
¡Es inútil! ¿Cómo hago para poder olvidarlo?... Todo me lo recuerda.
Perderlo, fue lo peor. Pero ¿por qué se tuvo que meter con Gabriela?... No lo entiendo, ¿qué hacía ella aquí en Los Ángeles?
Acaso ¿quería vengarse de mí?, como sea, ya lo hizo. Jamás le había hecho algo como para que rompiera mi relación. Ataco en el punto donde más me dolía. Y le acertó…
- Señorita (tu nombre), ustedes que siempre está atenta a la clase, por favor pase adelante junto a Ben y díganme sus líneas – Dijo en profesor sentándose en su escritorio.
- Yo, claro – me levanté y me gane junto a Ben.
“~ Elizabeth por favor, solo te pido que me escuches.
~ ¿Por qué tendría que hacerlo?
~ Hazlo por el amor que alguna vez sentiste por mí… Te lo ruego.
~ No me pidas nada, perdiste la oportunidad que te di. Me hice la tonta y olvidé lo que me hiciste anteriormente, pero nuevamente me defraudaste.
~ Sé que cometí un error, pero por favor hermosa, tan solo déjame contarte lo que en realidad pasó.
~ ¡No quiero escucharte!... Ya no quiero más mentiras. Ya no. Esto acabo aquí, ya no tiene vuelta atrás…
~ ¡No Elizabeth!, no te vayas mi amor…
~ ¡No me digas mi amor Tom!... “
- ¡Alto!... (Tu nombre) ibas muy bien, pero ¿por qué dijiste Tom? Recuerda que en la historia el nombre de Ben es “John”, no Tom – me explico el profesor.
- Lo siento, solo me confundí, prometo no volver a equivocarme – dije algo apenada.
- Descuida… Comencemos de nuevo. Un, dos, tres y ¡ahora!
Así pasamos la mañana. Ensayando una pequeña obra para ver nuestra capacidad de retención de palabras. El profesor era una persona muy amable con migo, cada vez que me equivocaba comenzábamos nuevamente desde el principio. Él me decía que lo hacia por mi bien, porque sabía que yo era capaz de dar mucho más.
La hora del almuerzo había llegado, estaba en el casino de la universidad junto con mi prima.
- ¿Está todo bien? – preguntó ella.
- Claro, ¿por qué no tendría que estarlo?
- No lo sé, al momento de decir tus líneas, era como si lo dijeran del corazón, con mucha desilusión y rabia.
- De eso se trata ¿no?, eso se llama actuar.
- No (tu nombre), sino no hubieses dicho Tom… ¿Todo esto se relaciona con el no?
- Todo, ese maldito libreto tiene mucha coincidencia.
- ¿Por qué no lo cambias?... Pudiste haber escogido el libreto de blanca nieves, o no sé.
- ¿Estas loca? – ambas reímos.
- Si lo estoy, bueno ya vamos que pronto nos toca la segunda clase.
La segunda clase me agradaba mucho. Consistía en trabajar en el escenario. Cómo poder desenvolverse mejor y ocupar los lugares adecuadamente.
- Bien chicos, recuerden aprenderse bien el libreto y cómo ocupar los espacios, la primera evaluación será en dos semanas, por lo tanto después tendrán que buscar el atuendo adecuado con la obra que tendrán que representar, bueno sería, adiós que tengan una buena tarde – dicho esto el profesor tomo su portafolios y salió.
- Vamos, vamos, quiero llegar al departamento pronto – dijo mi prima tomándome del brazo y llevándome casi arrastrando al estacionamiento.
- ¿Por qué tanto apuro?, ¿hay algo especial? – pregunte abrochando mi cinturón de seguridad.
- Bueno, lo que pasa es que yo…
- Saldrás con los chicos ¿no?
- Bueno, si… Lamento que no puedas venir, pero tu me pediste que no les dijera que estabas aquí y, bueno…
- No te preocupes, así aprovecho de salir y comprar un par de cosas que me faltan.
- ¿De verdad no te molesta? – pregunto algo insegura.
- Para nada – le sonreí.
Al llegar al departamento mi prima se fue a dar una ducha, por mi parte estaba en la cocina preparándome una rica ensalada. De pronto su celular comenzó a sonar, como no contestaba me dirigí hasta la mesa de centro que estaba en el living y tome el celular. Era un número desconocido, no iba a contestar, pero quizás podría ser un amigo de ella, así que conteste.
- ¿Bueno?
- ¿(Nombre de tu prima) eres tu?
- No, soy su amiga – mentí – ella está ocupada, pero puedes dejarle el recado.
- Oh, bueno, quería saber si vendrá al lugar donde planeamos y, si viene que no olvide traer los panqueques que prometió.
- Claro, no te preocupes yo le digo… Oh lo olvidaba ¿de parte de quién es el recado?
- Lamento no mencionarlo, dile que es de parte de su querido amigo Tom, Tom Kaulitz…
Mi corazón al escuchar su nombre latió muy rápido. Mi cuerpo se paralizo por completo.
- Claro… Tom, yo, yo le digo… adiós…
- Adiós y gracias.
Hacia tanto tiempo que no escuchaba su voz, que ya la había olvidado por completo. Ahora era distinta, la voz de todo un hombre.
- ¿Quién llamaba? – pregunto mi prima secando su pelo con una toalla.
- Tom… - respondí aún atónita.
- ¿Qué? ¿Y qué quería?
- Solo llamaba para que le confirmaras si ibas o no y, que no olvidaras los panqueques…
- ¿Te reconoció?
- Al parecer no, le dije que era tu amiga.
- Oh… lo siento…
- Ya deja de disculparte, no tienes la culpa de nada. Ahora ve a arreglarte y no los dejes esperar – le sonreí mientras la empujaba por la espalda.
- Está bien – entró a su habitación.
Mientras ella se arreglaba, yo miraba hacia afuera por el balcón. Mi vista se perdía entre tantos edificios. El cielo, más celeste que nunca, sin ningún rastro de alguna nube.
- Ya me voy, adiós – grito desde adentro.
- Adiós, cuídate – respondí de igual manera.
Si me quedaba encerrada de seguro solo me dedicaría a pensar cosas que ya no quería recordar, a pensar en lo ocurrido hace algunos minutos atrás. Así que tome un bolso, una chaqueta, llaves, dinero y salí de ahí.
Me dedique a caminar por el centro de la ciudad. Mirando tiendas y comprando algunas cosas que me faltaban. Cuando acabé, me compré una rica malteada.
Nuevamente los recuerdos invadieron mi mente. Recordando el momento en que conocí a Tom. Era exactamente el mismo lugar.
Decidí ir a otro lugar, no me hacía bien estar ahí. Entré a una tienda de peluches, quería comprarle uno a mi pequeño hermano y mandárselo por encomienda a (tu país). Una vez comprado, salí de la tienda, pero desafortunadamente choqué con alguien. Se me estaba haciendo costumbre chocar o caer sobre personas.
- Lo lamento, no te vi venir, soy algo torpe – me disculpe, tomando las bolsas que se me habían caído.
- Descuida… Un momento… ¿(Tu nombre)?... ¿Eres tú?... No puedo creerlo.
Aquella voz, me era algo familiar. Levante mi rostro lentamente y lo miré. No podía creer a quien tenía frente a mis ojos.
_____________________________________________________
¡Hola chicas! Aquí les dejo el primer capítulo de esta segunda temporada. Lamento la tardanza pero decidí darme un pequeño descanso para así tener las ideas más claras y poder escribir los capítulos, espero que me entiendan.
Muchas gracias por su paciencia, y bueno, espero que les guste el capítulo >.<.
Las adoro chicas, gracias por sus comentarios, me inspiran a seguir escribiendo :]
Los recuerdos atormentan mi mente. Quisiera olvidarlos, pero es inútil… Todo me recuerda a él. A veces deseo que este a mi lado, deseo amarlo tanto como alguna vez lo hice, pero simplemente otras veces le deseo lo peor.
Desde que volví a mi país nada ha sido normal para mí. Diariamente trato de aparentar verme normal, para no preocupar a las personas que me rodean.
Gracias a una persona mis días son lindos y sonrío. Martín, mi pequeño hermanito, ¿qué haría sin él? Ha crecido muchísimo. Con apenas un año de edad ya es capaz de muchas cosas, es un pequeño diablillo.
Hace tres meses atrás termine de estudiar. Ahora me preparó para entrar a la universidad. Últimamente me he enfocado mucho en los estudios. Ahora tengo más responsabilidades.
El mes pasado cumplí los dieciocho años de edad. A mi mente volvieron los recuerdos de mi cumpleaños numero diecisiete. Es un hecho, por más que trate de olvidarme del pasado, siempre habrá algo que me lo recuerde, viviré con esto por el resto de mi vida.
Cuando volví a mi país e ingrese nuevamente a la escuela, conocí a muchísimas personas, que poco a poco se hicieron importantes en mi vida. También en ese tiempo conocí a chicos, muy simpáticos y atentos. Tuve más de algún pretendiente, y claro tuvimos pequeñas citas, pero, nada resultaba. Durante un año entero chicos han tratado de llamar mi atención, pero por más que trato de intentarlo, no puedo. Perdí toda confianza con los hombres desde que el amor de mi vida me engaño. Desde entonces no he tenido novios, ni siquiera me he enamorado.
Hace una semana atrás compré dos boletos para viajar junto con mi prima. Ambas planeamos viajar y estudiar actuación en una universidad del extranjero. A las dos nos gusta lo mismo, por lo que no lo pensamos dos veces y decidimos estudiar juntas.
Con la ayuda de nuestros padres pudimos arrendar un departamento, que no queda tan lejos de la universidad. Eso es bueno.
He vuelto al lugar donde comenzó todo. He vuelto a Los Ángeles….
Cuando aterrizamos en el aeropuerto todos aquellos momentos volvieron a mi mente.
“- Disculpa, ¿te encuentras bien?
- Si, no es nada no te preocupes.
- Que bueno, por cierto… Soy Bill, ¿cómo te llamas?....”
“- Auch eso dolió.
- Perdón de verdad lo siento mucho, no fue mi intención caer sobre ti y menos derramarte la malteada.
- No te preocupes, sé que no fue tu intención.
- Déjame limpiarte.
- No te preocupes, tengo otra camisa en mi auto, solo voy y me cambio… Vamos levántate.
A todo esto, ¿cómo te llamas?
- Me llamo (tu nombre).
- Bueno (tu nombre) como no preguntas quién soy, yo entonces me presentare…. Mi nombre es Tom Kaulitz…”
¿Quién iba a pensar que el primer día que llegue a la ciudad conocería a los dos gemelos? Pero principalmente al amor de mi vida. Aquel día mi vida cambio, creía que todo sería perfecto, que junto a él no conocería el dolor, sino que solo sería amor, pero nada es color de rosa.
- ¿Qué piensas tanto? – preguntó mi prima.
- Nada, solo pensaba en lo que podría faltar, pero creo que está todo.
Estábamos en el supermercado, haciendo el pedido del mes.
- Sí, está todo… Bien entonces vamos a pagar – caminó con el carrito hasta la caja.
Luego de pagar y empaquetar todo en las bolsas nos dirigimos al estacionamiento. Subimos las bolsas al auto. Mi prima tenía licencia de conducir, por lo que sus padres le compraron un auto.
- No puede ser… - dijo en un tono asombrado.
- ¿Qué paso? – pregunté preocupada.
- ¿Reconoces ese auto? – apuntó a un auto plomo.
- ¿Qué tiene?, es un Audi, hay muchísimos en esta ciudad.
- Pero, ese no es cualquier Audi… - me miró – Mira la patente.
Así lo hice, miré y la patente y recordé.
- Vámonos de aquí – dije subiendo al auto.
- Lamento si te incomode – encendió su auto y arranco.
- Descuida, es normal que esté ahí, el supermercado queda cerca de su casa.
Apenas reconocí aquel auto quise salir corriendo, para no encontrarme con él. Así es, aquel auto era de Tom.
- ¿Él, no sabe que estoy aquí? – le pregunté.
- No, no lo sabe, aunque hay veces en que trata de tocar el tema, lo mismo pasa con Bill, pero fuera de eso no… Cree que aún estás en (tu país).
Ella ha ido a la casa de los chicos, ya que aún mantiene contacto con Gustav. Ninguno de los chicos sabe que estoy aquí, creen que mi prima vive sola en el departamento. Es bueno, no quiero que sepan que estoy aquí, menos Tom, y bueno creo que Bill también.
Me siento mal al haberle hecho lo que le hice a Bill. No se merecía algo así.
Jamás pasó por mi mente que él sentía algo por mí.
“- ¿Cuánto tiempo has estado ocultando esto?
- Por mucho tiempo, no te imaginas cuanto.
- ¿Por qué?... ¿Por qué nunca me lo dijiste?
- No podía hacerlo… Cuando amas a alguien que no te corresponde, tienes que dejarlo ir, eso hice, pero me fue imposible… Eres, única, especial, eres todo lo que siempre he esperado, pero nunca serás para mí…
- Nunca es tarde… “
Sus palabras eran tan sinceras. Los besos que ambos nos dimos aquella noche, fueron inolvidables. Él besaba con tanto amor, con tanto cariño y cuidado, podía sentirlo a la perfección, eran igual a los que Tom me daba en un principio, pero los de él con el tiempo fueron siendo sin sentimiento, como si tuviera que besarme por obligación.
Maldito Tom, ¿por qué me engaño? Yo lo amaba tanto, tanto así que era capaz de todo por él.
- ¿Qué te pasa? – preguntó mi prima.
- ¿A mí?, nada ¿por qué?
- Es que dijiste en voz alta “maldito”.
- A no, es que estaba recordando el libreto que nos dio el profesor, eso es todo.
- Bien… Vamos, hay que bajar las bolsas.
Bajamos del auto y sacamos las bolsas del maletero. Cuando entramos a recepción le pedimos ayuda a uno de los guardias, eran muy amables con nosotras.
Cuando terminamos de guardas las cosas, nos dirigimos a descansar a nuestras habitaciones.
Estaba tan aburrida, que sentía como poco a poco mis ojos se cerraban. Me levanté y entre al baño. Lave mi cara con agua helada para despertar, no quería dormir, apenas eran las cuatro de la tarde.
- ¿(Tu nombre)? – me llamaba de lejos.
- Estoy en el baño – dije mientras secaba mi cara.
- ¿Quieres salir?, estoy algo aburrida.
- Claro, solo deja arreglarme y salimos.
Una vez que me maquille y me aliste, tomamos el elevador y nos dirigimos al estacionamiento.
- ¿A dónde iremos? – pregunté mientras abrochaba mi cinturón de seguridad.
- Iremos al centro comercial y luego iremos a ver una película.
- Me parece una buena idea.
Así pasamos la tarde. De tienda en tienda, y luego pasamos a comprar algunos refrescos y palomitas para ir a ver la película.
- Jamás creí que hiciera eso, ¿cómo pueden ser tan crueles los hombres? – me preguntó mi prima con nostalgia.
- No lo sé, pero tranquila, es solo la primera parte de la película, pronto sabrás lo que pasará.
- Es increíble como una película puede hacerte llorar y despertar tanta intriga, sé que es solo una película, pero sería muy triste que tu novio te fuera infiel.
- Si, es muy triste… Bueno ¿vamos? – subí al auto.
- (Tu nombre)… ¿puedo preguntarte algo? – dijo mientras manejaba.
- Claro, dime…
- Sé que nunca has tocado el tema, pero, ¿por qué Tom y tú terminaron?
- Oh… eso… bueno…
- Si no quieres hablar de esto, solo dímelo, no hay problema.
Callé por unos minutos. Por mi mente comenzaron a aparecer aquellas escenas, en que Tom y Gabriela se besaban en el auto.
- Tom… Él me fue infiel – respondí con algo de dificultad.
- ¿Qué? – mi miró de reojo – No puedo creerlo.
- Me engaño con Gabriela, eso es lo que más me dolió.
- ¡Gabriela!, esa maldita… ¡Estúpido Tom! ¿Cómo fue capaz de meterse con ella? Con esa…
- Tranquila. Lo hecho ya está echo y, bueno…
- ¿Aún lo quieres?
- Yo…
Vaya pregunta… Ni yo misma sabía si aún sentía algo por él.
- No, no lo quiero.
- ¿Sabes?, eres buena actuando, y tus palabras son muy creíbles, pero esta vez no te creo nada.
- No quiero hablar de él, por favor, no más.
- Bien… Bajemos, ya es tarde y mañana tenemos que ir a la universidad.
…Este corazón, simboliza algo muy importante. Simboliza mí corazón. Tú eres dueña de mi corazón. Donde quiera que yo vaya o tú vayas siempre tendrás mi corazón. Mí corazón te pertenece. Eres completamente dueña de él. Pase lo que pase nunca te lo saques. Tú eres y serás la primera mujer que se apodero completamente de él…
…Solía ser un mujeriego y así creí que seguiría mi vida, pero llegaste tú e hiciste cambiar mi forma de ser y de pensar. Yo… Yo me enamoré perdidamente de ti. Tú… ¿quieres ser mi novia?...
… - ¿Qué te paso Tom?
- Nada.
- ¿Me estás ocultando algo?, puedes confiar en mí soy tu novia.
- ¡No me pasa nada! ...
… Ahora ya no te habla como antes, ¿verdad?... Claro, todos los afectos de cariño se esfumaron cuando él conoció a la chica que está a su lado. Que triste es la vida ¿no?, pero era claro querida, Tom nunca fue para ti. No vales nada linda, eres poca cosa para él…
… Así es querida, el día más importante de tú vida, el día de tú cumpleaños, Tom estaba teniendo sexo conmigo, y no solo ese día, sino todos lo días que no estaba en casa….
… Ahí tienes a tu novio, disfrútalo…
… Esto se termino aquí Tom…. ¡No!, ¡(tu nombre)!, no te vayas mi amor… no te vayas mi amor…
Despertar todos los días por causa de la misma pesadilla. Todos los recuerdos, los momentos que viví junto a él, el amor, la desilusión, todo se presenta tan rápido en un sueño.
¡Es inútil! ¿Cómo hago para poder olvidarlo?... Todo me lo recuerda.
Perderlo, fue lo peor. Pero ¿por qué se tuvo que meter con Gabriela?... No lo entiendo, ¿qué hacía ella aquí en Los Ángeles?
Acaso ¿quería vengarse de mí?, como sea, ya lo hizo. Jamás le había hecho algo como para que rompiera mi relación. Ataco en el punto donde más me dolía. Y le acertó…
- Señorita (tu nombre), ustedes que siempre está atenta a la clase, por favor pase adelante junto a Ben y díganme sus líneas – Dijo en profesor sentándose en su escritorio.
- Yo, claro – me levanté y me gane junto a Ben.
“~ Elizabeth por favor, solo te pido que me escuches.
~ ¿Por qué tendría que hacerlo?
~ Hazlo por el amor que alguna vez sentiste por mí… Te lo ruego.
~ No me pidas nada, perdiste la oportunidad que te di. Me hice la tonta y olvidé lo que me hiciste anteriormente, pero nuevamente me defraudaste.
~ Sé que cometí un error, pero por favor hermosa, tan solo déjame contarte lo que en realidad pasó.
~ ¡No quiero escucharte!... Ya no quiero más mentiras. Ya no. Esto acabo aquí, ya no tiene vuelta atrás…
~ ¡No Elizabeth!, no te vayas mi amor…
~ ¡No me digas mi amor Tom!... “
- ¡Alto!... (Tu nombre) ibas muy bien, pero ¿por qué dijiste Tom? Recuerda que en la historia el nombre de Ben es “John”, no Tom – me explico el profesor.
- Lo siento, solo me confundí, prometo no volver a equivocarme – dije algo apenada.
- Descuida… Comencemos de nuevo. Un, dos, tres y ¡ahora!
Así pasamos la mañana. Ensayando una pequeña obra para ver nuestra capacidad de retención de palabras. El profesor era una persona muy amable con migo, cada vez que me equivocaba comenzábamos nuevamente desde el principio. Él me decía que lo hacia por mi bien, porque sabía que yo era capaz de dar mucho más.
La hora del almuerzo había llegado, estaba en el casino de la universidad junto con mi prima.
- ¿Está todo bien? – preguntó ella.
- Claro, ¿por qué no tendría que estarlo?
- No lo sé, al momento de decir tus líneas, era como si lo dijeran del corazón, con mucha desilusión y rabia.
- De eso se trata ¿no?, eso se llama actuar.
- No (tu nombre), sino no hubieses dicho Tom… ¿Todo esto se relaciona con el no?
- Todo, ese maldito libreto tiene mucha coincidencia.
- ¿Por qué no lo cambias?... Pudiste haber escogido el libreto de blanca nieves, o no sé.
- ¿Estas loca? – ambas reímos.
- Si lo estoy, bueno ya vamos que pronto nos toca la segunda clase.
La segunda clase me agradaba mucho. Consistía en trabajar en el escenario. Cómo poder desenvolverse mejor y ocupar los lugares adecuadamente.
- Bien chicos, recuerden aprenderse bien el libreto y cómo ocupar los espacios, la primera evaluación será en dos semanas, por lo tanto después tendrán que buscar el atuendo adecuado con la obra que tendrán que representar, bueno sería, adiós que tengan una buena tarde – dicho esto el profesor tomo su portafolios y salió.
- Vamos, vamos, quiero llegar al departamento pronto – dijo mi prima tomándome del brazo y llevándome casi arrastrando al estacionamiento.
- ¿Por qué tanto apuro?, ¿hay algo especial? – pregunte abrochando mi cinturón de seguridad.
- Bueno, lo que pasa es que yo…
- Saldrás con los chicos ¿no?
- Bueno, si… Lamento que no puedas venir, pero tu me pediste que no les dijera que estabas aquí y, bueno…
- No te preocupes, así aprovecho de salir y comprar un par de cosas que me faltan.
- ¿De verdad no te molesta? – pregunto algo insegura.
- Para nada – le sonreí.
Al llegar al departamento mi prima se fue a dar una ducha, por mi parte estaba en la cocina preparándome una rica ensalada. De pronto su celular comenzó a sonar, como no contestaba me dirigí hasta la mesa de centro que estaba en el living y tome el celular. Era un número desconocido, no iba a contestar, pero quizás podría ser un amigo de ella, así que conteste.
- ¿Bueno?
- ¿(Nombre de tu prima) eres tu?
- No, soy su amiga – mentí – ella está ocupada, pero puedes dejarle el recado.
- Oh, bueno, quería saber si vendrá al lugar donde planeamos y, si viene que no olvide traer los panqueques que prometió.
- Claro, no te preocupes yo le digo… Oh lo olvidaba ¿de parte de quién es el recado?
- Lamento no mencionarlo, dile que es de parte de su querido amigo Tom, Tom Kaulitz…
Mi corazón al escuchar su nombre latió muy rápido. Mi cuerpo se paralizo por completo.
- Claro… Tom, yo, yo le digo… adiós…
- Adiós y gracias.
Hacia tanto tiempo que no escuchaba su voz, que ya la había olvidado por completo. Ahora era distinta, la voz de todo un hombre.
- ¿Quién llamaba? – pregunto mi prima secando su pelo con una toalla.
- Tom… - respondí aún atónita.
- ¿Qué? ¿Y qué quería?
- Solo llamaba para que le confirmaras si ibas o no y, que no olvidaras los panqueques…
- ¿Te reconoció?
- Al parecer no, le dije que era tu amiga.
- Oh… lo siento…
- Ya deja de disculparte, no tienes la culpa de nada. Ahora ve a arreglarte y no los dejes esperar – le sonreí mientras la empujaba por la espalda.
- Está bien – entró a su habitación.
Mientras ella se arreglaba, yo miraba hacia afuera por el balcón. Mi vista se perdía entre tantos edificios. El cielo, más celeste que nunca, sin ningún rastro de alguna nube.
- Ya me voy, adiós – grito desde adentro.
- Adiós, cuídate – respondí de igual manera.
Si me quedaba encerrada de seguro solo me dedicaría a pensar cosas que ya no quería recordar, a pensar en lo ocurrido hace algunos minutos atrás. Así que tome un bolso, una chaqueta, llaves, dinero y salí de ahí.
Me dedique a caminar por el centro de la ciudad. Mirando tiendas y comprando algunas cosas que me faltaban. Cuando acabé, me compré una rica malteada.
Nuevamente los recuerdos invadieron mi mente. Recordando el momento en que conocí a Tom. Era exactamente el mismo lugar.
Decidí ir a otro lugar, no me hacía bien estar ahí. Entré a una tienda de peluches, quería comprarle uno a mi pequeño hermano y mandárselo por encomienda a (tu país). Una vez comprado, salí de la tienda, pero desafortunadamente choqué con alguien. Se me estaba haciendo costumbre chocar o caer sobre personas.
- Lo lamento, no te vi venir, soy algo torpe – me disculpe, tomando las bolsas que se me habían caído.
- Descuida… Un momento… ¿(Tu nombre)?... ¿Eres tú?... No puedo creerlo.
Aquella voz, me era algo familiar. Levante mi rostro lentamente y lo miré. No podía creer a quien tenía frente a mis ojos.
_____________________________________________________
¡Hola chicas! Aquí les dejo el primer capítulo de esta segunda temporada. Lamento la tardanza pero decidí darme un pequeño descanso para así tener las ideas más claras y poder escribir los capítulos, espero que me entiendan.
Muchas gracias por su paciencia, y bueno, espero que les guste el capítulo >.<.
Las adoro chicas, gracias por sus comentarios, me inspiran a seguir escribiendo :]
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